En una iniciativa única y divertida, una familia de Guatemala transforma los cruceros de la ciudad en un escenario nostálgico al vestirse como los entrañables personajes de "El Chavo del 8" para solicitar ayuda económica.
Con ingenio y creatividad, buscan no solo recaudar monedas para cubrir sus necesidades, sino también regalar sonrisas y evocar recuerdos de estos personajes de la televisión mexicana, a los conductores que esperan mientras se da el cambio de luces de los semáforos para seguir avanzando.
Manuela Ambrosio, originaria del vecino país de Guatemala, se caracteriza del personaje de la Chilindrina. Dice que tiene tres hijos, pero para salir a las calles a ganarse el pan de cada día, la acompañan sus dos hijos más grandes, uno de ellos hace el personaje del Chavo del 8.
Platica que su esposo, que trabaja en otro lugar de malabarista, la ayudó a comprar su traje y el de sus hijos, porque ella le dijo que quería trabajar para ganarse su propio dinero.
Este es un encuentro con la nostalgia que combina solidaridad y entretenimiento en las calles de nuestra ciudad de Tapachula.
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Manuela recuerda que antes vendía cortes de ropa, pero lo que ganaba no era suficiente para los gastos de la casa. Después de 4 años de no trabajar se decide a hacer el personaje de la Chilindrina porque le gustaba mucho, y aunque no ganan mucho, le va mejor que con la venta de telas.
Abunda que también ha estado con estos mismos personajes en el Salvador, Cancún, en Tabasco, en la capital Villahermosa y ahora aquí en Tapachula.
“La gente a veces ayuda, me da comida, agua pura, refresco, dinero; dan de 10, 20, o 30 pesos. En el día no sacamos mucho dinero, pero es más de lo que ganaba con la venta de telas”, explica y termina la entrevista para Diario del Sur con una frase contundente: seguiremos luchando por la vida.