En su mensaje dominical,el obispo de Tapachula Jaime Calderón Calderón, llamó a la comunidad católica de esta región a traducir las actitudes evangélicas en acciones a favor de Dios pero sobre todo de los más necesitados.
Dijo que los retos de la vida no se encuentran al inicio, ni al final de los grandes acontecimientos e intervenciones de Dios, sino en la esperanza en él, la cual permite asumir mantener y proyectar la identidad de la existencia.
Señaló que existe una responsabilidad existencial en todos, la cual se debe de traducir en actitudes y acciones concretas para transformar la vida, el entorno y cambiar las relaciones con Dios y con los hermanos más necesitados.
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Hizo hincapié en el adviento el cual no es tiempo de embeleso con la mirada perdida en el horizonte si no es camino seguro de transformación de la realidad como fruto de la esperanza con la conciencia clara de la presencia del señor que viene.
Detalló que todo aquello que impide un paso tranquilo y seguro de la vida para todos tiene que ser cambiado, pero los cambios no se dan en espacios ilusorios y rincones oscuros de la existencia, sino estos se ubican en la historia de personas concretas, por lo que es la historia personal y comunitaria la que ha de ser asumida y transformada no otra.
"Somos cada uno de nosotros quienes hemos de incorporar la esperanza a nuestra vida, cambiando todo aquello que sea necesario para realizarnos en plenitud, en el corazón de la transformación provocada por la esperanza está la presencia cercana de Jesús y es él quién cambia la vida, y es su espera la que da identidad y proyección a la existencia", abundó.
Finalmente mencionó que es necesario repensar y relanzar la misión evangelizadora en las nuevas circunstancias latinoamericanas y caribeñas, tarea que ha comprometido a la iglesia en un camino de conversión decididamente misionera, para someterlo todo al servicio de la instauración del reino de la vida.