/ miércoles 16 de enero de 2019

TANDA O TUNDA

CARREREANDO LA CHULETA



Usted segurito sabe lo que es una tanda, ya sea porque las organice o porque siempre está en una, la de la familia, de la vecina o la del trabajo. Las hay pequeñitas, de cinco personas por ejemplo y recibes mil pesitos juntos en unos meses (curiosamente si te propones ponerlos en un frasco por alguna razón no lo haces) o las de un montón de personas en donde lo que recibes son 40 o 50 mil pesos a la vuelta de un año, aunque sean como el aguinaldo, los esperas con ansias y casi tienes todo gastado cuando los recibes, pero no importa, contar con el dinero junto da emoción.

Claro que en estos enjuagues lo más probable es que le haya tocado vivir en carne propia aquello del o la (por alguna razón las mujeres se organizan más fácilmente para manejar este fino arte) que siempre se atrasa o que a media tanda o a penas le toca su número desaparece y deja a todos los demás colgados, así son las cosas y he ahí el que se debe saber cómo, a quién, cuándo, insisto, es parte del arte popular, yo las he escuchado desde los tiempos de la filósofa de Xochiltepec, seguro están desde mucho antes y hasta estos días.

Bien llevadas y organizadas cumplen su función, darte junto un dinero que difícilmente lo tendrías con sólo tu voluntad, necesitas que alguien te corretee, te llame, te mande mensajes, tal vez de ahí la idea del gobierno Federal de crear las “Tandas para el Bienestar” que servirán para que microempresarios dispongan de un capital y lo vayan pagando mensualmente sin intereses.

Se supone se darán un millón de apoyos, aunque no se sabe de cuánto y claro que suena atractivo, aunque no hay muchos detalles por el momento. Será un gran reto para que no haya cartera vencida, para que el dinero circule como debe, para que después de un año se cuenten las ganancias, los logros, los empleos y que, como se espera, se pueda entrar a una segunda vuelta de mayor monto.

Lo que me daría mucha tristeza es que sigamos jugando a la improvisación en materia de emprendimiento. Vivir de un negocio propio no es fácil, se requiere conocimiento, disciplina, visión, pero tenemos la mala manía de no capacitarnos, de no aprovechar todas las herramientas que se tienen ahora al alcance, ya sea en internet, en los organismos de gobierno o a través de asociaciones civiles, en fin, puede ser una buena oportunidad para que ese pequeño negocio que con esfuerzo iniciamos se haga de recursos para que por fin despegue.

Pero está el lado pesimista, en donde estas tandas se conviertan en verdaderas tundas, que coloquialmente no sólo significan palizas (que lo sería para la economía), también se refiere a los esfuerzos o trabajos que se agotan.

Confiar en la palabra de las personas, a diferencia de hace algunos años, ahora es de lo más complicado que existe, nos estamos acostumbrando a decir fácilmente a todo que sí, sin pensar en si somos capaces de cumplir o no.

Es más, le propongo un ejercicio de aquí a que se inicie formalmente este asunto, hágase el propósito de echar diariamente en una alcancía diez pesos, de sus utilidades, de su gasto, de lo que sea que reciba, anote si lo hizo y si no, cuál fue la razón. Al paso de una quincena le aseguro que va a descubrir muchas cosas de usted mismo de las que no se había percatado.

Tenemos que comenzar a autodisciplinarnos, a saber de qué pie cojeamos y tratar de modificarlo, por nuestro bien principalmente; pero en este caso, también por el de las finanzas públicas, porque si esto se convierte en un descalabro la vergüenza no va a ser para el gobierno, creo que por primera vez, toda la culpa sería nuestra.

Insisto, desconozco el monto, las condiciones, pero si yo tuviera un pequeño negocio, desde ahora me pondría a buscar la mejor estrategia para multiplicar los mil, diez mil o cincuenta mil pesos que pudieran darme, encontraría los mecanismos para asegurar el retorno de lo que correspondería mes a mes, no escatimaría en buscar orientación, tomaría cursos en línea (hay montones gratis) de lo que hiciera falta.

Los subsidios en ocasiones son benéficos, pero también lo es la corresponsabilidad y en materia de avance o le entramos todos o nos amolamos todos.


