/ martes 14 de junio de 2022

Joyas chiapanecas | Mexicana de Aviación, 1969

Ataviada con un conjunto veraniego color verde óptico, el cabello recogido con una mascada de seda y grandes anteojos oscuros, estilo Jackie Onassis, la señora Graciela Pintado de Madrazo posó para la prensa del brazo de su esposo, el licenciado Carlos Alberto Madrazo Becerra, ex gobernador de Tabasco, ex presidente del PRI nacional, ex diputado federal y virtual candidato a la presidencia de la República, la mañana del 4 de junio de 1969, antes de abordar el vuelo 704 dela Compañía Mexicana de Aviación, con destino a Monterrey.

La pareja viajaba a la Sultana del Norte para asistir a una boda, aunque se dice que Madrazo lo que en realidad quería era visitar a ciertos empresarios regiomontanos que le brindarían su apoyo para crear un nuevo partido, con el fin de desbancar alPRI, ya que el presidente Gustavo Díaz Ordaz, siguiendo una inveterada costumbre de dinosaurios, había decidido que su sucesor en el cargo sería Luis Echeverría Álvarez.

Tomados de la mano, Graciela Pintado y Carlos Madrazo abordaron el jet Boeing 727 de Mexicana de Aviación, en donde fueron atendidos con especial esmero por las azafatas uniformadas, maquilladas y peinadas a la última moda de los años “sixties”.

En el avión también viajaba Rafael “El Pelón” Ozuna, único mexicano que ha sido clasificado como el jugador número uno del mundo por la Federación Internacional de Tenis, en 1963.

Al mando del avión iba el capitán Guillermo García Ramos, con más de 15 mil horas de vuelo y 25 años de servicio en la Compañía; además de ser considerado héroe nacional por haber pertenecido al “Escuadrón 201” que combatió en la Segunda Guerra Mundial. Su pericia era tal que en Japón su avión fue derribado y él consiguió salvar la vida.

Además, el capitán GarcíaRamos había hecho la ruta México-Monterrey infinidad de veces y se la sabía de memoria. Sin embargo, poco después de una hora de haber despegado, en el cerro conocido como El Fraile, muy cercano a Monterrey, cuando el piloto estaba apunto de anunciar el aterrizaje, la nave colisionó de una manera por demás extraña, pues se encontraron restos del aparato y sus casi cien ocupantes esparcidos en un radio de 7 kilómetros, lo que hizo pensar en una posible explosión en el aire y no en un choque.

Las cajas negras del aparato jamás fueron localizadas y la comunicación entre los tripulantes y la torre de control no denotó que ocurriese nada extraño antes del “accidente”. Fue un error del piloto, concluyó la fiscalía encargada de investigar las causas del percance y dio carpetazo al asunto.

Ninguno de los cadáveres estaba completo, por lo que a los deudos se les entregaron cajas selladas con restos humanos que supuestamente eran de sus familiares pero que, en realidad, eran una mezcla de despojos calcinados y revueltos de varias personas.

De acuerdo a las declaraciones de un policía judicial federal, uno de los primeros en llegar al lugar del siniestro, el cadáver de Madrazo Becerra, decapitado y desmembrado, fue reconocido porque en el forro del saco, adherido al tórax, pudo leerse su monograma bordado.

No lejos de ahí se encontró una mano con la argolla matrimonial del ex gobernador en uno de los dedos; pero lo que más llamó la atención es que aquel torso tenía clavada, a la altura del corazón, una pluma fuente de oro, como si hubiera sido encajada a propósito.

Cabe mencionar, que el Boeing 727 llevaba a bordo 50 kilos de oro acuñado en centenarios y más de un millón de pesos en efectivo, entonces una fortuna, por lo que entre los pasajeros había infiltrados guardias y agentes ministeriales.

De acuerdo al mismo agente judicial que declaró cómo fue encontrado el cadáver de Madrazo, entre los. restos se encontró un revólver calibre .38, en cuya punta del cañón había una bala que parecía haberse atorado.

Obviamente, la mayoría de las monedas de oro encontradas desaparecieron casi en su totalidad, gracias a la rapiña de los rescatistas y de los burócratas a quienes se asignó la investigación. De las joyas y demás pertenencias de los muertos que fueron encontradas nunca más se supo nada.

Cansados de ser acusados de asesinos por el pueblo, a raíz de la matanza de Tlatelolco, en 1968, Gustavo Díaz Ordaz, el presidente de México, y Luis Echeverría Álvarez, secretario de gobernación, giraron instrucciones al gobernador de Nuevo León y al procurador de la Federación, para que se cerrara definitivamente el caso. Sus detractores de todas maneras siguen afirmando que se trató de un atentado para desaparecera Madrazo de la contienda electoral.

Por lo anotado jamás se conocerán las causas reales del percance, pero los indicios de una posible explosión en el aire, la beligerancia de Carlos Madrazo, el estilo de los políticos para imponer grandes soluciones a grandes problemas, la “impericia”de un héroe de guerra y el puñal clavado en el corazón del pasajero incómodo dela nave, siempre nos mantendrán a la expectativa. C’EST LA VIE!


