/ viernes 1 de marzo de 2019

Corrupción

A doble Espacio



La Universidad Politécnica de Chiapas figura en la lista de universidades acusadas de haber cometido desvíos de fondos durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Dos denuncias se presentaron en contra de esa casa de estudios que, en cierto tiempo, alcanzó niveles de excelencia para luego decaer verticalmente.

Comienzan las indagatorias para dar con los responsables del millonario desvío hacia la muy bien orquestada “estafa maestra” que costó al país miles de millones de pesos, sin que hasta la fecha haya sido consignado nadie por ese escandaloso delito.

La principal protagonista fue Rosario robles Berlanga, quien ha desafiado abiertamente a las autoridades para que investiguen “lo que quieran”, segura de haber perpetrado su fechoría con cuidado quirúrgico, para no ser sorprendida en falta.

No es ajeno a las acusaciones el chiapaneco Emilio Zebadúa, quien pretendió ser gobernador al vapor luego de haber sido defenestrado por Pablo Salazar, aunque pudo colocarse en una diputación en el último segundo, desesperado. Fue Oficial Mayor de Rosario Robles y se le acusa de complicidad en la “estafa maestra”, donde también se denuncia la participación de José Antonio Meade, ex candidato a la Presidencia de la República.

Estos datos son sobradamente suficiente para ubicar a nuestro país entre los más corruptos del planeta. Sobre todo porque el ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, habría llegado a acuerdos de impunidad con Enrique Peña Nieto y ya empiezan a notarse tales arreglos extrajurídicos.

Todo mundo está tranquilo. Incuso Meade ya consiguió un empleo en el Banco HSBC, el consorcio más desprestigiado del mundo por las acusaciones de lavado de dinero. Meade debe conocer muy bien las rutas del dinero negro, pues la “estafa maestra” tuvo que recorrer esas vías con toda holgura.

Mientras todo eso sea tolerado, la irritación de la gente que votó por López Obrador crecerá, mucho más cuando el presidente presume de no ser “vengativo”, lo cual significa que solapará a su antecesor y a toda su pandilla; si acaso, caerán algunos funcionarios menores, los obligados de siempre, la parte más delgada de la hebra es la que se revienta.

A doble Espacio



La Universidad Politécnica de Chiapas figura en la lista de universidades acusadas de haber cometido desvíos de fondos durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Dos denuncias se presentaron en contra de esa casa de estudios que, en cierto tiempo, alcanzó niveles de excelencia para luego decaer verticalmente.

Comienzan las indagatorias para dar con los responsables del millonario desvío hacia la muy bien orquestada “estafa maestra” que costó al país miles de millones de pesos, sin que hasta la fecha haya sido consignado nadie por ese escandaloso delito.

La principal protagonista fue Rosario robles Berlanga, quien ha desafiado abiertamente a las autoridades para que investiguen “lo que quieran”, segura de haber perpetrado su fechoría con cuidado quirúrgico, para no ser sorprendida en falta.

No es ajeno a las acusaciones el chiapaneco Emilio Zebadúa, quien pretendió ser gobernador al vapor luego de haber sido defenestrado por Pablo Salazar, aunque pudo colocarse en una diputación en el último segundo, desesperado. Fue Oficial Mayor de Rosario Robles y se le acusa de complicidad en la “estafa maestra”, donde también se denuncia la participación de José Antonio Meade, ex candidato a la Presidencia de la República.

Estos datos son sobradamente suficiente para ubicar a nuestro país entre los más corruptos del planeta. Sobre todo porque el ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, habría llegado a acuerdos de impunidad con Enrique Peña Nieto y ya empiezan a notarse tales arreglos extrajurídicos.

Todo mundo está tranquilo. Incuso Meade ya consiguió un empleo en el Banco HSBC, el consorcio más desprestigiado del mundo por las acusaciones de lavado de dinero. Meade debe conocer muy bien las rutas del dinero negro, pues la “estafa maestra” tuvo que recorrer esas vías con toda holgura.

Mientras todo eso sea tolerado, la irritación de la gente que votó por López Obrador crecerá, mucho más cuando el presidente presume de no ser “vengativo”, lo cual significa que solapará a su antecesor y a toda su pandilla; si acaso, caerán algunos funcionarios menores, los obligados de siempre, la parte más delgada de la hebra es la que se revienta.