CARREREANDO LA CHULETA



Usted segurito sabe lo que es una tanda, ya sea porque las organice o porque siempre está en una, la de la familia, de la vecina o la del trabajo. Las hay pequeñitas, de cinco personas por ejemplo y recibes mil pesitos juntos en unos meses (curiosamente si te propones ponerlos en un frasco por alguna razón no lo haces) o las de un montón de personas en donde lo que recibes son 40 o 50 mil pesos a la vuelta de un año, aunque sean como el aguinaldo, los esperas con ansias y casi tienes todo gastado cuando los recibes, pero no importa, contar con el dinero junto da emoción.

Claro que en estos enjuagues lo más probable es que le haya tocado vivir en carne propia aquello del o la (por alguna razón las mujeres se organizan más fácilmente para manejar este fino arte) que siempre se atrasa o que a media tanda o a penas le toca su número desaparece y deja a todos los demás colgados, así son las cosas y he ahí el que se debe saber cómo, a quién, cuándo, insisto, es parte del arte popular, yo las he escuchado desde los tiempos de la filósofa de Xochiltepec, seguro están desde mucho antes y hasta estos días.

Bien llevadas y organizadas cumplen su función, darte junto un dinero que difícilmente lo tendrías con sólo tu voluntad, necesitas que alguien te corretee, te llame, te mande mensajes, tal vez de ahí la idea del gobierno Federal de crear las “Tandas para el Bienestar” que servirán para que microempresarios dispongan de un capital y lo vayan pagando mensualmente sin intereses.

Se supone se darán un millón de apoyos, aunque no se sabe de cuánto y claro que suena atractivo, aunque no hay muchos detalles por el momento. Será un gran reto para que no haya cartera vencida, para que el dinero circule como debe, para que después de un año se cuenten las ganancias, los logros, los empleos y que, como se espera, se pueda entrar a una segunda vuelta de mayor monto.

Lo que me daría mucha tristeza es que sigamos jugando a la improvisación en materia de emprendimiento. Vivir de un negocio propio no es fácil, se requiere conocimiento, disciplina, visión, pero tenemos la mala manía de no capacitarnos, de no aprovechar todas las herramientas que se tienen ahora al alcance, ya sea en internet, en los organismos de gobierno o a través de asociaciones civiles, en fin, puede ser una buena oportunidad para que ese pequeño negocio que con esfuerzo iniciamos se haga de recursos para que por fin despegue.

Pero está el lado pesimista, en donde estas tandas se conviertan en verdaderas tundas, que coloquialmente no sólo significan palizas (que lo sería para la economía), también se refiere a los esfuerzos o trabajos que se agotan.

Confiar en la palabra de las personas, a diferencia de hace algunos años, ahora es de lo más complicado que existe, nos estamos acostumbrando a decir fácilmente a todo que sí, sin pensar en si somos capaces de cumplir o no.

Es más, le propongo un ejercicio de aquí a que se inicie formalmente este asunto, hágase el propósito de echar diariamente en una alcancía diez pesos, de sus utilidades, de su gasto, de lo que sea que reciba, anote si lo hizo y si no, cuál fue la razón. Al paso de una quincena le aseguro que va a descubrir muchas cosas de usted mismo de las que no se había percatado.

Tenemos que comenzar a autodisciplinarnos, a saber de qué pie cojeamos y tratar de modificarlo, por nuestro bien principalmente; pero en este caso, también por el de las finanzas públicas, porque si esto se convierte en un descalabro la vergüenza no va a ser para el gobierno, creo que por primera vez, toda la culpa sería nuestra.

Insisto, desconozco el monto, las condiciones, pero si yo tuviera un pequeño negocio, desde ahora me pondría a buscar la mejor estrategia para multiplicar los mil, diez mil o cincuenta mil pesos que pudieran darme, encontraría los mecanismos para asegurar el retorno de lo que correspondería mes a mes, no escatimaría en buscar orientación, tomaría cursos en línea (hay montones gratis) de lo que hiciera falta.

Los subsidios en ocasiones son benéficos, pero también lo es la corresponsabilidad y en materia de avance o le entramos todos o nos amolamos todos.