El Obispo de Tapachula, Jaime Calderón Calderón pidió a las autoridades del Instituto Nacional de Migración, así como a toda la población frenar los abusos y desprecios contra los migrantes que se encuentran varados en Tapachula y los que caminan por la carretera Costera en busca de mejores condiciones de vida.
Dijo que el Instituto Nacional de Migración debe de atender con prontitud a los hermanos migrantes, quienes solo buscan continuar con su camino hacia el centro y el norte del país, pero con un documento que les de certeza de no ser detenidos, sin embargo, sufren discriminación y malos tratos por parte de las autoridades.
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Asimismo, señaló que a quienes caminan por las carreteras los transportistas les cobran demás, los maleantes los asaltan, los abusadores los violentan en su camino y muchos de aquellos a los que se acercan los desprecian, por lo que urgió a la familia diocesana a tender la mano a los migrantes, porque la invitación del señor es a socorrerlos.
Detalló que aunque poco a poco la población se va acostumbrando a ver caminar por las calles de la ciudad a muchos hermanos de otras razas y nacionalidades, tanto del Caribe, Sudamérica, Centroamérica, África y de otras partes del mundo, quienes pasan unos días en esta zona y luego continúan su migración hacia el norte, es necesario brindar ayuda.
"Todos los días vemos a cientos de hermanos que con las dificultades propias del tiempo y de la pobreza que los obliga a seguir van avanzando rumbo al norte recorriendo nuestras carreteras de la costa de Chiapas y es imposible verlos con indiferencia, sabemos que con la mayoría de ellos no compartimos color, cultura y nacionalidad pero es necesario brindarles la mano" abundó.
Reconoció que por muy valientes que las personas pudieran ser siempre va a partir el corazón ver a los niños, a las niñas, a los jovencitos, a las jovencitas, a las mujeres, incluso, adultos mayores caminar bajo el látigo del sol abrasador o de las lluvias torrenciales, ya que si bien pudiera ser para la población una realidad ajena, no lo es, porque esta realidad es parte de la vida y de una oportunidad grande que Dios concede para mostrar amor.
"No podemos y debemos intentar evitarlo, los migrantes son nuestros hermanos, hijos del mismo padre, coherederos de la herencia, miembros del mismo cuerpo y participes de la misma promesa, por lo que es necesario frenar los abusos y brindar amor y cercanía a los migrantes", sostuvo.