En una travesía marcada por la adversidad, migrantes con llagas en los pies continúan su camino por la carretera Costera de Chiapas en la búsqueda del sueño americano en los Estados Unidos, en donde esperan obtener una mejor vida que en sus países de origen es imposible lograr.
René Taura, originario de Honduras, platica para Diario del Sur que así como él hay varios migrantes lastimados de los pies, con llagas luego de salir en caravana de Tapachula el pasado 24 de diciembre para tratar de llegar primero al interior del país, y posteriormente alcanzar la frontera norte.
Dice que ha caminado casi 100 kilómetros desde Tapachula a sus diferentes puntos en donde han pernoctado: Álvaro Obregón, Huehuetán, Huixtla, Villa Comaltitlán, Escuintla y ahora Mapastepec, “Hemos salido a las cuatro de la mañana, con un clima fresco que nos ha ayudado, pero ya en la tarde el clima es más fuerte. Uno se agita más y la gente que padece de la presión se agita mucho”, expresa el migrante.
Resalta que para contrarrestar esta situación toman “agua compuesta” (electrolitos), que les dan los médicos de los lugares en donde se han quedado a descansar. Señala que eso les ha ayudado mucho para reponer fuerzas, ya que hay mucha gente cansada, con llagas en los pies porque han caminado muchos kilómetros.
En una pausa que hicieron en el camino, en el municipio de Escuintla, habla para este medio informativo y considera que no hay que sobrecargar el cuerpo para no abusar de él, porque el organismo aguanta hasta cierto esfuerzo.
Relata que médicos de dicho lugar lo atendieron a él y a otros migrantes más, en donde les dieron medicamentos para los pies llagados, medicamentos para el dolor, pomadas y les pusieron una venda, con lo que considera que está listo para seguir caminando otros 50 kilómetros más, “Los medicamentos que estoy tomando me han calmado un poco el dolor, pero desde el momento en que uno sale de su país ya sabemos a qué nos enfrentaremos. Yo he venido tres veces, la primera ocasión durante el COVID en el 2019 y después del COVID-19. Esta es la tercera vez”, manifiesta René.
Cuenta que lo más fuerte que ha pasado es cuando les echaron el Ejército en Guatemala, una situación peligrosa que vivieron, pero lograron seguir su camino hacia México.
En México, agrega, no les han echado el Ejército, más bien los van cuidando ellos. No han dado la orden y los altos jerarcas, se han portado bien con nosotros.
El migrante pese a su aspecto cansado y ya curado de un pie en el que presenta una gran ampolla cita: “Estoy listo para caminar otros 50 kilómetros más. Sí los voy a aguantar no me tiro pa’tras… como sea a pie, en combi, rodeando la migración, le jugamos la vuelta Ya sabemos nosotros cómo es el movimiento, pero de que llegamos llegamos primero Dios, porque la fuerza la da Dios, el Espíritu Santo él nos va acompañando para que nos suceda nada en el camino, porque estos caminos son bien riesgosos”.
