Domingo de Guzmán nació el 8 de agosto de 1170 en Caleruega, Burgos, España. Hijo de la Beata Juana de Aza y del Venerable don Félix Núñez de Guzmán, Domingo fue criado en un ambiente de fe y devoción. A los 14 años, se trasladó a Palencia, donde recibió una educación integral en artes, filosofía y teología, culminando como profesor de la escuela catedralicia por cuatro años.
En 1190, Domingo había concluido sus estudios y recibido la tonsura. España atravesaba una época de tensión debido a la presencia bélica de los moros y los conflictos entre príncipes cristianos. Durante una gran hambruna en Palencia, Domingo mostró una generosidad inusual, vendiendo sus pertenencias y su biblioteca personal para ayudar a los necesitados. Este acto de compasión lo consolidó como un líder espiritual comprometido con el bienestar de su comunidad.
En un acto de suprema generosidad, Domingo se ofreció como rescate por el hermano de una mujer que había caído prisionero de los moros. Aunque no fue necesario que se entregara, su valentía y altruismo le ganaron el respeto y la admiración de muchos.
A los 24 años, Domingo fue nombrado canónigo de la catedral de Osma y, un año después, ordenado sacerdote. Acompañó al obispo de Osma en un viaje a Dinamarca por encargo del rey Alfonso VIII, donde se enfrentó a la herejía albigense. Este encuentro lo convenció de la necesidad de una predicación efectiva del Evangelio para contrarrestar las herejías y fortalecer la fe.
Cómo se fundó la orden de Predicadores o Dominicos
Los dominicos u Orden de Predicadores es una orden religiosa de la Iglesia Católica fundada por Santo Domingo de Guzmán, fue en 2016 cuando celebró un año jubilar con el tema «Enviados a predicar el Evangelio». Este Jubileo recordaba la publicación de las Bulas promulgadas por el Papa Honorio III hace 8 siglos, confirmando la fundación de la Orden en 1216 y 1217.
Con la aprobación por parte del Papa se cumplía el sueño del español Domingo de Guzmán quien, preocupado por los problemas del mundo y de la iglesia del momento, sintió la necesidad de crear una Orden cuyos miembros estuvieran dedicados a la predicación, la contemplación, el estudio y la compasión, para ayudar a los hombres y mujeres de cada tiempo
Nacía así la Orden de Predicadores formada por frailes, monjas contemplativas y laicos, a la que se sumaron más tarde las hermanas de vida apostólica formando la Familia Dominicana, en total unos cien mil miembros. A lo largo de estos 800 años de historia hemos contribuido a la expansión de la Palabra de Dios, a la formación en la fe, a la creación de Universidades, a la gestación de los derechos humanos
¿Cuál es el origen del Santo Rosario?
Según la tradición, Santo Domingo recibió el Rosario de manos de la Virgen María en una visión, quien le enseñó a rezarlo y le pidió que lo propagara. Este evento lo convirtió en el mayor promotor del Santo Rosario, una devoción mariana que se extendió ampliamente gracias a su fervor y dedicación.
¿Cómo se reza el Rosario?
El Rosario se inicia con la señal de la Cruz. Posteriormente se anuncian cada uno de los cinco misterios que se contemplan ese día.
Los lunes y sábados se contemplan los misterios gozosos; los martes y viernes, los dolorosos; los jueves, los luminosos; y los miércoles y domingos, los gloriosos.
Cada misterio se compone de un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria. Cuando se han rezado los cinco misterios, se rezan las letanías de la Virgen, oraciones de alabanza a nuestra Madre.
Según las tradiciones de distintos lugares, a esta estructura básica para rezar el Rosario se añaden algunas jaculatorias y oraciones que expresan la riqueza de la piedad popular
Santo Domingo de Guzmán falleció el 6 de agosto de 1221 en Bolonia, a los 50 años. Fue canonizado en 1234 por el Papa Gregorio IX, quien afirmó: "De la santidad de este hombre estoy tan seguro como de la santidad de San Pedro y San Pablo".
Las órdenes mendicantes, dominicos y franciscanos, se convirtieron en pilares fundamentales de la Iglesia durante las crisis del siglo XIII. En 2021, se celebró el VIII Centenario de la muerte de Santo Domingo, ocasión en la que el Papa Francisco envió una carta al Maestro General de la Orden de Predicadores, destacando la relevancia del legado de Domingo en tiempos de transformación y desafíos para la misión evangelizadora de la Iglesia. Como discípulos misioneros, los seguidores de Santo Domingo siguen llevando la luz del Evangelio y el amor de Cristo a todas las "periferias" del mundo, manteniendo vivo el fuego misionero en el corazón de la Iglesia.