La pandemia azota duro a la frontera sur. Los efectos colaterales se resienten en aquellos servicios que familiares requieren después que su ser querido ha muerto.
En Tapachula, dos crematorios ofrecen el servicio de incineración de restos humanos. Uno es propiedad de funerales Bravo y el otro pertenece al grupo Prados del Descanso, ambos saturados desde que el virus comenzó a cobrar víctimas en este y otros municipios de la región Soconusco.
Para Paola Torres Cisneros, gerente de ventas en la casa funeraria Bravo, la situación es crítica ante el escenario que se vive en la localidad y poblaciones aledañas, a causa del incremento de defunciones relacionadas con el virus.
Torres Cisneros ha relatado a Diario del Sur que, con anterioridad y cuando la pandemia no tocaba a la puerta del sur, se realizaban en promedio de 15 a 20 cremaciones mensuales. Es decir, una cada dos días, en proximidad.
Pero con los primeros casos de Covid 19 en la región, la situación que estaba en manos de las autoridades y la población se escurrió como agua y comenzó a salirse de control.
“El repunte de cremaciones comenzó el 9 de mayo, pensábamos que ese sería el tope máximo, pero la situación empeoró. Hace 15 días ( 5 de junio), el número de servicios de cremación aumentó aceleradamente, al grado que hemos llegado a cremar hasta ocho cuerpos diarios”, señala la especialista en el mercadeo de incineraciones humanas.
Del total de cuerpos que ingresan al horno, 50 por ciento proviene de hospitales que atienden los casos de muertes por virus ( IMSS y clínica Covid); la otra parte son personas que perecieron en casa ante la actual saturación que presentan las clínicas en atención a este padecimiento.
Pero decir que ese 50 por ciento murió en el calor de su hogar es un tanto errado. Algunos han perdido la vida en estacionamientos de hospitales, en la calle cuando son trasladados a algún nosocomio o en la soledad de no tener auxilio si viven solos.
“Hemos llegado a una etapa en la que hay cuerpos que están en lista de espera para ser cremados. Tenemos carrozas para el traslado de cuerpos y el equipo especial para movilizarlos, aun así nos vemos saturados porque la demanda en este momento es mucha”.
“El horno tarda de tres a cuatro horas, debe de ser un trabajo minucioso y con los estándares de calidad necesarios, también depende de la masa corporal, pero el tiempo dentro de un horno y los constantes decesos han provocado esta saturación”, expone Paola Torres.
Actualmente, esta agencia funeraria ha implementado un plan de apoyo a las familias que pierden un ser querido por complicaciones respiratorias o directamente Covid. La cremación ronda en los 12 mil pesos, sin embargo, ante la situación ofrecen un descuento de hasta tres mil pesos.
Lo primordial, señala la agencia funeraria Bravo, es disminuir el número de cremaciones diarias por Covid o sospechas de este mal, que ha alcanzado una peligrosa letalidad sin darle la seriedad necesaria por parte de la población y las mismas autoridades.
Diario del Sur corroboró que durante todo el día se realizan cremaciones en Tapachula. El humo negro, que según los especialistas no es dañino para la salud, exhala de estos hornos al norte de la localidad, un cautela y con horas de trabajo que se prolongan incluso hasta pasada la medianoche.
Para los trabajadores de estos crematorios, la nueva normalidad no es más que una etiqueta mal pegada en el diario andar de la población.
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