Las estatuas humanas son una expresión artística única que cobra vida en las calles de Tapachula. En esta ocasión, exploramos el fascinante mundo de estos artistas callejeros, quienes, con maquillaje y vestuarios meticulosos, transforman su cuerpo en obras de arte estáticas, desafiando el tiempo y capturando la atención de transeúntes con su habilidad para encarnar la quietud y la expresión en una danza silenciosa.
Don Carlos nos explica que su carrera de mimo la empezó desde los 17 años de edad y en todo este tiempo, ha visitado los estados de la república, incluso ha estado en el extranjero.
Señala que en España, visitó las ciudades de Barcelona y Madrid en donde pudo conocer el trabajo y experiencia de otros mimos de quienes aprendió mucho.
Desde su juventud le gustó el arte, ya que dice que el ser mimo es satisfactorio pues sacarle una sonrisa a la gente que va seria, preocupada o estresada es único. “Caerles bien o en gracia y que te den una moneda es satisfactorio. Van caminando, pasan de largo, pero les da curiosidad y regresan; se sonríen con nuestro trabajo, con nuestro arte urbano y eso da una satisfacción personal”, expresa.
Considera que a cada persona le gusta un oficio o profesión, pero asegura que es Dios el que tiene preparado desde antes lo que uno va a ser. “Lo que uno haga, barrer, reportero, corresponsal, panadero, mecánico, lo que sea que uno haga es su vocación y hay que hacerlo bien”, señala.
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Opina que cada trabajo tiene su esfuerzo, valor y aportación por lo que no se debe criticar, mejor tener temple y mesura al opinar de la labor que cada uno tiene. Lo comenta porque en una ocasión una persona le dijo que su trabajo era fácil, sin saber lo que tiene que hacer antes de llevar un personaje de estatua a las calles.
Don Carlos nos comparte que para poder aguantar mucho tiempo parado y en diferentes poses, previamente hace ejercicio a fin de no tener afectaciones a su cuerpo u órganos, eso habla de voluntad y disciplina en su vida.
Si bien hay gente negativa, que con sus expresiones desaprueba su trabajo o lo insulta, resalta que se da por bien pagado cuando recibe una moneda y una sonrisa de la gente, lo que indica que le alegró su día y su vida.
