MORELIA.- Para Ximena Ayala ser madre, ya sea en la ficción o en la realidad, es un regalo, y en la película “Todos los incendios” pudo explorar el vínculo que se tiene con los hijos.
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Esta cinta, dirigida por Mauricio Calderón Rico, forma parte de la competencia de Largometraje Mexicano del 21 Festival Internacional de Cine de Morelia. En exclusiva con El Sol de México, la actriz explicó que su propia experiencia como madre la ayudó a abordar este personaje.
“Parecería fácil decir “eres mamá”, pero es todo un personaje, tiene toda una connotación hasta tribal. Ahora que ya soy mamá puedo decir que sí hay una conexión con los hijos, y hay una preocupación más allá”.
La cinta sigue los pasos de “Bruno” (Sebastián Rojano), un adolescente pirómano que mantiene una relación complicada con su madre (Ximena). Su vida cambia cuando conoce por internet a una joven de Durango, y viaja hasta allá, a espaldas de su familia, para conocerla en persona.
Para apoyarse con la construcción de su personaje viajó unos años atrás en su carrera, al año 2001 específicamente, cuando protagonizó la cinta “Perfume de violetas”, donde ella fue quien interpretó a la adolescente rebelde.
Según asegura, “exploré por supuesto a Arcelia Ramirez en esa película, y este momento como mamá soltera, que no tiene apoyo. Es chistoso cómo la vida va construyendo o va tejiendo cosas para que uno pueda estar en ese espacio y en ese lugar”.
AGRADECE LA SOLIDARIDAD EN EL SET
Cuando se llevó a cabo el rodaje de “Todos los incendios”, el hijo de Ximena era todavía un bebé, y el director le permitió llevarlo al set, e incluso hacían cortes en la grabación para que ella pudiera alimentarlo.
Al respecto, la artista se mostró agradecida con el equipo de producción, pues asegura es una manera de apoyar el desenvolvimiento de las mujeres en distintos ámbitos. “Finalmente ya es otra época y las mujeres sí queremos ser mamás, pero también seguir trabajando”.
“Tener esa libertad, fue bien padre, de eso se trata, de generar estos espacios de solidaridad, no solamente en la ficción, si no en la vida real y en el trabajo”, agregó.
EXPLORANDO UNA MANÍA
Con respecto a la trama, Mauricio señaló que desde que concibió el guion, deseaba que el protagonista tuviera alguna obsesión, y la piromanía fue de los primeros trastornos que se le vino a la mente.
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“Fue muy rico pensar en la raíz de esa obsesión”, explicó. “Después me di un clavado en el significado del fuego en las diferentes culturas, a veces es purificación, a veces es destrucción, pero es muy interesante como metáfora de cambio todo el recorrido por el que pasa el personaje”.
Para algunas de las escenas que involucraban fuego, contaron con la supervisión de un equipo especializado de “Hush effects”, y ellos también realizaron una serie de pruebas propias, que quedaron retratadas al final de la cinta.
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