/ jueves 5 de octubre de 2023

Origen del pan de muerto y sus variedades en cada región

La celebración del Día de Muertos en México se caracteriza no solo por su profundo significado cultural, sino también por la diversidad de panes

Las raíces de la celebración del Día de Muertos se entrelazan con las ancestrales costumbres prehispánicas, donde las ofrendas eran un vínculo sagrado entre vivos y difuntos. Uno de los elementos centrales de esta ceremonia era el "pan de mariposa", conocido como "papalotlaxcalli", una especie de tortilla a la que se le imprimía un sello en forma de mariposa mientras la masa aún se encontraba en su estado crudo.

Esta práctica era exclusiva de estas festividades, simbolizaba el ciclo eterno de la vida y la muerte, así como la transformación espiritual. Los antiguos habitantes de estas tierras consideraban al amaranto, la base de este pan, como un alimento sagrado, dotándolo de un significado especial en las ofrendas.

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Otra de las ofrendas prehispánicas estaba dedicada a la diosa Cihuapipiltin, honrando a las mujeres que fallecían durante el parto. Se creía que sus espíritus podían causar enfermedades a los niños, por lo que se les rendía tributo en forma de "panes" elaborados con amaranto, conocidos como xonicuille, y "pan ázimo", una variante de maíz seco y tostado llamado yotlaxcalli.

Fray Diego de Durán, en su crónica sobre la ofrenda a Huitzilopochtli, relata que durante la festividad, la población se alimentaba principalmente de "tzoalli con miel", una mezcla de amaranto y miel de avispa o maguey. Con esta amalgama, confeccionaban una imponente imagen del dios, la adornaban y vestían, acompañada de huesos elaborados que se depositaban a sus pies, junto con pequeñas tortillas y otros panes.

El antecedente más cercano al actual pan de muerto era el "huitlatamalli", una suerte de tamal con profundo simbolismo en estas ceremonias. De manera singular, el "papalotlaxcalli", o pan de mariposa, marcaba una distinción, siendo una especie de tortilla decorada con mariposas pintadas a mano, resaltando así su exclusividad en estas festividades prehispánicas.

Estos rituales ancestrales, con sus elementos culinarios y simbólicos, han perdurado a través de los siglos, y hoy en día, se entrelazan con las tradiciones actuales en la celebración del Día de Muertos, honrando una rica herencia cultural que sigue viva en la sociedad contemporánea.


El antecedente más cercano al actual pan de muerto era el "huitlatamalli"/Foto: Facebook | PanyPastelesLirio



La celebración del Día de Muertos en México se caracteriza no solo por su profundo significado cultural, sino también por la diversidad de panes que honran a los difuntos en distintas regiones del país:

Aguascalientes, Baja California, Colima, Coahuila, Chihuahua, Jalisco y Nayarit: El pan de muerto tradicional se presenta en diversas formas, desde individuales hasta tamaños familiares, con pesos que oscilan entre 60 gramos y 2 kilos.

Ciudad de México y Estado de México: Aquí se encuentra el clásico "pan de muerto", también conocido como hojaldra en algunas localidades. Esta variante se distingue por su forma redonda, decorada con canillas de la misma masa, espolvoreada con azúcar blanca o rosa, evocando la simbología prehispánica del color rojo. Este pan sustituyó al Zompantli.


El pan de muerto tradicional se presenta en diversas formas/Foto: Archivo | El Occidental


Ciudad de México (Mixquic): Se destacan las "despeinadas", rosquitas de azúcar colorada, el pan de muerto tradicional, y las elaboradas en forma de mariposa, relacionadas con la creencia de que las niñas se transforman en mariposas al morir.

Estado de México:El "Muertes" es un pan antropomorfo hecho con yema de huevo. En esta misma masa se crean conejos, borregos y finas, acompañados de un toque de canela. También se elaboran otras variantes como el "triconio" y el "pan sobado", que mezcla masa blanca con masa dulce. La creatividad culinaria se extiende a las gorditas de maíz quebrado, los tlaxcales y las caladillas, cada una con su toque distintivo y sabor único.

Guerrero: En las ofrendas, los "camarones", tortas y "amargosas" ocupan un lugar especial. Además, se encuentran muñecos y panes con formas diversas, todos adornados con el característico tono solferino.


Decorado con canillas de la misma masa, espolvoreada con azúcar blanca o rosa/Foto: Archivo | El Sol de Cuernavaca


Guanajuato: En Acámbaro, los panaderos elaboran conejos, mulas, borregos y pan de canela. También se presentan las "almas", figuras humanas glaseadas de blanco con un punto de azúcar rosa, mientras que los panes infantiles se presentan en tonos completamente blancos.

