Las campanas de la iglesia sonaron alrededor de las 11 de la noche con 40 minutos, indicaban que la Virgen ya estaba cambiada y preparada para el festejo grande del 2 de febrero, justo el día de la Virgen María Candelaria. Desde el año pasado es tradición que cualquier evento masivo que se esté realizando se suspenda para que, una vez en silencio, no suenen nada más que Las Mañanitas a la Virgen.
En esta ocasión, el artista José Manuel Figueroa suspendió su presentación, y junto con todos los que se encontraban en el lugar: representantes de los pueblos originarios, Julio Gamboa, entre muchos otros ciudadanos queridos de Tuxtla Chico, al unísono interpretaron las tradicionales Mañanitas.
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Un ambiente de fiesta y alegría, de música, se interpretaron un par de temas más sumándose a la alegría colectiva del pueblo por la Virgen María Candelaria. Caras sonrientes, veladoras prendidas de fe y esperanza. Tuxtla chico no duerme; Tuxtla Chico y todos los que amamos estas tierras, estamos de fiesta.