Desde su inauguración en el año de 1985, el mercado de los Laureles no ha sido precisamente el más funcional o abarrotado de la ciudad, la idea era que fuera un punto de abasto para las colonias al sur poniente de la ciudad, sin embargo, nunca tuvo la afluencia que se esperaba que tuviera, así que los pocos locatarios que ahí se mantienen languidecen a la espera de compradores.
En el fracaso de este lugar, el diseño pudo haber jugado un papel importante pues la fachada es un muro gris contrario a otros mercados que cuentan con diversas áreas de acceso, en este lugar no ocurre ese fenómeno y en su interior es bastante oscuro lo que le da un aspecto más bien lúgrube efecto que se acentúa con el casi abandono actual.
Así fue como los terrenos de este mercado, se han convertido en espacio para recolectar basura, en uno de sus costados hay un Banco de Alimentos y en el otro de sus costados, una bajada que por años estuvo desprotegida y que ahora, con una reja impide el acceso pues el espacio se ha convertido en un cementerio de autos.
Efectivamente, la lente de Diario del Sur pudo captar como en el mercado "San Juan II" que es el nombre oficial de este conocido como "mercado de los Laureles", autos de diferentes dependencias municipales se encuentran ahí abandonados a su suerte a la intemperie y convirtiéndose cada día más en chatarra inservible.
Durante casi cuatro décadas, locatarios del inmueble han pedido reiteradamente la atención de las autoridades hacia este mercado, sin embargo, el silencio ha sido la única respuesta que han obtenido por lo que la gran mayoría han optado por buscar espacio en otros lugares más concurridos, esto deja al lugar con muy pocos productos que ofrecer, un espacio sombrío casi abandonado al que pocas personas se aventuran a ingresar, esto genera pocas compras y un círculo vicioso en detrimento de la economía de quienes dependen de sus ventas para la economía del hogar.
La reciente apertura de una escuela enfrente del mercado, le ha dado un poco de movimiento al lugar, aunque esto ha beneficiado mayormente a quienes tenían la suerte de un local en la parte alta del mercado y en la zona de comida.