Bajo las imponentes faldas del volcán Tacaná, a más de mil metros de altura, perdura una tradición arraigada en el municipio de Unión Juárez: el Pan para Judas, mientras que en las grandes ciudades esta costumbre se pierde con el paso de los años.
En esta región montañosa de Chiapas, los pobladores, con esmero y dedicación, elaboran el pan tradicional para compartirlo entre ellos, manteniendo así viva una práctica que ha perdurado a lo largo de generaciones durante la Semana Santa.
Te puede interesar: Semana Santa: ¿Qué significan cada uno de sus días?
Mercedes Chun Arriaga, explicó que esta tradición en el municipio de Unión Juárez y sus diferentes comunidades se mantiene viva con los pasos de los años, aunque en algunos municipios de Chiapas y el país ya se perdió por completo.
Platicó para Diario del Sur que esta tradición se la inculcó su mamá desde muy pequeña, pues considera a Judas muy sagrado entre la población que vive en este municipio enclavado en las faldas del Volcán Tacaná.
Narró para este medio que en una ocasión las personas que corrían Judas pasaron a pedir Pan para Judas a un almacén grande en el municipio, pero fueron tratados mal y en el lapso de 30 se quemó por completo la tienda.
“Mi papá decía que esas tradiciones son muy efectivas y si Dios las dejó es por algo, por ello, la mantenemos viva en la familia de generación en generación. Son muchas las personas que llegan con ellos a encargar el Pan de Judas y de diferentes partes del municipio, en donde aún se mantiene viva la tradición de compartir el pan”, expresó.
Añadió que el pan está confeccionado con ingredientes locales y siguiendo recetas transmitidas de padres a hijos, pues son muchos los que elaboran pan en esta Semana Santa en Unión Juárez.
Mencionó que a ella le tocaba repartir el pan con los vecinos de sus papás y padrinos como parte de la tradición, la cual sigue manteniendo ella con su familia y conocidos para que no se pierda esta bonita tradición en el municipio.
Explicó que esta actividad es un símbolo de unión y solidaridad entre los habitantes del municipio, quienes encuentran en esta tradición una forma de celebrar y fortalecer sus lazos culturales, pues cada año con la llegada de Semana Santa, los pobladores se reúnen para elaborar y repartir el Pan para Judas, reviviendo así una costumbre que forma parte esencial de su identidad.
Detalló que desde muy temprana hora, las familias de este municipio se congregan en los patios y cocinas de las casas para amasar la masa y dar forma a cada uno de los panes que se comparten o se dan como ofrenda a los niños o adultos que corren Judas.
“Las primeras que empezaron a realizar el pan eran las señoras Virginia Arevillaga, Virginia Castillo, la finada Fonchita y Delfina, mientras nosotros prestábamos horno para poder mantener viva la tradición heredada por nuestros padres, hasta que pudimos hacer nuestro propio horno”, abundó.
Puntualizó que sus papás le dejaron esta tradición, ella se la está pasando a sus hijos y sus hijos a sus nietos para que no se pierda esta tradición familiar que año con año une a su familia en la elaboración de este producto en la llamada Suiza chiapaneca.