/ jueves 4 de febrero de 2021

¿Víctima o victimismo?


Dice Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias” es decir, uno es quien es junto con aquellas cosas que han contribuido a definirle.

Así es como las circunstancias van formando nuestra personalidad, perspectivas, acciones y está bien, todas las personas vivimos momentos complicados para bien o para mal y compartirlo con quienes nos rodean es una forma de sobrellevarlos, encontrarles solución o hallar consuelo.

El problema viene cuando nos acostumbramos a compartir problemas no porque sean graves, sino sólo buscando atención, consuelo, compañía y entonces vamos pasando de ocasionalmente víctimas de las circunstancias a victimistas.

Alguien victimista es una persona que parece una víctima eterna, siempre le pasa algo malo, se golpea, se lastima, se accidenta, la abandonan, la traicionan, en fin, que si hasta ponemos atención parece que trae su propia nubecita y le llueve y cuando no le llueve, le llovizna.

Lo peor es que parece que el universo conjura para darles la razón acerca de su infelicidad y su necesidad de consuelo porque suelen estar solas, las personas se alejan de ellas.

Vivir hablando de los problemas nuestros de cada día no sólo es una forma de perder a la gente a nuestro alrededor, también es una manera de que nos vaya cada vez peor por la simple ley de atracción.

¿Cómo saber si eres víctima o victimista? Muy simple, analiza de forma lo más imparcial que puedas de qué hablas la mayor parte del tiempo si te das cuenta de que siempre te estás quejando de algo (el café está amargo, el colectivo venía lleno, el tráfico horrible, tu jefe te detesta, le caes mal a tu vecina, tu pareja está rara, tu familia… y la larga lista de etcéteras que se te pueda ocurrir) cambia el chip porque esa atención que recibes no es positiva y no te llena, acabas sintiéndote al final una persona sola.

Si te reconoces como una persona victimista sacúdete la “mala vibra” cambia tu actitud, no es que no busques apoyo cuando algo te va mal, es que, si reflexionas y te das cuenta de que pasas gran parte de tu tiempo quejándote entonces es momento de que comiences a guardarte algunas opiniones.

Intenta romper con ese hábito que sólo te va a provocar enfermedades físicas y mentales, comienza a buscar lo positivo en la situación ¿Puedes llegar a quejarte al trabajo? Pues qué bien, ¡Tienes trabajo! Ahora mismo muchas personas no, ¿Te molesta el tráfico cuando vas en tu auto? ¡Albricias! Tienes un auto, muchas personas no. ¿El café estuvo horrible? Muchas personas padecen gastritis y no pueden beberlo.

Más simple aún: ¿Puedes sentir que algo te molesta? ¡Felicidades! Muchas personas no despertaron más hoy, tú sí ¿Cómo vas a vivir este nuevo día? Esta nueva oportunidad que tú hoy tienes, muchas personas, lamentablemente, ya no.

Fb. @ivonnesanadora

Escríbeme: ideleon@diariodelsur.com.mx



Dice Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias” es decir, uno es quien es junto con aquellas cosas que han contribuido a definirle.

Así es como las circunstancias van formando nuestra personalidad, perspectivas, acciones y está bien, todas las personas vivimos momentos complicados para bien o para mal y compartirlo con quienes nos rodean es una forma de sobrellevarlos, encontrarles solución o hallar consuelo.

El problema viene cuando nos acostumbramos a compartir problemas no porque sean graves, sino sólo buscando atención, consuelo, compañía y entonces vamos pasando de ocasionalmente víctimas de las circunstancias a victimistas.

Alguien victimista es una persona que parece una víctima eterna, siempre le pasa algo malo, se golpea, se lastima, se accidenta, la abandonan, la traicionan, en fin, que si hasta ponemos atención parece que trae su propia nubecita y le llueve y cuando no le llueve, le llovizna.

Lo peor es que parece que el universo conjura para darles la razón acerca de su infelicidad y su necesidad de consuelo porque suelen estar solas, las personas se alejan de ellas.

Vivir hablando de los problemas nuestros de cada día no sólo es una forma de perder a la gente a nuestro alrededor, también es una manera de que nos vaya cada vez peor por la simple ley de atracción.

¿Cómo saber si eres víctima o victimista? Muy simple, analiza de forma lo más imparcial que puedas de qué hablas la mayor parte del tiempo si te das cuenta de que siempre te estás quejando de algo (el café está amargo, el colectivo venía lleno, el tráfico horrible, tu jefe te detesta, le caes mal a tu vecina, tu pareja está rara, tu familia… y la larga lista de etcéteras que se te pueda ocurrir) cambia el chip porque esa atención que recibes no es positiva y no te llena, acabas sintiéndote al final una persona sola.

Si te reconoces como una persona victimista sacúdete la “mala vibra” cambia tu actitud, no es que no busques apoyo cuando algo te va mal, es que, si reflexionas y te das cuenta de que pasas gran parte de tu tiempo quejándote entonces es momento de que comiences a guardarte algunas opiniones.

Intenta romper con ese hábito que sólo te va a provocar enfermedades físicas y mentales, comienza a buscar lo positivo en la situación ¿Puedes llegar a quejarte al trabajo? Pues qué bien, ¡Tienes trabajo! Ahora mismo muchas personas no, ¿Te molesta el tráfico cuando vas en tu auto? ¡Albricias! Tienes un auto, muchas personas no. ¿El café estuvo horrible? Muchas personas padecen gastritis y no pueden beberlo.

Más simple aún: ¿Puedes sentir que algo te molesta? ¡Felicidades! Muchas personas no despertaron más hoy, tú sí ¿Cómo vas a vivir este nuevo día? Esta nueva oportunidad que tú hoy tienes, muchas personas, lamentablemente, ya no.

Fb. @ivonnesanadora

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