El 3 de junio de 2015, al menos dos toneladas de peces muertos fueron localizados en la Costa de Chiapas, producto de la contaminación que por años ha envenenado al litoral y aguas del océano pacífico.
Pescadores ribereños de Puerto Chiapas iniciaron con la recolección de estas especies muertas, que provocaron total alerta en la frontera sur.
Los supuestos causantes de esta contaminación impune: las industrias que se establecieron en el parque Francisco I. Madero. Cafesca, Procesa y la ahora extinta Herdez que vendió su planta procesadora a Marina Azul, han vertido por más de una década residuos tóxicos de forma directa al mar.
El sitio donde se localizan los muelles para el atraco de embarcaciones, mantiene una manto negro que apenas permite divisar a los peces, a los que han sobrevivido.
Los hedores y el ambiente nauseabundo es respirado todos los días por trabajadores de una gasolinera, pescadores y los mismos empleados de las fábricas, que callan al ser cuestionados sobre esta contaminación.
Erick Fabricio, uno de los pescadores de la zona, refiere que es insoportable tolerar tanto aire turbio.
“Cada día la contaminación es más, hay momentos en que no se soportan los olores, parece que estuvieran quemando animales muertos allí adentro y luego sacan los residuos directos al mar”, relata.
Ductos de toxinas
Diario del Sur ha constatado este problema ambiental. A un costado de la despachadora de gasolina, en el parque industrial de Puerto Chiapas, un ducto arroja aguas negras que hieden a azufre, como si del vil infierno se tratara.
El agua grasosa se esparce sobre las aguas del pacífico mexicano y se extiende, al menos en esta “laguna” que después, con la marea, hace viajar las partículas contaminantes mar adentro.
Los peces deambulan en esta agua cochinas, mientras algunos pescadores arrojan sus redes para “cazar” estas especies y después llevarlas hasta restaurantes y ofrecerlas a los comensales en suculentos platillos del mar.
“Ahorita se ve bonito, pero cuando baja la marea se ve realmente lo que hay, una enorme contaminación, supuestamente aquí tiran residuos Cafesca y Procesa, pero también dicen que aquí pasa el tubo de Herdez”, relata un trabajador del sector.
Los relatores afirman que hay días en que les arde la nariz y, ahora, en tiempos de pandemia, ni el cubrebocas les quita un poco el asco y el estomago revuelto por olfatear todo el día este ambiente inmundo.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) no ha realizado una investigación exhaustiva en torno a este potencial foco de contaminación, tampoco ha sancionado a las empresas que allí operan ni prohibido la operación de estas acciones que únicamente acaban con el ecosistema marino de Puerto Chiapas.
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