/ jueves 27 de diciembre de 2018

¿CÓMO LE VA CON EL PASADO?

CARREREANDO LA CHULETA


Querido lector ¿Se ha percatado de que justo hoy es el ayer del que se acordará mañana? Puede sonarle un poco desquiciado pero a veces hay que hacer un pequeño alto y darse cuenta de lo importante que es lo que tiene en este momento, lo que está haciendo justo ahora. Leerme es una buena elección que agradezco infinitamente, pero no me refiero necesariamente a eso.

Con las fiestas navideñas y de fin de año a veces nos llegan esos repentinos lapsus de nostalgia, de sueños (no dije sueño, aunque también sucede), de planes, propósitos, agradecimientos, y como solo sucede una vez al año, vale la pena dedicarle, dedicarse unos minutos.

Vivimos de prisa, siempre persiguiendo lo que sigue, el mañana, lo cual no está mal, pero si se hiciera el propósito de “hoy disfrutar su hoy”, así, desde temprano, le apuesto que sería un día diferente, que sin duda recordaría, que ayudaría a quitar, al menos por un momento, esa tediosa monotonía en la que a veces nos sumergimos sin saber cómo regresar a la superficie.

Qué pasaría si saboreara su café como si fuera la primera vez que lo probara, si se diera el tiempo de tomarlo sorbo a sorbo, que hoy no importe si llega un poco tarde, y si como bendición del Cielo tiene un pan enfrente, seguro la experiencia será única.

Ponga atención, seguro escucha el canto de algún pájaro, o la voz de sus hijos, sus nietos, de la vecina, curiosamente le van a parecer distintas, hasta placenteras, aunque el niño esté llorando y la vecina cantando.

¿Tiene que trabajar?, ¿qué hace?, ¿por qué? Tal vez haya razones más profundas de lo que cree, tal vez si se pone a pensar en porqué hace cada una de las cosas se sorprenda, en una de esas hasta se siente inmensamente feliz, y no es un curso de esos de meditación y bienestar que están de moda, no, es más el darnos la oportunidad de disfrutar nuestro día a día, porque en algo sí tienen razón todas estas nuevas corrientes: si todos hiciéramos lo que amamos, habría un poco más de bienestar social, y más aún, si antes de perseguir sueños nos dedicáramos a disfrutar el camino, seguro la vida sería si no más fácil, al menos tendría un mayor sentido.

Si es de los que suspira cuando recuerda su infancia, su juventud, qué le parece si apuesta por una realidad que lo haga suspirar mañana, la diferencia es que ahora sí puede depender de usted, no como esos primeros años en los que más bien eran sus padres, la suerte, Dios, las circunstancias las que formaban su realidad, hoy es usted y nadie más.

¿Que tiene un jefe castrante? Pues vaya buscando alguna opción, y ya sé que allá afuera no es que abunden los empleos perfectos, nada más irreal, pero vaya experimentando con cosas nuevas, a lo mejor ese pasatiempos suyo puede ser una fuente de ingresos y nunca había pensado en ello, tal vez sea bueno con las flores del jardín, con la máquina de coser, haciendo galletas, enseñando matemáticas, o qué se yo, siempre hay algo que tenemos en el corazón y que podemos dar a los demás, si es bueno, seguro hasta pagarán por ello.

¿Su relación no es la mejor? Aquí no aplique la misma técnica por favor, porque seguro también por cariño pagan pero es muy riesgoso, mejor sea sincero con usted y piense si puede ser feliz con alguna pequeña modificación suya, eso es muy importante, el otro (u otra) no va a cambiar, nunca, ni para bien ni para mal, pero si usted quiere, puede, y eso lo haría feliz, pues hágalo, si no, pues mejor termine con sus tormentos y sea feliz solito.

Y ya sé que decirlo suena rete fácil, pero tampoco es tan difícil como nosotros mismos lo pintamos. Lo malo de ser infeliz es que se contagia, se hereda, el entorno se contamina y no sé si sea solo yo el que perciba últimamente en el ambiente un pesimismo, inconformidad, miedo y tristeza que en nada ayudan. Y no es que las cosas estén como para que demos brincos de alegría, hay mucho que no camina como debe ser, pero la amargura no va a ayudar.

Así que a disfrutar más y quejarse menos, si en su vida tiene unos minutos para leer, como lo está haciendo ahorita, créame, usted seguramente es inmensamente feliz o tiene al menos 20 razones para serlo, empiece a contarlas y verá que así es, yo ya le di algunas: puede ver, puede leer, puede darse un tiempo para usted, puede expresar lo que siente, es decir, puede decirme que estoy loco y mandarme muy lejos ¿ve? No hay razón para que no sea feliz, y si las hay, pues quítelas, seguro se puede.

Ya pasó la Navidad, ya viene el Año Nuevo, que sea el pretexto perfecto, viva ese día perfecto del que se acordará mañana o pasado, y mañana cree otro, y así tendrá un pasado maravilloso, un presente envidiable y un futuro prometedor, se los merece ¿no cree?


