/ lunes 22 de octubre de 2018

CARREREANDO LA CHULETA

AL MENOS TIENE UNA HISTORIA

Hoy no voy a hablar de la caravana, tenemos muchos días por delante para hacerlo, además, es inicio de semana. Justo tratando de despejar la mente con algunos otros asuntos menos complejos, llamó mucho mi atención que el ahora diputado local Pedro César Carrizales Becerra (en el Estado de San Luis Potosí, aclaro, no crea que me refiero al Congreso chiapaneco y la bola de desconocidos que nadie sabe cómo llegaron), tenga una obra de teatro acerca de su vida. ¿Lo recuerda? “El Mijis”, el mismo que causara gran revuelo cuando se lanzó a la candidatura porque era un chico banda, originario de las calles.

Es un personaje no convencional en la política, tatuado, tosco, que no siempre anda “bien” vestido (al menos no como muñequito de aparador, así como los políticos en cuanto ganan), pero que pareciera tiene muchos más méritos que varios de los que ostentan ese cargo y cuyo único logro en la vida ha sido nacer con el apellido correcto para poder colocarse rápido, pero nada más.

Y si bien no conozco su biografía a fondo, hay varios elementos que son dignos de reconocer, el que como muchos en México nació del lado de los que nada tienen y terminó en las calles, como esos niños y jóvenes que vemos en las esquinas, en los semáforos. Hizo de todo y le entró a todo, pero al final, como en cuento de Disney, todos vivieron felices porque logró regenerarse y lo más importante, se preocupó por los demás que se quedaron rezagados o a un lado, a través de una fundación.

El luchar por los derechos de un sector que ha estado rezagado, al que poco se le ha cuidado, mucho menos apostado, es un trabajo que vale la pena destacar y qué bueno que a raíz de su entrada a la política este grupo tan vulnerable e invisible (para las políticas sociales porque todos los vemos), comienza a ser tomado en cuenta para solucionar la gran problemática que tienen encima y que no sólo se queda ahí, entre ellos, porque sin querer culparlos a la ligera, es un gran semillero de la delincuencia; los quieren combatir ya de adultos, cuando son ladrones, homicidas, secuestradores, en lugar de hacer algo por ellos cuando son menores y su única falta ha sido no saber cómo sobrevivir.

Me encantaría conocer la historia de cada uno de nuestros diputados, y no porque todos tengan que venir de la calle, sino por saber qué podríamos esperar de su trabajo como legisladores. Estoy seguro de que encontraríamos ¡cada historia! Imagine usted en el teatro la vida de cualquiera de los que ahora se sientan (aunque sea de vez en cuando) en una curul. Tengo la sospecha de que algunas durarían lo que duran las quincenas, o que otros preferirían quemarlas en leña y pretender que nunca ocurrieron, pero tal vez hay alguna que dé una esperanza de un trabajo diferente.

Es más, abro este espacio para que me cuenten sus historias señores diputados, para que me digan a lo largo de su vida qué han hecho por los demás (que no sean sus amigos, compadres, padrinos o que lleven sus apellidos), qué conocen de los problemas sociales, a ver cuántos se toman la molestia de dar a conocer (no a mí, a los ciudadanos), esa parte que nos interesa no por chismosos, sino por esa mínima esperanza.

Es mucho de lo que nos está haciendo falta, personas con vivencias, con inquietudes, con inconformidades, porque de varios que conocemos por acá en la zona, las únicas dolencias que han tenido, son las de las muelas cuando el dentista no los pudo atender a tiempo.

Además, la de la vida del “Mijis” será una función gratis, no sé auspiciada por quién, pero también es una interesante forma de acercar a todos al teatro. Insisto no le ha visto, me gustaría, pero también estaré esperando la de los diputados chiapanecos, al menos los de esta zona, y no les prometo una obra de teatro, pero sí unos renglones para que sepamos algo más.

Desconozco qué trabajo vaya a hacer este personaje, ya lanzó una iniciativa un tanto polémica que en algún punto tiene algo para estudiarse, y es que propone darle Infonavit y Seguro a los presos (no a todos por supuesto), lo que podría, efectivamente ayudar de alguna forma a su reinserción cuando salgan, aunque antes de meterse en esos asuntos no estaría de más que primero salieran todos los que ni siquiera saben por qué están ahí, la mayor parte indígenas, que nunca han tenido un juicio, que están ahí por haberse robado unas latas de un supermercado, y ya sé que robar es robar, pero hay exgobernadores que se han robado miles de millones andan afuera tan campantes.

En fin, siempre he dicho que los que han vivido las problemáticas conocen más de ellas que los que las han leído en los libros desde la comodidad de una universidad en el extranjero, y no porque no sea importante, la educación y la preparación claro que deben tomarse en cuenta; es la mezcla de todo lo que necesitamos ¿o es mucho pedir?

