¡Quíhubo! ¿Se le perdió algo? amaga un policía municipal encargado de cuidar el “museo de chatarra policial” que el Ayuntamiento de Tapachula ha montado a espaldas del mercado de los Laureles, en el fraccionamiento que lleva el mismo nombre.
Pese al intento por fotografiar de manera tranquila este panteón de vehículos al servicio de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM), Tránsito del Estado, Protección Civil y otras unidades al servicio de departamentos municipales, el oficial evita a toda costa con tono amenazante que se logre el objetivo.
En el lugar se encuentran más de 35 vehículos que deberían estar en las calles patrullando para mantener en orden colonias y calles de Tapachula, pero la realidad es otra: están convertidos en chatarra, simples fierros que se oxidan al pasar de los días y que empeoran su condición por el sol y la lluvia.
Y es que a pesar de las carencias con que trabajan estas dependencias municipales en el orden y control de la paz social de la localidad, el Ayuntamiento de Tapachula nada hace por rehabilitar estas unidades, algunas con posible reparación aún y otras que en definitiva se han vuelto un criadero de zancudos y guarida de animales ponzoñosos.
Las patrullas están varadas con los neumáticos averiados, cristales rotos que permiten a la lluvia que encharque y moje los asientos. También, dentro de estos vehículos partes automotrices han sido abandonas y se deterioran rápidamente, de algunas piezas escurren líquidos que provocan todavía contaminación del suelo y cuando son lavados por las aguas pluviales envenenan los mantos freáticos.
Los automotores no están a la vista del público, pero si uno se adentra en este mercado, en la parte trasera puede encontrar este cementerio de patrullas, donde perros callejeros se dedican a buscar espacios para dormir o comida que puedan aprovechar por ciertos desperdicios que terminan allí.
Los desperfectos de los carros son advertidos todos los días por personal de la Secretaría de Planeación y Desarrollo Municipal, también a espaldas del mercado, pero nadie hace nada por solucionar este problema de contaminación ni reparar las unidades que podrían servir en tareas de auxilio ciudadano.
La buena noticia es que el Ayuntamiento de Tapachula no cobra por “apreciar” esta exhibición de desinterés hacia la ciudadanía y hacia las mismas corporaciones de seguridad, cualquiera que pase por ahí puede ver esto que bien podría llamarse “museo de chatarra municipal”.