CARREREANDO LA CHULETA


Querido lector ¿Se ha percatado de que justo hoy es el ayer del que se acordará mañana? Puede sonarle un poco desquiciado pero a veces hay que hacer un pequeño alto y darse cuenta de lo importante que es lo que tiene en este momento, lo que está haciendo justo ahora. Leerme es una buena elección que agradezco infinitamente, pero no me refiero necesariamente a eso.

Con las fiestas navideñas y de fin de año a veces nos llegan esos repentinos lapsus de nostalgia, de sueños (no dije sueño, aunque también sucede), de planes, propósitos, agradecimientos, y como solo sucede una vez al año, vale la pena dedicarle, dedicarse unos minutos.

Vivimos de prisa, siempre persiguiendo lo que sigue, el mañana, lo cual no está mal, pero si se hiciera el propósito de “hoy disfrutar su hoy”, así, desde temprano, le apuesto que sería un día diferente, que sin duda recordaría, que ayudaría a quitar, al menos por un momento, esa tediosa monotonía en la que a veces nos sumergimos sin saber cómo regresar a la superficie.

Qué pasaría si saboreara su café como si fuera la primera vez que lo probara, si se diera el tiempo de tomarlo sorbo a sorbo, que hoy no importe si llega un poco tarde, y si como bendición del Cielo tiene un pan enfrente, seguro la experiencia será única.

Ponga atención, seguro escucha el canto de algún pájaro, o la voz de sus hijos, sus nietos, de la vecina, curiosamente le van a parecer distintas, hasta placenteras, aunque el niño esté llorando y la vecina cantando.

¿Tiene que trabajar?, ¿qué hace?, ¿por qué? Tal vez haya razones más profundas de lo que cree, tal vez si se pone a pensar en porqué hace cada una de las cosas se sorprenda, en una de esas hasta se siente inmensamente feliz, y no es un curso de esos de meditación y bienestar que están de moda, no, es más el darnos la oportunidad de disfrutar nuestro día a día, porque en algo sí tienen razón todas estas nuevas corrientes: si todos hiciéramos lo que amamos, habría un poco más de bienestar social, y más aún, si antes de perseguir sueños nos dedicáramos a disfrutar el camino, seguro la vida sería si no más fácil, al menos tendría un mayor sentido.

Si es de los que suspira cuando recuerda su infancia, su juventud, qué le parece si apuesta por una realidad que lo haga suspirar mañana, la diferencia es que ahora sí puede depender de usted, no como esos primeros años en los que más bien eran sus padres, la suerte, Dios, las circunstancias las que formaban su realidad, hoy es usted y nadie más.

¿Que tiene un jefe castrante? Pues vaya buscando alguna opción, y ya sé que allá afuera no es que abunden los empleos perfectos, nada más irreal, pero vaya experimentando con cosas nuevas, a lo mejor ese pasatiempos suyo puede ser una fuente de ingresos y nunca había pensado en ello, tal vez sea bueno con las flores del jardín, con la máquina de coser, haciendo galletas, enseñando matemáticas, o qué se yo, siempre hay algo que tenemos en el corazón y que podemos dar a los demás, si es bueno, seguro hasta pagarán por ello.

¿Su relación no es la mejor? Aquí no aplique la misma técnica por favor, porque seguro también por cariño pagan pero es muy riesgoso, mejor sea sincero con usted y piense si puede ser feliz con alguna pequeña modificación suya, eso es muy importante, el otro (u otra) no va a cambiar, nunca, ni para bien ni para mal, pero si usted quiere, puede, y eso lo haría feliz, pues hágalo, si no, pues mejor termine con sus tormentos y sea feliz solito.

Y ya sé que decirlo suena rete fácil, pero tampoco es tan difícil como nosotros mismos lo pintamos. Lo malo de ser infeliz es que se contagia, se hereda, el entorno se contamina y no sé si sea solo yo el que perciba últimamente en el ambiente un pesimismo, inconformidad, miedo y tristeza que en nada ayudan. Y no es que las cosas estén como para que demos brincos de alegría, hay mucho que no camina como debe ser, pero la amargura no va a ayudar.

Así que a disfrutar más y quejarse menos, si en su vida tiene unos minutos para leer, como lo está haciendo ahorita, créame, usted seguramente es inmensamente feliz o tiene al menos 20 razones para serlo, empiece a contarlas y verá que así es, yo ya le di algunas: puede ver, puede leer, puede darse un tiempo para usted, puede expresar lo que siente, es decir, puede decirme que estoy loco y mandarme muy lejos ¿ve? No hay razón para que no sea feliz, y si las hay, pues quítelas, seguro se puede.

Ya pasó la Navidad, ya viene el Año Nuevo, que sea el pretexto perfecto, viva ese día perfecto del que se acordará mañana o pasado, y mañana cree otro, y así tendrá un pasado maravilloso, un presente envidiable y un futuro prometedor, se los merece ¿no cree?