Don José Domingo Ruiz González, es un indígena tseltal de 66 años de edad, desde los 10 años comenzó su amor por la pintura, su inspiración el medio ambiente, la cosmovisión de los pueblos originarios, su sistema de organización, su lengua materna y su vestuario.
Sus pinturas dan cuenta de las tradiciones de su pueblo natal, Ocosingo, se introduce en sus comunidades, principalmente Sibacá, San Quintín, Tenango y Montelíbano, muy distantes de la cabecera municipal, su vida es retratar el pasado, traerlo al presente y convocar a sus hermanos a mantener su cultura, sus lenguas y variantes dialectales.
No fue a la escuela para aprender pinturas, no recibió clases, su maestro fue el tiempo, desde niños los insumos para pinturas sus cuadros en piedras que las demolió para hacer el polvo, una mezcla con agua para hacer las pinturas, también utilizaba el carbón, hojas verdes de los árboles para elaborar el color verde de las pinturas.
En su casa en Ocosingo, cuenta que no le era posible tener acceso a lápices de colores, crayolas o acuarelas, tampoco conocía las tijeras y por ello siempre utilizó los materiales de la región, sus cuadros reflejan la conexión del pueblo con la Selva Lacandona, la cultura de sus descendientes, los lacandones mayas.
Su amor por Ocosingo ha traspasado las fronteras, sus obras han viajado a países como Corea, Estados Unidos, Venezuela, Guatemala, Argentina y Santo Domingo en República Dominicana, las firma como "Guardián de la selva" y desde sus obras convoca a la sociedad, a sus pueblos indígenas a vivir en paz.
Cuenta que dedica más de doce horas del día a sus cuadros, su inspiración es el medio ambiente, la cosmovisión de los pueblos originarios, se lo pasa todo el día dibujando bosquejos, pintando el pasado para dejarlo presente en las nuevas generaciones, devolver a la sociedad los valores que se han perdido.
Su misión es documentar algunas cosas que se han ido perdiendo porque la modernidad nos ha ocasionado la pérdida de valores, la pérdida de nuestras raíces, hay quienes ya no hablan su lengua materna y se avergüenzan de su pasado, dijo Ruiz González.
Puntualizó que lo que nunca se debe perder es la lengua materna y como sociedad debemos hacer algo por su rescate, fomento, estudio e investigación para darle mayor fuerza, ahora aún estamos a tiempo y vale la pena mostrar a nuestros descendientes precisamente nuestros orígenes.
