/ martes 9 de agosto de 2022

Carrereando la chuleta | El Chilo, ¡Gran ejemplo de lo que no se debe hacer!


Hay pecadillos del pasado que se pueden adjudicar a nuestra inexperiencia y juventud, por ejemplo, confieso que yo tomaba café ¡con azúcar!, no me juzgue, era simplemente un chiapaneco atolondrado; confieso también que el manejo de mi primera tarjeta de crédito fue un desastre y pagué muy caras las consecuencias, pero lo que a nadie se le debe permitir, y mucho menos si es un funcionario público, que cobra del dinero público, es usar justo su cargo contra los ciudadanos a quienes se supone representa.

Sigue dando de qué hablar el audio del diputado local por Morena, Isidro Ovando Medina, mejor conocido (en su casa) como “El Chilo”, y es que no es para menos, es la prepotencia en su máxima expresión, misma que utiliza obviamente contra alguien vulnerable, a quien el despreciable individuo trata de amedrentar y que además cree inferior a él, en posición (porque amenaza) e inteligencia (porque creyó que la señora iba a ceder ante sus mentiras).

Afortunadamente se dio a conocer y esa mujer, en un valiente hecho, pudo denunciarlo, pero seguramente la lista de eventos de este tipo en su historial político es muy, muy larga, porque eso es una forma de ser, una forma de ver la política, para el beneficio propio y nada más; no es un resbalón; un pecadito de juventud e inexperiencia, todo lo contrario, es usar todo lo que se tiene a la mano en contra de quien no puede defenderse. Y es que al más puro estilo de las películas (que mucho tienen de verdad), se escucha en el audio a un político prepotente, amenazador, y que hace alarde de su puesto de la peor manera.

Seguramente usted ya lo escuchó, pero si no, en resumidas cuentas, el individuo quiere adjudicarse el avance en el caso de una señora que le pidió su apoyo ya que, asegura, encarcelaron a sus familiares injustamente; pero no le hizo caso alguno ¡durante meses! La señora, junto con su familia, de precaria condición económica, tuvo que contratar a un abogado ante la falta de interés del diputado. Una vez que ya estaba lista la audiencia (varios meses después), el diputado Ovando le llama directamente para decirle que ya consiguió una audiencia.

Por supuesto la señora no cayó en el juego y le aclaró que eso había sido un logro de su abogado. El individuo se molestó y entonces, cual borracho en cantina, se soltó a decirle que era una malagradecida, que eso lo había hecho él, y remató con una frase que lo ha de perseguir toda su carrera, que esperamos sea corta, muy corta (por el bien de todos): “ahorita hablo con el Fiscal para que suspenda la audiencia de mañana”.

Imagine usted, ahora resulta que el integrante del congreso Local maneja a su antojo al poder Judicial y sus integrantes, lo cual sería tremendamente grave si fuese cierto, pero igual de grave es que él lo crea y que lo utilice para amedrentar a las personas.

Ojalá cada ciudadano se enterara de estos hechos para no apoyarlo en el futuro, de ninguna forma, porque la ética que tiene para conducirse deja mucho qué desear, porque es de los que quiere el poder nomás para pasar encima de los demás, para presumir, para usar a las amistades que dice que tiene y para hacer de la política eso que ya no queremos, en donde los influyentes están por encima de la Ley. Habrá que demostrarles que no es así. Cuidado nuevos políticos, porque este es un claro ejemplo de lo que ya no estamos dispuestos a tolerar.

Mucho agradeceré sus comentarios a


rgonzalez@diariodelsur.com.mx



Hay pecadillos del pasado que se pueden adjudicar a nuestra inexperiencia y juventud, por ejemplo, confieso que yo tomaba café ¡con azúcar!, no me juzgue, era simplemente un chiapaneco atolondrado; confieso también que el manejo de mi primera tarjeta de crédito fue un desastre y pagué muy caras las consecuencias, pero lo que a nadie se le debe permitir, y mucho menos si es un funcionario público, que cobra del dinero público, es usar justo su cargo contra los ciudadanos a quienes se supone representa.

Sigue dando de qué hablar el audio del diputado local por Morena, Isidro Ovando Medina, mejor conocido (en su casa) como “El Chilo”, y es que no es para menos, es la prepotencia en su máxima expresión, misma que utiliza obviamente contra alguien vulnerable, a quien el despreciable individuo trata de amedrentar y que además cree inferior a él, en posición (porque amenaza) e inteligencia (porque creyó que la señora iba a ceder ante sus mentiras).

Afortunadamente se dio a conocer y esa mujer, en un valiente hecho, pudo denunciarlo, pero seguramente la lista de eventos de este tipo en su historial político es muy, muy larga, porque eso es una forma de ser, una forma de ver la política, para el beneficio propio y nada más; no es un resbalón; un pecadito de juventud e inexperiencia, todo lo contrario, es usar todo lo que se tiene a la mano en contra de quien no puede defenderse. Y es que al más puro estilo de las películas (que mucho tienen de verdad), se escucha en el audio a un político prepotente, amenazador, y que hace alarde de su puesto de la peor manera.

Seguramente usted ya lo escuchó, pero si no, en resumidas cuentas, el individuo quiere adjudicarse el avance en el caso de una señora que le pidió su apoyo ya que, asegura, encarcelaron a sus familiares injustamente; pero no le hizo caso alguno ¡durante meses! La señora, junto con su familia, de precaria condición económica, tuvo que contratar a un abogado ante la falta de interés del diputado. Una vez que ya estaba lista la audiencia (varios meses después), el diputado Ovando le llama directamente para decirle que ya consiguió una audiencia.

Por supuesto la señora no cayó en el juego y le aclaró que eso había sido un logro de su abogado. El individuo se molestó y entonces, cual borracho en cantina, se soltó a decirle que era una malagradecida, que eso lo había hecho él, y remató con una frase que lo ha de perseguir toda su carrera, que esperamos sea corta, muy corta (por el bien de todos): “ahorita hablo con el Fiscal para que suspenda la audiencia de mañana”.

Imagine usted, ahora resulta que el integrante del congreso Local maneja a su antojo al poder Judicial y sus integrantes, lo cual sería tremendamente grave si fuese cierto, pero igual de grave es que él lo crea y que lo utilice para amedrentar a las personas.

Ojalá cada ciudadano se enterara de estos hechos para no apoyarlo en el futuro, de ninguna forma, porque la ética que tiene para conducirse deja mucho qué desear, porque es de los que quiere el poder nomás para pasar encima de los demás, para presumir, para usar a las amistades que dice que tiene y para hacer de la política eso que ya no queremos, en donde los influyentes están por encima de la Ley. Habrá que demostrarles que no es así. Cuidado nuevos políticos, porque este es un claro ejemplo de lo que ya no estamos dispuestos a tolerar.

Mucho agradeceré sus comentarios a


rgonzalez@diariodelsur.com.mx