/ viernes 23 de junio de 2023

La cultura de la donación salva vidas, como a la maestra Ivonne González

Un trasplante, es un procedimiento complejo porque lleva las voluntades de muchas personas, instituciones, médicos especialistas y personal de apoyo

La maestra Ivonne González Gordillo llevaba 14 años con una enfermedad renal crónica y una complicada calidad de vida, hasta que un trasplante de riñón de un paciente cadavérico, hizo la diferencia y volvió a la vida.

Ciudad Salud, en Tapachula, es el único hospital en Chiapas que tiene activo tanto el programa de procuración de órganos con fines de trasplante como la cédula para trasplante renal. Desde su creación, en el 2006, se han realizado un total de 79 trasplantes renales: 69 de donación vivo (aquel paciente que consigue que su papá, su hermano… le regalen un riñón) y los otros diez de donación cadavérica, es decir, de aquellos pacientes que tienen el diagnóstico de muerte encefálica y que su familiar acepta que se donen sus órganos. Cuando esto sucede y gracias a los especialistas de Ciudad Salud, los riñones no se van a otros lugares de la República, como el resto de los órganos (hígado, corazón, etc.) y se quedan en el Estado. En el hospital se encargan de la extracción de los riñones, y de los demás órganos la logística la llevan los otros hospitales, de Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey.

Te puede interesar: Un hermano solidario salva la vida de Hilda con un trasplante de riñón

El doctor José Roberto Gallardo Soberanes, Coordinador Hospitalario de Donación de Órganos con Fines de Trasplante en Ciudad Salud, en entrevista exclusiva en donde también estuvo la maestra Ivonne, recién trasplantada, dio a conocer que se trata de un procedimiento complejo porque lleva las voluntades de muchas personas, instituciones, médicos especialistas, además de todo el personal de apoyo.

Que este tipo de intervenciones se realicen en Chiapas es un gran logro, ya que para tener activo el programa se debe tener al menos un especialista en trasplantes, en este caso es el doctor Aldo Ticona Garrón; se cuenta con un segundo cirujano, el doctor José Manuel de Gante, y además el nefrólogo, el doctor Anselmo Mugerza. Sin embargo, es un trabajo en el que se ven inmersas muchas especialidades como infectología, otorrinolaringología, cardiología, psicología, psiquiatría, ya que los pacientes deben ser valorados por todos ellos, de manera integral para que al final, en un comité de 20 integrantes, en donde participa el director del hospital, la directora médica, las subdirecciones quirúrgicas, el urólogo, el nefrólogo y el trasplantólogo, se determina si se acepta o no la intervención. “Por eso el éxito del programa”, aclara el doctor Gallardo.

Para iniciar un proceso de esta índole, primero se busca que el paciente receptor llegue en las mejores condiciones. En el caso del donante, cuando es donante vivo, se verifica que la función de sus riñones esté bien; en el caso del paciente cadavérico la clave es la compatibilidad porque si no el rechazo es agudo y rápido.

De acuerdo con Gallardo Soberanes, una vez que se trasplanta un riñón, es cuestión de horas para que empiece a funcionar: “En las primeras 12 horas del trasplante los pacientes están orinando de 3 a 5 litros, cuando ya estaban sin orinar u orinando de 200 a 300 ml al día. Es maravilloso”.

La maestra Ivonne González, receptora de un riñón de paciente cadavérico, narra que llevaba 14 años con una enfermedad renal crónica: “Mi riñón estaba al 50% de funcionamiento. A los 12 años terminó la función renal y comenzó el proceso de diálisis peritoneal. A los 9 meses recibo una llamada de Ciudad Salud. Para ese entonces yo ya había llevado un protocolo de trasplante”. Eran cuatro aspirantes, pero ella fue la de mayor compatibilidad. “Entré a quirófano y hasta entonces me lo creí. Hacen una valla, como un homenaje a quien donó vida”.


Caer en manos de Ciudad Salud fue lo mejor, lo más grande que me pudo pasar… la amabilidad de todos, hasta los policías de guardia, las enfermeras, doctores, muy comprometidos. El doctor que me atendía estaba de vacaciones, pero todos los días pasaba a verme. El doctor que hizo la cirugía postergó sus vacaciones. Ese compromiso no lo hace cualquiera por lo que estoy infinitamente agradecida”.

