En su mensaje dominical, el obispo de Tapachula Jaime Calderón Calderón con singular preocupación externó que en la naturaleza existe un canto desgarrador porque es un amargo grito de la tierra y de todas sus criaturas que gimen y suplican las personas detengan los abusos y su destrucción.
Dijo que ese mismo canto es el clamor de los más pobres que gritan porque están siendo expuestos a la crisis climática, porque son los que más sufren el impacto de las sequías, de las inundaciones, los huracanes y las olas de calor, que siguen siendo cada vez más intensos y frecuentes.
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Señaló que además es el grito de hermanos y hermanas de los pueblos nativos que son víctimas de intereses económicos depredadores, ya que sus territorios ancestrales están siendo invadidos y devastados por todas partes.
Indicó que también ese grito de los niños, adolescentes y jóvenes que amenazados por un egoísmo miope, exigen con ansiedad que los adultos hagan todo lo posible para evitar o al menos limitar el colapso de los ecosistemas de nuestro planeta.
"Al escuchar estos gritos amargos, debemos arrepentirnos y cambiar los estilos de vida y eliminar los sistemas perjudiciales, debemos sentirnos invitados, advirtiendo la degradación de nuestra casa común, a fortalecer una nueva relación con Dios, con los demás y con la misma creación", abundó.
Finalmente mencionó que se debe aprender a escuchar a la creación, por un lado es un canto que alaba al señor y por otro lado es un grito amargo que se queda del maltrato humano, por lo que urgió a los fieles a cuidar del medio ambiente.