La Semana Santa, también conocida como Semana Mayor, representa una de las festividades más significativas en la cultura cristiana. Este evento conmemora las diversas etapas de la Pasión de Jesucristo, desde su triunfal entrada a Jerusalén hasta su viacrucis, muerte y resurrección. La intensidad litúrgica y ritual de la Semana Santa la convierte en uno de los momentos más destacados del calendario cristiano.
En términos religiosos, esta semana simboliza la última semana de Jesucristo en la Tierra, abarcando desde lo triunfal hasta lo trágico y lo glorioso. Celebrada en fechas variables entre marzo y abril, se inicia con el Domingo de Ramos y, a partir del Miércoles de Ceniza, los días adquieren un carácter sagrado. El "Triduo Pascual," que comprende desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Pascua, se destaca como el período más significativo de esta conmemoración.
Los orígenes de la Semana Santa se entrelazan con la Pascua judía, considerando a Jesús de Nazaret como el "Cordero de Pascua" cuyo sacrificio redentor expió los pecados de la humanidad. Inicialmente celebrada por los primeros cristianos y posteriormente por los romanos cristianizados en el siglo IV, la Semana Santa ha evolucionado de manera única en cada región cristiana, fusionándose con tradiciones paganas, especialmente las relacionadas con la primavera.
¿Por qué se celebra la Semana Santa?
La respuesta radica en la conmemoración de los días significativos que marcaron el camino de Jesús, desde su entrada triunfal hasta su sacrificio y resurrección por la humanidad. A través de ritos como procesiones, el ayuno y otros actos religiosos, los creyentes buscan recordar la vida y el sufrimiento de Jesús, promoviendo la reflexión, oración y reconciliación como medios para meditar sobre las acciones cotidianas y generar cambios positivos.
¿Cuándo se celebra la Semana Santa?
La fecha de esta celebración varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril, siempre precedida por la Cuaresma y enmarcada entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Pascua o Resurrección. Las primeras normas para la celebración se establecieron en el Primer Concilio de Nicea en el año 325, resolviendo la discrepancia entre las Iglesias de Roma y Alejandría. La fecha actual se determina mediante criterios específicos, como celebrarla siempre un domingo, evitando la coincidencia con la Pascua judía y basándose en la primera luna llena de la primavera boreal, garantizando que ocurra después del equinoccio del hemisferio norte entre el 20 y 21 de marzo. Este cálculo, propuesto por Dionisio el Exiguo en el año 525, ha perdurado y sigue definiendo el momento exacto en que se celebra la Semana Santa.
