Tapachula cuenta con varios sitios donde puedes pasar un momento íntimo y no nos referimos a los moteles, que de eso abunda y bastante, no referimos a ese lugar en el que puedes expresar tu lado romántico.
Son parques y jardines que se encuentran en varios puntos de la ciudad, los más escondidos son perfectos para las parejas y entre ellos están los ubicados en la zona de Laureles, sin despreciar el Parque Bicentenario o los que están céntricos como el Miguel Hidalgo, Las Etnias y Benito Juárez, en el pleno corazón de la ciudad.
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La historia de Tapachula cuenta que en la zona oriente se ubicó un sitio que formó parte del deleite de los habitantes de la Perla del Soconusco y en 1958 se inició la construcción del Centro Recreativo Lago Eureka, de creación artificial que se encontraba al oriente de la ciudad y era abastecido por las aguas del río Texcuyuapan, ya que en esos años corrían todavía aguas limpias.
Para el año de 1959 fue abierto al público siendo su propietario don Herminio Martínez, quien lo adaptó para que las familias disfrutaran de él. El negocio era particularmente el uso de las lanchas de remo y canoas individuales.
Rápidamente se despertó la intención de usar el lago como zona para los enamorados, el sitio se volvió popular y realmente frecuentado por los jóvenes que esos años, muchos ya se perfilaban con sus vueltas, el paseo para comprometerse y planear la petición de mano de la novia.
Al paso del tiempo, la demanda de mejora de urbanización terminó por decidirse el cierre del lago Eureka, luego de que el río Texcuyuapan comenzará a ser contaminado con aguas negras, el sitio turístico fue sustituido por la llegada de cafeterías, cines, discotecas, era los años 60’s y la ciudad crecía a un ritmo acelerado. Para finales de esa década el lugar quedó seco por completo.
Hoy, en ese lugar existe una plaza comercial que luce vacía, un fraccionamiento privado y el restaurante de un conocido hotel que lleva el nombre del lago artificial de los tapachultecos, Eureka.