Desde muy pequeño, Christian García descubrió que la música era su pasión, sin embargo, cuando se tiene una cuna humilde, lograr las cosas cuesta muchas veces el doble o triple que el empeño que le ponen personas con acceso a más recursos.
A los 13 años tuvo que viajar al norte del país, siguiendo a su madre que buscaba un mejor futuro para ambos, estando con ella, se dedicó a trabajar duro en el mismo restaurante en el que su madre había logrado emplearse, sin embargo, tuvo que volver a Tapachula pues cuando quiso continuar sus estudios no fue posible debido a una documentación que estaba en esta ciudad.
De regreso, Christian ha trabajo duro también aquí, decidió quedarse para poder tener la oportunidad de estudiar, lo cual ha conseguido sin descuidar su verdadera pasión: La música.
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“Yo cuando escucho el beat, me pongo a pensar, así voy creando la letra de mis canciones y es entonces cuando siento que puedo entrar al estudio de grabación para dar vida a una nueva creación musical” cuenta el artista.
Sin embargo, la música es una pasión complicada, cada beat o ritmo sobre el que construye su lírica, debe pagarlo, quien le provee de los ritmos es un joven de Santo Domingo, luego, grabar la canción requiere también un pago en el estudio de grabación y posteriormente, la creación del video es también una inversión para este nobel artista.
Pero para él no hay límites, ha trabajado cortando cacao, de mesero, lavaplatos, y lo que haga falta para conseguir el dinero que le permita pagar los requerimientos de su música y también la universidad, actualmente estudia el segundo semestre de la licenciatura en pedagogía.
“Yo realmente no sé a qué pueda ser que me dedique en el futuro, porque siento que voy en dos caminos con mi carrera de pedagogía y mi música, pero creo que mientras haga las cosas con humildad, voy a tener buenos resultados”, dice.
Nervioso, porque, confiesa, es su primera entrevista, explica la diferencia entre rapear y componer, aunque ambas cosas le agradan, una requiere más agudeza que la otra, pues le obliga a ir armando la letra al mismo tiempo que va expresándose, dice del rap, mientras que componer le da más tiempo para armar su canción.
Con apenas 22 años, Christian García, considera que aún tiene tiempo para seguir con su amor por la música, pero mantiene los pies bien puestos sobre la tierra aunque se da permiso de soñar que sus videos logren ser vistos por mucha gente.