“A cinco pesos el agua, coca cola, jugo, yogurt. Tenemos línea mexicana: movistar, telcel. Cambiamos dólares, quetzales, euros…”, así es el pregón de Camilo Fracois, hijo de padres haitianos pero nacido en la República Dominicana, quien cada mañana se levanta temprano para iniciar su venta en las afueras de las oficinas de Comar, en el Ecológico.
En una entrevista para Diario del Sur, narra que allá en su país natal trabajaba en la hotelería, en el Hotel Hard Rock, como cocinero japonés
“Cuando estuve sin empleo solicité un préstamo al banco de 200 mil pesos dominicanos (64 mil pesos mexicanos) y con ello volé hasta El Salvador. De ahí me fui en bus a Guatemala hasta llegar a la frontera con México y luego cruzamos el río hasta que llegamos a Tapachula”, mencionó con un semblante sonriente.
Asegura que le gustaría tener los papeles de México y casarse con una bella mexicana y formar mi familia. “A ver si me ayudan a traer mi familia de Dominicana para acá”, afirma.
A Camilo le encanta Tapachula porque es una ciudad tranquila. Él tenía una novia de Coahuila que lo iba a visitar dos veces por año allá a Dominicana, pero para su mala suerte lo dejó botado por un afroamericano, “Pero ya estando acá en Tapachula veo niñas hermosas y ya estoy emocionado, casi casi enamorado, casi casándome con una niña de acá”, sentencia.
“Me dijo que le diera tiempo para conocernos, hay esperanza. Solo me dejó plantado como dos veces para ir a comer una pizza y para el cine, pero por lo menos ya me contestó anoche y me dijo que le diera tiempo. Si mañana me caso, me quedo aquí en Tapachula viviendo y formo mi familia aquí”, dice sin dudarlo en ningún momento.
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Actualmente vende jugos en la Comar, así se gana la vida para enviar algo de dinero a la familia, “porque la cosa está dura con pocos migrantes, ya que sin migrantes no hay venta. Cuando estaba lleno esto (el Ecológico) me llevaba 400 y pico de pesos, pero ahora me estoy llevando ciento y pico en el día”.
Solicitó un trabajo a la Comar barriendo y lo consiguió. Ahora trabaja en la mañana vendiendo jugos y a la 1:00 la tarde sale corriendo para ir a barrer, “Cuando llegué pagaba 2 mil pesos de renta y hace unos días me dijeron: vas a pagar 2 mil 500, eran principios de octubre. Todavía no termina el mes y ya me dijeron que son 3 mil lo que voy a pagar. Esto sí es difícil, eso de la renta sí está muy caro, el dueño de la casa está abusando”, indicó.
Hoy en día está aprendiendo a comer tacos, pero no le gusta la comida de acá. Compró una estufita en donde cocina su huevo y arroz. Los sábados y domingos de vez en cuando compra la carnita, pero regularmente es su huevito con habichuelas y arroz.
“A la señorita que estoy conociendo ya le hice un poquito de arroz, le hice unos tostones con plátanos fritos y ya está comiendo comida dominicana. Estoy esperando que ella me haga una comida mexicana para probar su sazón. Y si no me gusta tendré que acostumbrarme”, relata entre carcajadas.
“Gracias a Dios ya tengo la visa de visitante que me da Comar y ya me entrevisté para la permanente. Le estoy rogando a Dios para que apruebe, por que me dicen que a veces la personas aprueban y no aprueban. Aquí hay muchas cosas que no podemos hacer sin ese documento”, finalizó.