Tras escandalosos antecedentes de violencia que parecían haber sacado a la región de las agendas electorales, la visita de este lunes realizada por Eduardo Ramírez Aguilar a los municipios de Frontera Comalapa y Chicomuselo ha sentado un parteaguas en la contienda estatal recién iniciada; y no sólo por la decisión de realizar ahí actos de campaña, sino por el claro mensaje político que se emitió desde esos significativos puntos de la entidad.
Para nadie es un secreto que Frontera Comalapa y Chicomuselo se han convertido durante los últimos años en epicentros de la violencia criminal y la ingobernabilidad dentro del estado. El propio consejo local del Instituto Nacional Electoral (INE) colocó a los dos municipios en febrero pasado como dos de los principales focos rojos de Chiapas para la realización del proceso electoral en curso... Y no es para menos.
Las desapariciones forzadas, enfrentamientos y ejecuciones durante 2023 en Frontera Comalapa acapararon las primeras planas de los medios nacionales. Su cabecera municipal se mantenía hasta febrero como tierra de nadie; una zona de atrincheramiento criminal, donde el miedo sigue siendo -hasta hoy- parte del día a día para sus habitantes.
Y en Chicomuselo la historia no ha sido tan distinta. A principios de este año ese municipio también vivió uno de sus peores episodios. El terror a los reclutamientos forzados y el avance de grupos en disputa terminaron provocando el desplazamiento de más de tres mil personas en menos de una semana. Dejando además a numerosas comunidades prácticamente vacías e imágenes desgarradoras que traspasaron fronteras.
Por eso la relevancia de los eventos multitudinarios realizados este lunes por Ramírez Aguilar en espacios públicos de ambos municipios. No fue gratuito que se haya elegido estar en esos puntos de la entidad como parte de las primeras dos semanas de campaña. Sobre todo, si el mensaje de los discursos estuvo centrado abiertamente en el retorno de la paz, la gobernabilidad y la reconciliación.
Eduardo Ramírez sabe perfectamente que ese tema es hoy la principal exigencia, no sólo en esas regiones, sino en el resto de la entidad. Por ello la realización de dichos actos de campaña este lunes en ambos puntos simbólicos de la violencia reciente. Y es que, sí la intención fue manifestar determinación para buscar sin temores rutas de pacificación en Chiapas, el mensaje no puede ser más que positivo.
Finalmente, para los habitantes de los municipios más convulsionados por la violencia en Chiapas, más allá de los partidos políticos, las filias y las fobias electorales, hoy lo realmente importante tiene que ver con el retorno de la tranquilidad y la paz mediante las rutas que sean necesarias. Sobre todo, luego de años de abandono, indiferencia y ausencia de gobiernos que han observado tanta barbarie desde la distancia omisa.
Frontera Comalapa y Chicomuselo, como el resto de la entidad, necesitan ahora más que nunca de paz y gobernabilidad persistente. Requieren, sin importar la bandera partidaria, de valor y determinación para tejer vías de pacificación que pongan finalmente a la tranquilidad de las personas por encima de cualquier otro conflicto… así las cosas.