El obispo emérito Felipe Arizmendi es cardenal

El anuncio se dio tras el Ángelus por el propio Papa Francisco y fue recibido con alegría por el episcopado mexicano

  · domingo 25 de octubre de 2020

Mons. Felipe Arizmendi Esquivel / Foto: Cortesía | @CCardenalicio


San Cristóbal de Las Casas.- El obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel fue nombrado este día entre los 13 nuevos cardenales investidos por el Papa Francisco, en un anuncio hecho luego de la misa de Ángelus este domingo 25 de octubre.

Una vez que se supo que Arizmendi Esquivel se encontraba entre los nombramientos, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) manifestó su alegría en un comunicado, en el que celebran el nombramiento del obispo emérito a quien le reconocen su gran calidad humana y su labor en pro de los más necesitados, tal como lo cita el cardenal Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara.



Felipe Arizmendi Esquivel es el XLVI obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas en Chiapas, una de las diócesis más antiguas de México, fue obispo en Tapachula de 1991 a 2000 y sacerdote en la Arquidiócesis de Toluca desde su ordenación en 1963 hasta su nombramiento episcopal.



El 3 de noviembre de 2017 le fue aceptada la renuncia por edad al gobierno eclesiástico de San Cristóbal de las Casas por el Papa Francisco. Su residencia ahora está en la Arquidiócesis de Toluca , sin dejar de ser Obispo Emérito de San Cristóbal.

“Oramos al Señor y a Santa María de Guadalupe, para que derramen abundantes bendiciones sobre Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, y siga haciendo muy fecundo su ministerio para bien de toda la Iglesia", suscriben en la misiva firmada por Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey, Presidente de la CEM y Alfonso G. Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey, Secretario General de la CEM.


Nunca olvido que procedo de una familia sencilla y campesina


“Cuando fui enviado como obispo a Chiapas, la pobreza de esa región no fue el mayor problema. Nunca olvido que procedo de una familia sencilla y campesina. En mi pueblo, durante mi infancia, no había luz eléctrica, agua en las casas, escuela primaria completa, sino lodo y barro, una carretera de terracería que, en tiempo de lluvia, era imposible transitar, y muchas otras limitaciones. ¡No hay por qué pretender grandezas!”, indica en su reciente reflexión compartida a medios de comunicación Arizmendi Esquivel.