Hidalgo:Las "Moriscas", hechas con harina, canela, huevo y pulque, son una delicia tradicional en esta región. En Xochicoatlán, los "bodoques" son obsequios especiales para aquellos que asisten al novenario. Por otro lado, en la región huasteca, el pan "peluca" se distribuía en velorios y se colocaba en las ofrendas de muertos. Este pan, elaborado con harina de trigo en hornos calabaceros, recuerda en su forma a los chongos o molotes de las pelucas antiguas.



Las "despeinadas", rosquitas de azúcar colorada/Foto: Facebook | Comamos PAN


Michoacán: El "pan de ofrenda" se destaca por su variedad de formas y colores. Desde vírgenes hasta campesinos, pasando por conejos y sombreros, cada figura tiene un significado especial en esta festividad. Asimismo, las calaveras y flores pintadas con nombres de difuntos y vivos son un elemento característico.

Morelos: El pan antropomorfo de esta región es altamente decorado, con brazos extendidos a diferencia de otras representaciones donde los brazos están cruzados.

Oaxaca: En esta región, las "Regañadas" son panes de pasta hojaldrada que se utilizan en las ofrendas, representando las "ánimas" de personas o animales. También se prepara un pan de yema de huevo, con o sin ajonjolí, elaborado con azúcar y acabado en porcelana, que representa tanto la cara de un difunto adulto como de un niño. En Tlacolula, se crean figuras diversas como conejos, payasos, pan de cazuela y pan de pulque. Destaca el "Pan de Yuca", originario de Mayultiaguis, el cual se manda a hacer de manera especial.



El pan de muerto, más allá de su tradicional forma, encuentra en México una amplia gama de interpretaciones y sabores/Foto: Facebook | " LOS TOUR´S DEL CENTRO HISTORICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO



Puebla:En esta región se elaboran los "Golletes", roscas adornadas con colores vivos. También se encuentra el "Sequillo", un mamón seco de tono amarillo similar a la yema de huevo.

En todo el país, se producen una amplia variedad de panes y su diversidad hace difícil incluirlos todos en esta breve descripción. México emplea en la producción panadera prácticamente todas las técnicas de manufactura y decoración utilizadas en cerámica. A partir de una simple bola, plancha o cilindro, se crean conchas, chilindrinas, galletas y trenzas. La decoración se realiza con la misma masa, asemejando el pastillaje; se marcan las formas con un palillo y se moldean con los dedos, técnica conocida como "repulgado", que evoca los detalles ornamentales de las cazuelas. También se emplean cortes realizados con hojas de metal para simular plumajes de aves, tanto en barro como en masa de harina de trigo. Así, los panes festivos de Hidalgo, Guerrero y Michoacán semejan auténticas terracotas o esculturas en madera.

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Las raíces de la celebración del Día de Muertos se entrelazan con las ancestrales costumbres prehispánicas, donde las ofrendas eran un vínculo sagrado entre vivos y difuntos. Uno de los elementos centrales de esta ceremonia era el "pan de mariposa", conocido como "papalotlaxcalli", una especie de tortilla a la que se le imprimía un sello en forma de mariposa mientras la masa aún se encontraba en su estado crudo.

Esta práctica era exclusiva de estas festividades, simbolizaba el ciclo eterno de la vida y la muerte, así como la transformación espiritual. Los antiguos habitantes de estas tierras consideraban al amaranto, la base de este pan, como un alimento sagrado, dotándolo de un significado especial en las ofrendas.

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Otra de las ofrendas prehispánicas estaba dedicada a la diosa Cihuapipiltin, honrando a las mujeres que fallecían durante el parto. Se creía que sus espíritus podían causar enfermedades a los niños, por lo que se les rendía tributo en forma de "panes" elaborados con amaranto, conocidos como xonicuille, y "pan ázimo", una variante de maíz seco y tostado llamado yotlaxcalli.

Fray Diego de Durán, en su crónica sobre la ofrenda a Huitzilopochtli, relata que durante la festividad, la población se alimentaba principalmente de "tzoalli con miel", una mezcla de amaranto y miel de avispa o maguey. Con esta amalgama, confeccionaban una imponente imagen del dios, la adornaban y vestían, acompañada de huesos elaborados que se depositaban a sus pies, junto con pequeñas tortillas y otros panes.

El antecedente más cercano al actual pan de muerto era el "huitlatamalli", una suerte de tamal con profundo simbolismo en estas ceremonias. De manera singular, el "papalotlaxcalli", o pan de mariposa, marcaba una distinción, siendo una especie de tortilla decorada con mariposas pintadas a mano, resaltando así su exclusividad en estas festividades prehispánicas.

Estos rituales ancestrales, con sus elementos culinarios y simbólicos, han perdurado a través de los siglos, y hoy en día, se entrelazan con las tradiciones actuales en la celebración del Día de Muertos, honrando una rica herencia cultural que sigue viva en la sociedad contemporánea.