CORREO: santapiedra@gmail.com

Ataviada con un conjunto veraniego color verde óptico, el cabello recogido con una mascada de seda y grandes anteojos oscuros, estilo Jackie Onassis, la señora Graciela Pintado de Madrazo posó para la prensa del brazo de su esposo, el licenciado Carlos Alberto Madrazo Becerra, ex gobernador de Tabasco, ex presidente del PRI nacional, ex diputado federal y virtual candidato a la presidencia de la República, la mañana del 4 de junio de 1969, antes de abordar el vuelo 704 dela Compañía Mexicana de Aviación, con destino a Monterrey.

La pareja viajaba a la Sultana del Norte para asistir a una boda, aunque se dice que Madrazo lo que en realidad quería era visitar a ciertos empresarios regiomontanos que le brindarían su apoyo para crear un nuevo partido, con el fin de desbancar alPRI, ya que el presidente Gustavo Díaz Ordaz, siguiendo una inveterada costumbre de dinosaurios, había decidido que su sucesor en el cargo sería Luis Echeverría Álvarez.

Tomados de la mano, Graciela Pintado y Carlos Madrazo abordaron el jet Boeing 727 de Mexicana de Aviación, en donde fueron atendidos con especial esmero por las azafatas uniformadas, maquilladas y peinadas a la última moda de los años “sixties”.

En el avión también viajaba Rafael “El Pelón” Ozuna, único mexicano que ha sido clasificado como el jugador número uno del mundo por la Federación Internacional de Tenis, en 1963.

Al mando del avión iba el capitán Guillermo García Ramos, con más de 15 mil horas de vuelo y 25 años de servicio en la Compañía; además de ser considerado héroe nacional por haber pertenecido al “Escuadrón 201” que combatió en la Segunda Guerra Mundial. Su pericia era tal que en Japón su avión fue derribado y él consiguió salvar la vida.

Además, el capitán GarcíaRamos había hecho la ruta México-Monterrey infinidad de veces y se la sabía de memoria. Sin embargo, poco después de una hora de haber despegado, en el cerro conocido como El Fraile, muy cercano a Monterrey, cuando el piloto estaba apunto de anunciar el aterrizaje, la nave colisionó de una manera por demás extraña, pues se encontraron restos del aparato y sus casi cien ocupantes esparcidos en un radio de 7 kilómetros, lo que hizo pensar en una posible explosión en el aire y no en un choque.

Las cajas negras del aparato jamás fueron localizadas y la comunicación entre los tripulantes y la torre de control no denotó que ocurriese nada extraño antes del “accidente”. Fue un error del piloto, concluyó la fiscalía encargada de investigar las causas del percance y dio carpetazo al asunto.

Ninguno de los cadáveres estaba completo, por lo que a los deudos se les entregaron cajas selladas con restos humanos que supuestamente eran de sus familiares pero que, en realidad, eran una mezcla de despojos calcinados y revueltos de varias personas.

De acuerdo a las declaraciones de un policía judicial federal, uno de los primeros en llegar al lugar del siniestro, el cadáver de Madrazo Becerra, decapitado y desmembrado, fue reconocido porque en el forro del saco, adherido al tórax, pudo leerse su monograma bordado.

No lejos de ahí se encontró una mano con la argolla matrimonial del ex gobernador en uno de los dedos; pero lo que más llamó la atención es que aquel torso tenía clavada, a la altura del corazón, una pluma fuente de oro, como si hubiera sido encajada a propósito.

Cabe mencionar, que el Boeing 727 llevaba a bordo 50 kilos de oro acuñado en centenarios y más de un millón de pesos en efectivo, entonces una fortuna, por lo que entre los pasajeros había infiltrados guardias y agentes ministeriales.

De acuerdo al mismo agente judicial que declaró cómo fue encontrado el cadáver de Madrazo, entre los. restos se encontró un revólver calibre .38, en cuya punta del cañón había una bala que parecía haberse atorado.

Obviamente, la mayoría de las monedas de oro encontradas desaparecieron casi en su totalidad, gracias a la rapiña de los rescatistas y de los burócratas a quienes se asignó la investigación. De las joyas y demás pertenencias de los muertos que fueron encontradas nunca más se supo nada.

Cansados de ser acusados de asesinos por el pueblo, a raíz de la matanza de Tlatelolco, en 1968, Gustavo Díaz Ordaz, el presidente de México, y Luis Echeverría Álvarez, secretario de gobernación, giraron instrucciones al gobernador de Nuevo León y al procurador de la Federación, para que se cerrara definitivamente el caso. Sus detractores de todas maneras siguen afirmando que se trató de un atentado para desaparecera Madrazo de la contienda electoral.

Por lo anotado jamás se conocerán las causas reales del percance, pero los indicios de una posible explosión en el aire, la beligerancia de Carlos Madrazo, el estilo de los políticos para imponer grandes soluciones a grandes problemas, la “impericia”de un héroe de guerra y el puñal clavado en el corazón del pasajero incómodo dela nave, siempre nos mantendrán a la expectativa. C’EST LA VIE!


CORREO: santapiedra@gmail.com