/ martes 18 de enero de 2022

Carrereando la chuleta | Dime de qué presumes


Cuando estás habituado a algo o tienes mucha experiencia en el tema, es muy fácil que te des cuenta de si las cosas están bien - o no-, porque conoces hasta el más pequeño detalle. Por ejemplo, la Goya sabe si un caldo está bueno nomás de verlo.

Pero cuando las cosas son nuevas y se desconoce su funcionamiento puede pasar que se cometa torpeza tras torpeza, porque no se está acostumbrado. Hay montones de películas mofándose por ejemplo de los nuevos ricos o incursores en la realeza o la élite, justo porque no saben cómo comportarse, vestir o hablar.

Aunque eso es sólo un tema banal, el problema viene cuando por ejemplo un político no sabe ni dónde está parado. No quiere decir que deban ser eruditos en toda materia, sería maravilloso pero poco probable, pero sí deberían tener la capacidad de investigar, estudiar, informarse o ya de perdida contratar asesores que sirvan, porque se les paga; o la suficiente calidad moral para aceptar que hay cosas que dominan poco y sobre las que deben actualizarse.

Como en la vida, en materia política más vale contar con fuentes confiables, de todo tipo, no se trata de saberlo todo sino de saber dónde, cómo y con quién encontrarlo, pero a muchos les tiene sin cuidado que no sean capaces de dar resultados y agarran de “consejeros” a sus “amigos” -normalmente igual de mal informados que ellos- sólo para tener a alguien que les aplauda a diestra y siniestra, que a todo les diga que sí y que si hay algún problema en lugar de buscar la solución encuentre culpables, afuera, por supuesto.

Justo en este caso se encuentra José Luis Elorza, porque al parecer ninguno de sus “amigos” fue capaz de decirle que hace todo lo contrario a lo que enarbola el gobierno y la bandera que dice representar y que tanto ha levantado, porque por exhibicionistas ya han despedido a más de uno de sus cercanos. La opulencia y el despilfarro económico no es lo que deberían estar mostrando él y sus colaboradores. De las Kardashian no me importa, de un diputado que cobra de mis impuestos, sí.

Y es que va de piedra en piedra, porque tampoco fueron capaces de advertirle acerca de la opulencia que quedó a la vista de todos en su boda. Qué bueno que se casó, ¡felicidades!, eso no es de la incumbencia de nadie, pero que siendo funcionario público le alcanzara para casarse a la jeque árabe por supuesto que despierta sospechas, porque como en el ejemplo de las películas, se nota que no sabían qué hacer con tanto, y además lo lucieron en cuanta red social encontraron para que todo mundo se diera cuenta.

Igual debería estar dando a conocer sus resultados como diputado, pero no se ha aparecido en Tapachula, ni en red social alguna con algo que le sirva al pueblo que se supone representa.

O José Luis Elorza tiene muy malos amigos-asesores, o muy malas cosas qué presumir, o ambos y eso más temprano que tarde le van a costar el humilde puesto.


Cuando estás habituado a algo o tienes mucha experiencia en el tema, es muy fácil que te des cuenta de si las cosas están bien - o no-, porque conoces hasta el más pequeño detalle. Por ejemplo, la Goya sabe si un caldo está bueno nomás de verlo.

Pero cuando las cosas son nuevas y se desconoce su funcionamiento puede pasar que se cometa torpeza tras torpeza, porque no se está acostumbrado. Hay montones de películas mofándose por ejemplo de los nuevos ricos o incursores en la realeza o la élite, justo porque no saben cómo comportarse, vestir o hablar.

Aunque eso es sólo un tema banal, el problema viene cuando por ejemplo un político no sabe ni dónde está parado. No quiere decir que deban ser eruditos en toda materia, sería maravilloso pero poco probable, pero sí deberían tener la capacidad de investigar, estudiar, informarse o ya de perdida contratar asesores que sirvan, porque se les paga; o la suficiente calidad moral para aceptar que hay cosas que dominan poco y sobre las que deben actualizarse.

Como en la vida, en materia política más vale contar con fuentes confiables, de todo tipo, no se trata de saberlo todo sino de saber dónde, cómo y con quién encontrarlo, pero a muchos les tiene sin cuidado que no sean capaces de dar resultados y agarran de “consejeros” a sus “amigos” -normalmente igual de mal informados que ellos- sólo para tener a alguien que les aplauda a diestra y siniestra, que a todo les diga que sí y que si hay algún problema en lugar de buscar la solución encuentre culpables, afuera, por supuesto.

Justo en este caso se encuentra José Luis Elorza, porque al parecer ninguno de sus “amigos” fue capaz de decirle que hace todo lo contrario a lo que enarbola el gobierno y la bandera que dice representar y que tanto ha levantado, porque por exhibicionistas ya han despedido a más de uno de sus cercanos. La opulencia y el despilfarro económico no es lo que deberían estar mostrando él y sus colaboradores. De las Kardashian no me importa, de un diputado que cobra de mis impuestos, sí.

Y es que va de piedra en piedra, porque tampoco fueron capaces de advertirle acerca de la opulencia que quedó a la vista de todos en su boda. Qué bueno que se casó, ¡felicidades!, eso no es de la incumbencia de nadie, pero que siendo funcionario público le alcanzara para casarse a la jeque árabe por supuesto que despierta sospechas, porque como en el ejemplo de las películas, se nota que no sabían qué hacer con tanto, y además lo lucieron en cuanta red social encontraron para que todo mundo se diera cuenta.

Igual debería estar dando a conocer sus resultados como diputado, pero no se ha aparecido en Tapachula, ni en red social alguna con algo que le sirva al pueblo que se supone representa.

O José Luis Elorza tiene muy malos amigos-asesores, o muy malas cosas qué presumir, o ambos y eso más temprano que tarde le van a costar el humilde puesto.