El antecedente más cercano al actual pan de muerto era el "huitlatamalli"/Foto: Facebook | PanyPastelesLirio



La celebración del Día de Muertos en México se caracteriza no solo por su profundo significado cultural, sino también por la diversidad de panes que honran a los difuntos en distintas regiones del país:

Aguascalientes, Baja California, Colima, Coahuila, Chihuahua, Jalisco y Nayarit: El pan de muerto tradicional se presenta en diversas formas, desde individuales hasta tamaños familiares, con pesos que oscilan entre 60 gramos y 2 kilos.

Ciudad de México y Estado de México: Aquí se encuentra el clásico "pan de muerto", también conocido como hojaldra en algunas localidades. Esta variante se distingue por su forma redonda, decorada con canillas de la misma masa, espolvoreada con azúcar blanca o rosa, evocando la simbología prehispánica del color rojo. Este pan sustituyó al Zompantli.


El pan de muerto tradicional se presenta en diversas formas/Foto: Archivo | El Occidental


Ciudad de México (Mixquic): Se destacan las "despeinadas", rosquitas de azúcar colorada, el pan de muerto tradicional, y las elaboradas en forma de mariposa, relacionadas con la creencia de que las niñas se transforman en mariposas al morir.

Estado de México:El "Muertes" es un pan antropomorfo hecho con yema de huevo. En esta misma masa se crean conejos, borregos y finas, acompañados de un toque de canela. También se elaboran otras variantes como el "triconio" y el "pan sobado", que mezcla masa blanca con masa dulce. La creatividad culinaria se extiende a las gorditas de maíz quebrado, los tlaxcales y las caladillas, cada una con su toque distintivo y sabor único.

Guerrero: En las ofrendas, los "camarones", tortas y "amargosas" ocupan un lugar especial. Además, se encuentran muñecos y panes con formas diversas, todos adornados con el característico tono solferino.


Decorado con canillas de la misma masa, espolvoreada con azúcar blanca o rosa/Foto: Archivo | El Sol de Cuernavaca


Guanajuato: En Acámbaro, los panaderos elaboran conejos, mulas, borregos y pan de canela. También se presentan las "almas", figuras humanas glaseadas de blanco con un punto de azúcar rosa, mientras que los panes infantiles se presentan en tonos completamente blancos.

Hidalgo:Las "Moriscas", hechas con harina, canela, huevo y pulque, son una delicia tradicional en esta región. En Xochicoatlán, los "bodoques" son obsequios especiales para aquellos que asisten al novenario. Por otro lado, en la región huasteca, el pan "peluca" se distribuía en velorios y se colocaba en las ofrendas de muertos. Este pan, elaborado con harina de trigo en hornos calabaceros, recuerda en su forma a los chongos o molotes de las pelucas antiguas.



Las "despeinadas", rosquitas de azúcar colorada/Foto: Facebook | Comamos PAN


Michoacán: El "pan de ofrenda" se destaca por su variedad de formas y colores. Desde vírgenes hasta campesinos, pasando por conejos y sombreros, cada figura tiene un significado especial en esta festividad. Asimismo, las calaveras y flores pintadas con nombres de difuntos y vivos son un elemento característico.

Morelos: El pan antropomorfo de esta región es altamente decorado, con brazos extendidos a diferencia de otras representaciones donde los brazos están cruzados.

Oaxaca: En esta región, las "Regañadas" son panes de pasta hojaldrada que se utilizan en las ofrendas, representando las "ánimas" de personas o animales. También se prepara un pan de yema de huevo, con o sin ajonjolí, elaborado con azúcar y acabado en porcelana, que representa tanto la cara de un difunto adulto como de un niño. En Tlacolula, se crean figuras diversas como conejos, payasos, pan de cazuela y pan de pulque. Destaca el "Pan de Yuca", originario de Mayultiaguis, el cual se manda a hacer de manera especial.



El pan de muerto, más allá de su tradicional forma, encuentra en México una amplia gama de interpretaciones y sabores/Foto: Facebook | " LOS TOUR´S DEL CENTRO HISTORICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO



Puebla:En esta región se elaboran los "Golletes", roscas adornadas con colores vivos. También se encuentra el "Sequillo", un mamón seco de tono amarillo similar a la yema de huevo.

En todo el país, se producen una amplia variedad de panes y su diversidad hace difícil incluirlos todos en esta breve descripción. México emplea en la producción panadera prácticamente todas las técnicas de manufactura y decoración utilizadas en cerámica. A partir de una simple bola, plancha o cilindro, se crean conchas, chilindrinas, galletas y trenzas. La decoración se realiza con la misma masa, asemejando el pastillaje; se marcan las formas con un palillo y se moldean con los dedos, técnica conocida como "repulgado", que evoca los detalles ornamentales de las cazuelas. También se emplean cortes realizados con hojas de metal para simular plumajes de aves, tanto en barro como en masa de harina de trigo. Así, los panes festivos de Hidalgo, Guerrero y Michoacán semejan auténticas terracotas o esculturas en madera.

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