AL MENOS TIENE UNA HISTORIA

Hoy no voy a hablar de la caravana, tenemos muchos días por delante para hacerlo, además, es inicio de semana. Justo tratando de despejar la mente con algunos otros asuntos menos complejos, llamó mucho mi atención que el ahora diputado local Pedro César Carrizales Becerra (en el Estado de San Luis Potosí, aclaro, no crea que me refiero al Congreso chiapaneco y la bola de desconocidos que nadie sabe cómo llegaron), tenga una obra de teatro acerca de su vida. ¿Lo recuerda? “El Mijis”, el mismo que causara gran revuelo cuando se lanzó a la candidatura porque era un chico banda, originario de las calles.

Es un personaje no convencional en la política, tatuado, tosco, que no siempre anda “bien” vestido (al menos no como muñequito de aparador, así como los políticos en cuanto ganan), pero que pareciera tiene muchos más méritos que varios de los que ostentan ese cargo y cuyo único logro en la vida ha sido nacer con el apellido correcto para poder colocarse rápido, pero nada más.

Y si bien no conozco su biografía a fondo, hay varios elementos que son dignos de reconocer, el que como muchos en México nació del lado de los que nada tienen y terminó en las calles, como esos niños y jóvenes que vemos en las esquinas, en los semáforos. Hizo de todo y le entró a todo, pero al final, como en cuento de Disney, todos vivieron felices porque logró regenerarse y lo más importante, se preocupó por los demás que se quedaron rezagados o a un lado, a través de una fundación.

El luchar por los derechos de un sector que ha estado rezagado, al que poco se le ha cuidado, mucho menos apostado, es un trabajo que vale la pena destacar y qué bueno que a raíz de su entrada a la política este grupo tan vulnerable e invisible (para las políticas sociales porque todos los vemos), comienza a ser tomado en cuenta para solucionar la gran problemática que tienen encima y que no sólo se queda ahí, entre ellos, porque sin querer culparlos a la ligera, es un gran semillero de la delincuencia; los quieren combatir ya de adultos, cuando son ladrones, homicidas, secuestradores, en lugar de hacer algo por ellos cuando son menores y su única falta ha sido no saber cómo sobrevivir.

Me encantaría conocer la historia de cada uno de nuestros diputados, y no porque todos tengan que venir de la calle, sino por saber qué podríamos esperar de su trabajo como legisladores. Estoy seguro de que encontraríamos ¡cada historia! Imagine usted en el teatro la vida de cualquiera de los que ahora se sientan (aunque sea de vez en cuando) en una curul. Tengo la sospecha de que algunas durarían lo que duran las quincenas, o que otros preferirían quemarlas en leña y pretender que nunca ocurrieron, pero tal vez hay alguna que dé una esperanza de un trabajo diferente.

Es más, abro este espacio para que me cuenten sus historias señores diputados, para que me digan a lo largo de su vida qué han hecho por los demás (que no sean sus amigos, compadres, padrinos o que lleven sus apellidos), qué conocen de los problemas sociales, a ver cuántos se toman la molestia de dar a conocer (no a mí, a los ciudadanos), esa parte que nos interesa no por chismosos, sino por esa mínima esperanza.

Es mucho de lo que nos está haciendo falta, personas con vivencias, con inquietudes, con inconformidades, porque de varios que conocemos por acá en la zona, las únicas dolencias que han tenido, son las de las muelas cuando el dentista no los pudo atender a tiempo.

Además, la de la vida del “Mijis” será una función gratis, no sé auspiciada por quién, pero también es una interesante forma de acercar a todos al teatro. Insisto no le ha visto, me gustaría, pero también estaré esperando la de los diputados chiapanecos, al menos los de esta zona, y no les prometo una obra de teatro, pero sí unos renglones para que sepamos algo más.

Desconozco qué trabajo vaya a hacer este personaje, ya lanzó una iniciativa un tanto polémica que en algún punto tiene algo para estudiarse, y es que propone darle Infonavit y Seguro a los presos (no a todos por supuesto), lo que podría, efectivamente ayudar de alguna forma a su reinserción cuando salgan, aunque antes de meterse en esos asuntos no estaría de más que primero salieran todos los que ni siquiera saben por qué están ahí, la mayor parte indígenas, que nunca han tenido un juicio, que están ahí por haberse robado unas latas de un supermercado, y ya sé que robar es robar, pero hay exgobernadores que se han robado miles de millones andan afuera tan campantes.

En fin, siempre he dicho que los que han vivido las problemáticas conocen más de ellas que los que las han leído en los libros desde la comodidad de una universidad en el extranjero, y no porque no sea importante, la educación y la preparación claro que deben tomarse en cuenta; es la mezcla de todo lo que necesitamos ¿o es mucho pedir?