/ lunes 1 de agosto de 2022

El Espectador | El narco viste a la moda


Cuando uno piensa en la imagen del narcotraficante mexicano, retratado ya en numerosas producciones de cine y televisión, es casi inevitable alejar de la mente a estos personajes de sombrero vaquero, con botas, ataviados con coloridas y costosas prendas de diseñador, portando lujosos accesorios como relojes, pulseras y collares de oro y diamantes, así como impactante arsenal, decorado casi siempre con joyería. Sin embargo, el narcotraficante actual, el de carne y hueso, el que infunde terror en donde sea que opera, se aleja cada vez más de ese estereotipo que ya conocemos y se convierte día a día en un ser híbrido que peligrosamente es más difícil de distinguir. Solo hace falta remitirse a los videos difundidos por las organizaciones delictivas en redes sociales para observar a personas fuertemente armadas con vestimenta táctica que semeja al ejército, la policía o la misma Guardia Nacional, al mando de Luis Rodríguez Bucio.

Hace poco durante un enfrentamientos en Sahuayo y Jiquilpan, en Michoacán, donde nueve presuntos delincuentes perdieron la vida, elementos de la GN encontraron en su guarida no sólo armas de alto calibre, sino también vestimenta táctica y chalecos antibalas de última generación. En otro reporte, hace casi tres semanas, el Subsecretario de Seguridad Pública Federal, Ricardo Mejía Berdeja informaba sobre la desarticulación de una banda de secuestradores que operaba en Morelos, a los que además de confiscarles armamento y drogas, se les encontró ropa táctica.

Es claro que la delincuencia ha encontrado camino para ser cada vez más efectiva e indetectable, y ahora lo hace camuflándose como las mismas autoridades para crear confusión. Este nuevo rostro del delincuente mexicano quedó retratado desde 2016 en la entrevista que la revista Proceso le realizó a Rafael Caro Quintero y que cobra relevancia con su reciente captura el pasado 14 de julio. Corría el sexenio de Enrique Peña Nieto cuando el “Narco de Narcos” fue filmado mientras vestía con sencillez, eso sí, mientras portaba a todas luces una gorra de la estadounidense 5.11 Tactical, que es una de las principales marcas con las que se ha abastecido de equipo táctico a gran parte de las fuerzas de seguridad de los tres niveles de gobierno de nuestro país. Por ello, resalta aún más que sea la misma marca que, según diversos testimonios, se ha localizado en uniformes falsificados y robados, mismos que han sido encontrados en manos de grupos del crimen organizado.

De esta manera, 5.11 Tactical se posiciona en el mercado como favorita de autoridades y del narco por igual.

En tanto, pese a que la policía, la Sedena, la Marina y la Guardia Nacional hacen lo propio al confiscar y buscar a los delincuentes para recuperar un poco de la identidad robada e implantar orden en el país, es también claro que hace falta revisar y fortalecer los controles para la venta de equipamiento y uniformes con misma apariencia que los de corte oficial, pues de no hacerlo, muy pronto perderemos, autoridades y ciudadanos, la capacidad de distinguir a los buenos de los malos. También valdría la pena observar con atención a la fabricante 5.11 Tactical y a las demás marcas que hoy equipan a los cuerpos de seguridad en México, para que instauren estrictas medidas internas e innovaciones tecnológicas de talla mundial para evitar que sus productos lleguen a manos de la delincuencia.


Cuando uno piensa en la imagen del narcotraficante mexicano, retratado ya en numerosas producciones de cine y televisión, es casi inevitable alejar de la mente a estos personajes de sombrero vaquero, con botas, ataviados con coloridas y costosas prendas de diseñador, portando lujosos accesorios como relojes, pulseras y collares de oro y diamantes, así como impactante arsenal, decorado casi siempre con joyería. Sin embargo, el narcotraficante actual, el de carne y hueso, el que infunde terror en donde sea que opera, se aleja cada vez más de ese estereotipo que ya conocemos y se convierte día a día en un ser híbrido que peligrosamente es más difícil de distinguir. Solo hace falta remitirse a los videos difundidos por las organizaciones delictivas en redes sociales para observar a personas fuertemente armadas con vestimenta táctica que semeja al ejército, la policía o la misma Guardia Nacional, al mando de Luis Rodríguez Bucio.

Hace poco durante un enfrentamientos en Sahuayo y Jiquilpan, en Michoacán, donde nueve presuntos delincuentes perdieron la vida, elementos de la GN encontraron en su guarida no sólo armas de alto calibre, sino también vestimenta táctica y chalecos antibalas de última generación. En otro reporte, hace casi tres semanas, el Subsecretario de Seguridad Pública Federal, Ricardo Mejía Berdeja informaba sobre la desarticulación de una banda de secuestradores que operaba en Morelos, a los que además de confiscarles armamento y drogas, se les encontró ropa táctica.

Es claro que la delincuencia ha encontrado camino para ser cada vez más efectiva e indetectable, y ahora lo hace camuflándose como las mismas autoridades para crear confusión. Este nuevo rostro del delincuente mexicano quedó retratado desde 2016 en la entrevista que la revista Proceso le realizó a Rafael Caro Quintero y que cobra relevancia con su reciente captura el pasado 14 de julio. Corría el sexenio de Enrique Peña Nieto cuando el “Narco de Narcos” fue filmado mientras vestía con sencillez, eso sí, mientras portaba a todas luces una gorra de la estadounidense 5.11 Tactical, que es una de las principales marcas con las que se ha abastecido de equipo táctico a gran parte de las fuerzas de seguridad de los tres niveles de gobierno de nuestro país. Por ello, resalta aún más que sea la misma marca que, según diversos testimonios, se ha localizado en uniformes falsificados y robados, mismos que han sido encontrados en manos de grupos del crimen organizado.

De esta manera, 5.11 Tactical se posiciona en el mercado como favorita de autoridades y del narco por igual.

En tanto, pese a que la policía, la Sedena, la Marina y la Guardia Nacional hacen lo propio al confiscar y buscar a los delincuentes para recuperar un poco de la identidad robada e implantar orden en el país, es también claro que hace falta revisar y fortalecer los controles para la venta de equipamiento y uniformes con misma apariencia que los de corte oficial, pues de no hacerlo, muy pronto perderemos, autoridades y ciudadanos, la capacidad de distinguir a los buenos de los malos. También valdría la pena observar con atención a la fabricante 5.11 Tactical y a las demás marcas que hoy equipan a los cuerpos de seguridad en México, para que instauren estrictas medidas internas e innovaciones tecnológicas de talla mundial para evitar que sus productos lleguen a manos de la delincuencia.