Cómo reconocer el talento innovador, el natural y el que se vive a diario como el de nuestra modelo de hoy. Ella no sabe que ya es mayor, pues el arte la ha mantenido fuera de los años que van pasando.
La genialidad no tiene edad, y ella tal vez ha descubierto a través del arte, el arte de ser adulto mayor, sin entrar de pechito en ese estado. Por eso, una mujer como Celsa, es una mujer que inspira, una mujer que demuestra que, más allá de la edad, puede ser el ejemplo de muchas sin proponérselo.
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“El aeropuerto de la ciudad de México era un caos, hacia donde vieras, había personas comiendo de prisa, durmiendo en sus asientos, hablando por teléfono, buscando algo perdido o sencillamente esperando sus vuelos, muchos de ellos hablaban diferentes idiomas y se me ocurrió que así debía haber sido en la famosa historia de la torre de Babel”
Así comienza su última entrega literaria de la amiga Celsa Orduña, se trata de un exquisito texto narrado con el estilo peculiar que la caracteriza, anotando detalles de ese vuelo que la llevará al sitio que siempre ha deseado, aterrizando en Paris y posteriormente continuar a Italia.
Estaba viajando a la tierra de Miguel Ángel Bounarroti. Todas las mujeres sin excepción, sobre todo aquellas que tienen libertad para soñar, viven un amor platónico, transitan sus días enamoradas de un imposible, y nuestra escritora y estelar de hoy, no solo quiso vivirlo en su imaginación, sino que decidió ir a buscarlo.
Celsa Orduña quien se casó a los veinte años con el doctor Gustavo Salazar Maza, se unió a él enamorada, sin perder de vista que Miguel Angel, era su artista y hombre de sus sueños, el mismo que le estaba guiando las manos para escribir la obra de hoy.
Según la obra que lleva por nombre “Un sueño realizado”, llegar hasta Florencia la invitó para que disfrutara Paris y sus museos, la catedral famosa que terminó en cenizas, recorrer el Sena, disfrutar la tierra de Napoleón y finalmente viajar a la Galería de la Academia de Florencia.
No pierde los detalles, la emoción de la escritora es superior a lo que interpreta el lector en sus líneas porque, narra con justicia cuando está frente a la imponente escultura de más de 6 metros ¡El David!, la obra perfecta de Miguel Ángel.
Sí, se trata del mismo David, en el momento previo a enfrenarse con Goliat, tomado como un símbolo de la Republica de Florencia, el mismo que luego se convertiría en el rey David, al vencerlo con unas piedritas y su inteligencia.
Estar en la tierra de Miguel Ángel y poder admirar al David, era lo que más anhelaba en la vida, ese había sido su mayor sueño a cumplir después de tener seis hijos: Gustavo, Clarita, Miguel Ángel, Adolfo, Alma y Enrique, así que después de cumplir como mujer, esposa y madre, viajó hasta Italia para encontrarse con Miguel Angel Bounarroti.
De la mano, Celsa Orduña te transporta en su texto a Europa, admira y adora la escultura que deseaba conocer antes de irse de este planeta y decide, para darle más color a su texto, caminar con destino a la fuente coronada por el Dios de la guerra. Y extasiada ve caer del cielo un chelín.
Pierde la dirección y el tiempo para continuar mágicamente con la historia del sueño realizado; la mujer de cabellos rojos con el niño pelirrojo que admiraba a David, entrelazando su viaje, con el cuento y la magia de manos del mismo Bounarroti, su artista preferido.
Celsa Orduña, nació en Tapachula el 15 de agosto de 1936, precisamente el día de la asunción en cuerpo y alma de la Virgen María, es la menor de 4 hermanos. Llega a este mundo bajo el signo de Leo, lo que justifica su seguridad, saber a dónde quiere llegar, su valentía y fuerza, pero sobre todo, su creatividad y talento.
Celsa Orduña ha escrito muchos libros, no existe terreno alguno del arte por el que no haya transitado. Pinta, escribe poesía, recetas de cocina, pasajes históricos, cuentos y un trozo de su vida como lo hace con la obra que presentó el pasado viernes.
“Un sueño realizado”, describe el sueño de una mujer a nombre de tantas que aún no han tenido el valor y la decisión para cumplirse lo que más han anhelado en la vida.
El libro exhibe a una mujer libre que, a sus 87 años, disfruta de una gran imaginación, a una mujer que es capaz de mezclar la realidad con la ficción y todavía, insertar un cuento.
Dicen los difuntos que de su madre, doña Petrona Orduña Figueroa, poetiza y activista, heredó la vena artística, porque desde niña destacó en todo lo que hacía, incluyendo el deporte y sobre todo como artista.
Celsa es una artista que vive como tal, porque es una mujer capaz de transformar la tristeza en lo que quiera, obtener ganancia de ella y todavía, escribirlo y llenarlo de fantástica ficción.
Creo que voy de prisa, pero tenía catorce años que no sabía de la existencia de Celsa Orduña, en las prisas de la vida me olvidé de aquella mujer sin edad y que un día, al no tener de qué escribir, decidió inmortalizar sus rectas de ensaladas y aderezos.
en nuestro encuentro que ocurrió en la presentación de su libro, le pregunte, ¿Y qué has hecho Celsa? -Vivir- me contestó sin perder la sonrisa -Me dio COVID y sin vacuna, me volvió a dar y acá estoy-
A la escritora la vida no le preocupa, ella no sabe que vive tiempo extra, ella solo sabe que tiene mucho futuro, que mientras su imaginación siga llevándola de la mano por el sendero de la escritura, para escribir todo lo que se inventa y vive, los años podrán seguir pasando que ella, seguirá viviendo como lo sabe hacer.
Celsa Orduña solo estudió la primaria. Con 87 años, una salud a prueba de bombas y un acervo cultural envidiable, mantiene una inquietud por manifestarse y expresarse en todos los escenarios.
Ella es una de esas mujeres que demuestra que más allá de la edad, puede reconocerse su arte por la sencillez e inquietud vital con la que trabaja todos los días.
Su talento, valioso, por cierto, es el resultado de infinidad de experiencias vividas, desde el estado de esposa, madre y finalmente de abuela, lo que le da la vitalidad con la que impregna sus trabajos, es un reflejo de los recuerdos y la forma de vida que lleva.
Celsa Orduña de Salazar, es una mujer a quien se le reconoce por la disciplina, típico en mujeres de su época que aun circulan, por lo sumamente vanguardista.
La escritora, reunió a un grupo de amigos para presentar su penúltimo trabajo literario, exponiendo que no existe edad, que mientras viva seguirá vigente y compartiendo sueños y ambiciones.
Vestida con una blusa gris, un saco verde, un par de esmeraldas en las orejas y una gargantilla a juego, el cabello recogido, los ojos vivos y alegres, su encantadora sonrisa y su imagen ilustre de dama intelectual, Diario del Sur, le hace justicia a una escritora especialista en relatos cortos.
Celsa Orduña puede irse cualquier día, abanderada como la mujer que se cumplió todos sus sueños, que fue feliz y que llegó a la tierra de Miguel Ángel Bounarroti para encontrarse con él.
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Pero cuando Celsa Orduña se vaya, no se podrá ir por completo, porque muchos de los que la conocimos, la escuchamos, vimos y leímos algo escrito por ella, en alguna sobremesa, dirán su nombre, comentarán de su amor con Gustado Salazar, del cariño de sus hijos, sus nietos, pero no olvidarán decir que, un día, cruzó el océano para admirar al Rey David y escribir “Un sueño realizado”
Comentarios: morancarlos.escobar1958@gmail.com