La maestra Ivonne hizo énfasis en el gran trabajo que hay detrás y en lo mucho que falta por hacer: “No tenemos idea de todo lo que se requiere y se hace para traer un órgano. Desde el área de psicología que tiene la labor de convencer a la familia para que done los órganos. En México nos falta eso, la cultura, porque ya muertos para qué queremos los órganos, vamos a nutrir gusanitos, mejor demos calidad de vida a alguien”.

doctor José Roberto Gallardo Soberanes, Coordinador Hospitalario de Donación de Órganos con Fines de Trasplante en Ciudad Salud / Foto: Ronay González | Diario del Sur

El sobrellevar una enfermedad renal no es fácil, desde el momento del diagnóstico hay que llevar una dieta especial, después, cuando ya es necesario, llega el proceso de diálisis. “La primera diálisis de 24 horas, la diálisis hospitalaria, es muy fea porque son muchos síntomas, se te infla el estómago, te da vómito, quieres comer pero no puedes”. La maestra Ivonne tuvo que modificar sus horarios laborales porque tenía que atender su tratamiento, y afortunadamente su trabajo se lo permitió, pero no siempre es así, además de que se depende de conectarse a una máquina para vivir: “Perdí muchas actividades de mi hija porque dependes de los horarios en los que te toca conectarte. Fue muy desgastante ese periodo, el primer mes si me quebró, pero yo siempre tuve fe y creí que Dios me iba a dar mi riñón, ¿cómo?, no sabía, pero tenía la fe y la certeza, es difícil pero no hay que perderla”.

Se trata de una enfermedad familiar pues no sólo sufre el paciente, también los familiares modifican sus actividades. “Gracias a Dios tuve el apoyo de mi esposo y se relevaba con mi papá para cuidarme porque mi mamá cuidaba a mi hija, la llevaba y traía de la escuela. Es todo un cambio el que sufren los papás, la pareja”, narra Ivonne.


Finalmente, tanto el doctor como la maestra coincidieron en la importancia de la cultura de la donación. “Con el corazón en la mano les pediría que platicaran en familia, que respetaran la voluntad de cada integrante, porque hay mucha gente que se ha muerto con el objetivo de que si algo sirve de él, se done, pero aparecen los familiares y se niegan… Es necesario concientizar y valorar. Los invito a que donen amor y vida”, dijo la maestra Ivonne, a quien una donación le cambió la vida.

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La maestra Ivonne González Gordillo llevaba 14 años con una enfermedad renal crónica y una complicada calidad de vida, hasta que un trasplante de riñón de un paciente cadavérico, hizo la diferencia y volvió a la vida.

Ciudad Salud, en Tapachula, es el único hospital en Chiapas que tiene activo tanto el programa de procuración de órganos con fines de trasplante como la cédula para trasplante renal. Desde su creación, en el 2006, se han realizado un total de 79 trasplantes renales: 69 de donación vivo (aquel paciente que consigue que su papá, su hermano… le regalen un riñón) y los otros diez de donación cadavérica, es decir, de aquellos pacientes que tienen el diagnóstico de muerte encefálica y que su familiar acepta que se donen sus órganos. Cuando esto sucede y gracias a los especialistas de Ciudad Salud, los riñones no se van a otros lugares de la República, como el resto de los órganos (hígado, corazón, etc.) y se quedan en el Estado. En el hospital se encargan de la extracción de los riñones, y de los demás órganos la logística la llevan los otros hospitales, de Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey.

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El doctor José Roberto Gallardo Soberanes, Coordinador Hospitalario de Donación de Órganos con Fines de Trasplante en Ciudad Salud, en entrevista exclusiva en donde también estuvo la maestra Ivonne, recién trasplantada, dio a conocer que se trata de un procedimiento complejo porque lleva las voluntades de muchas personas, instituciones, médicos especialistas, además de todo el personal de apoyo.

Que este tipo de intervenciones se realicen en Chiapas es un gran logro, ya que para tener activo el programa se debe tener al menos un especialista en trasplantes, en este caso es el doctor Aldo Ticona Garrón; se cuenta con un segundo cirujano, el doctor José Manuel de Gante, y además el nefrólogo, el doctor Anselmo Mugerza. Sin embargo, es un trabajo en el que se ven inmersas muchas especialidades como infectología, otorrinolaringología, cardiología, psicología, psiquiatría, ya que los pacientes deben ser valorados por todos ellos, de manera integral para que al final, en un comité de 20 integrantes, en donde participa el director del hospital, la directora médica, las subdirecciones quirúrgicas, el urólogo, el nefrólogo y el trasplantólogo, se determina si se acepta o no la intervención. “Por eso el éxito del programa”, aclara el doctor Gallardo.

