Como si se tratara de una campaña política, la Alta Comisionada Adjunta de la ACNUR, Kelly Clements, recorrió la frontera sur para fotografiarse junto a personal de este organismo y del Instituto Nacional de Migración (INM), bajo el argumento de conocer los avances en materia de protección internacional.
Mientras tanto, cientos de migrantes siguen a la espera de una oportunidad para poder tramitar el refugio en México, en condiciones adversas, soportando hambre y con la negligencia de los organismos y autoridades encargadas de procurar protección a esta comunidad vulnerable.
Afuera de ACNUR, al sur de la localidad, los extranjeros permanecen días a la espera de poder ingresar a dichas oficinas. La mayoría no tiene opción y duerme en las calles y banquetas aledañas, sin que hasta el momento se integre un programa concreto de ayuda a quienes están a la deriva en Tapachula.
Diario del Sur conversó con algunos migrantes que hacen fila o esperan atención en este recinto aledaño a las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
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Los internacionales afirmaron que han pasado días a la espera de un turno tras haberlo hecho en Comar, donde también lidiaron con demoras y obstáculos ora sus trámites.
Señalaron que el trato ha sido negligente, mientras la titular de este organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), presume su visita a esta sede, la ciudad, el INM y otros refugios para migrantes.
De poco sirve la llegada de la funcionaria, si en el INM los migrantes permanecen sin poder realizar trámites ante una demora denunciada apenas este martes por activistas, que hicieron un llamado al gobierno mexicano a no retener a los extranjeros en la frontera sur.
Aunado a esto, Acnur solventa el sueldo de, al menos, 12 empleados en Comar, por lo que debería urgir a que los trámites se realicen de manera más rápida y eficaz.
La visita de Clements se da en el momento más crítico del estancamiento de miles de migrantes en Tapachula, ante la negligencia de los organismos y dependencias encargadas de procurar trámites y salida de los extranjeros.
A esto se suma las nulas medidas sanitarias en medio de la pandemia del Covid 19, que azota aún a la región y el mundo, debido a que en los alrededores del Acnur, no se mantiene la sana distancia ni se toman las restricciones necesarias.
Las esperas por parte de los migrantes se dan en pleno sol y en condiciones inhumanas, aunado a la lentitud en los trámites y el nepotismo de guardias privados que impiden cualquier tipo de descanso de los extranjeros, al alejarlos de las aceras bajo el argumento que “allí no pueden estar “.
La situación migrante en la frontera sur recrudece, ante la visita de funcionarios y diplomáticos que, lejos de ayudar, retrasan procedimientos y trámites al movilizar al personal de las distintas instancias, mientras cientos, quizá miles, esperan por ayuda.
