Los sicarios mataron a más de una decena de personas y todavía se dieron el lujo de torturar psicológicamente a quienes sobrevivieron, pues los obligaron a observar cómo los acribillaban
Mientras sepultaban a tres de las víctimas de esta masacre, el sospechoso dijo que entendía los cargos que se le imputaban y que algunos podían acarrear la pena de muerte. Luego se declaró no culpable y solicitó un juicio por jurado.