Para iniciar un proceso de esta índole, primero se busca que el paciente receptor llegue en las mejores condiciones. En el caso del donante, cuando es donante vivo, se verifica que la función de sus riñones esté bien; en el caso del paciente cadavérico la clave es la compatibilidad porque si no el rechazo es agudo y rápido.

De acuerdo con Gallardo Soberanes, una vez que se trasplanta un riñón, es cuestión de horas para que empiece a funcionar: “En las primeras 12 horas del trasplante los pacientes están orinando de 3 a 5 litros, cuando ya estaban sin orinar u orinando de 200 a 300 ml al día. Es maravilloso”.

La maestra Ivonne González, receptora de un riñón de paciente cadavérico, narra que llevaba 14 años con una enfermedad renal crónica: “Mi riñón estaba al 50% de funcionamiento. A los 12 años terminó la función renal y comenzó el proceso de diálisis peritoneal. A los 9 meses recibo una llamada de Ciudad Salud. Para ese entonces yo ya había llevado un protocolo de trasplante”. Eran cuatro aspirantes, pero ella fue la de mayor compatibilidad. “Entré a quirófano y hasta entonces me lo creí. Hacen una valla, como un homenaje a quien donó vida”.


Caer en manos de Ciudad Salud fue lo mejor, lo más grande que me pudo pasar… la amabilidad de todos, hasta los policías de guardia, las enfermeras, doctores, muy comprometidos. El doctor que me atendía estaba de vacaciones, pero todos los días pasaba a verme. El doctor que hizo la cirugía postergó sus vacaciones. Ese compromiso no lo hace cualquiera por lo que estoy infinitamente agradecida”.

La maestra Ivonne hizo énfasis en el gran trabajo que hay detrás y en lo mucho que falta por hacer: “No tenemos idea de todo lo que se requiere y se hace para traer un órgano. Desde el área de psicología que tiene la labor de convencer a la familia para que done los órganos. En México nos falta eso, la cultura, porque ya muertos para qué queremos los órganos, vamos a nutrir gusanitos, mejor demos calidad de vida a alguien”.

doctor José Roberto Gallardo Soberanes, Coordinador Hospitalario de Donación de Órganos con Fines de Trasplante en Ciudad Salud / Foto: Ronay González | Diario del Sur

El sobrellevar una enfermedad renal no es fácil, desde el momento del diagnóstico hay que llevar una dieta especial, después, cuando ya es necesario, llega el proceso de diálisis. “La primera diálisis de 24 horas, la diálisis hospitalaria, es muy fea porque son muchos síntomas, se te infla el estómago, te da vómito, quieres comer pero no puedes”. La maestra Ivonne tuvo que modificar sus horarios laborales porque tenía que atender su tratamiento, y afortunadamente su trabajo se lo permitió, pero no siempre es así, además de que se depende de conectarse a una máquina para vivir: “Perdí muchas actividades de mi hija porque dependes de los horarios en los que te toca conectarte. Fue muy desgastante ese periodo, el primer mes si me quebró, pero yo siempre tuve fe y creí que Dios me iba a dar mi riñón, ¿cómo?, no sabía, pero tenía la fe y la certeza, es difícil pero no hay que perderla”.

Se trata de una enfermedad familiar pues no sólo sufre el paciente, también los familiares modifican sus actividades. “Gracias a Dios tuve el apoyo de mi esposo y se relevaba con mi papá para cuidarme porque mi mamá cuidaba a mi hija, la llevaba y traía de la escuela. Es todo un cambio el que sufren los papás, la pareja”, narra Ivonne.


Finalmente, tanto el doctor como la maestra coincidieron en la importancia de la cultura de la donación. “Con el corazón en la mano les pediría que platicaran en familia, que respetaran la voluntad de cada integrante, porque hay mucha gente que se ha muerto con el objetivo de que si algo sirve de él, se done, pero aparecen los familiares y se niegan… Es necesario concientizar y valorar. Los invito a que donen amor y vida”, dijo la maestra Ivonne, a quien una donación le cambió la vida.

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