/ lunes 22 de abril de 2024

Arquitectura de la Fe, el legado de Andrés Luna Ruiz

El arquitecto Andrés Luna Ruíz, desde hace cinco décadas, ha construido, remodelado y modernizado 36 templos en la Diócesis de Tapachula

Las características de los modernos espacios religiosos en la ciudad y municipios que abarca la Diócesis de Tapachula tienen un sello especial, el sello de Andrés Luna Ruiz, considerado el arquitecto de la fe.

Autorizado y consensuado con las autoridades eclesiásticas, el arquitecto Luna a la fecha ha remodelado, construido y modernizado 36 edificios arquitectónicos: desde el Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe, la iglesia del santo patrono San Agustín, San Judas Tadeo, entre otros.

Con el paso del tiempo las necesidades de modernidad y confort son una exigencia y en lo religioso no es la excepción, la referencia a una iglesia indica un espacio que reúne a fieles, para la reflexión, aprendizaje y ayuda todos unidos por una fe, pero también un templo es el edificio en el que se consagra a Dios y donde se le dedica culto.

De acuerdo con información del restaurador y constructor de templos en Tapachula, el arquitecto Andrés Luna Ruiz, en todos los trabajos ha plasmado su estilo y además cada espacio tiene un mensaje, de los escalones, campanarios y en el santuario que es un área desde la cual se llevan a cabo servicios y misas.

"Cada edificio es construido con un sentido profundo de análisis, del respeto a los fieles y a Dios que requiere de una planeación que se busca cumplir con lo arquitectónico y lo espiritual", abundó.

Arquitecto Andrés Luna Ruiz (izquierda), en la parroquia San Sebastián Mártir / Foto: Manuel Núñez / Diario del Sur

Es allí donde el arquitecto de edificios sacros modernos, el especialista en los dos temas, de la imaginación, planificación y diseño, utiliza todo tipo de elementos desde vidrieras y luces que cuentan historias, que representan escenas, que conforman figuras simbólicas con un toque de color, destinadas al objetivo de dejar señas, un catecismo plasmado gráficamente en cada componentes que integran el templo.

El restaurador de templos en Tapachula

Convertido en un personaje importante en la vida política, social, cultural y religiosa de Tapachula, el arquitecto Andrés Luna, es un profesionista egresado de la Universidad La Salle en la Ciudad de México, quien se ha dedicado a esta que considera una noble, importante, pero sobre todo satisfactoria profesión.

Con más de cinco décadas dedicado a la actividad y en particular a la arquitectura de edificios religiosos, el "restaurador de la fe" está en la actividad desde los 19 años.


En entrevista, en el templo del Señor de Esquipulas y sentado en una de las bancas del pequeño jardín interior se le pregunta si el tipo de construcciones que realiza podría considerarse como parte de la evolución de la arquitectura sacra que transmiten la unión entre lo terrenal y lo espiritual o una arquitectura cristiana, pero aclara que él tiene otro concepto.

Andrés Luna, baja la mirada, respira hondo y responde, "esa pregunta de en qué tipo de arquitectura me baso para la construcción me la han hecho muchas veces, la respuesta es que la arquitectura que hago es una arquitectura de Andrés Luna en la que tengo que dejar señas de lo divino, un mensaje o un catecismo plasmado gráfico y cada templo al que vayamos a trabajar tiene una explicación, desde los escalones, las imágenes, los espacios pero que también satisfagan las actividades y necesidades dentro de la iglesia y sus actividades", sostuvo.

La construcción de la Villita de Guadalupe

Luego de concluir su etapa profesional en la ciudad de México, viaja y se establece en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, pero por situaciones familiares regresa a su natal Tapachula en el año 1982, donde empieza en busca de desarrollarse profesionalmente, ya que era poco conocido dentro de la arquitectura.

Muestra pasión por cada construcción, pero en particular habló del templo diocesano de la Virgen María de Guadalupe antiguamente conocida como La Villita, que era una capillita pequeña de 200 metros de construcción.

Templo diocesano de la Virgen María de Guadalupe en Tapachula / Foto: Manuel Núñez / Diario del Sur

Dijo que hubo resistencia de fieles e incluso religiosos porque se demolieron, ya que era considerado como un lugar con mucha historia y cariño.

Señaló que cuando se presentó el proyecto que finalmente se construyó en dos escuadras había muchas expectativas y dudas, donde poner el presbiterio si en la orilla porque el sacerdote en una esquina domina más fácilmente al público, o a la mitad, donde se podía escuchar la misa, pero donde "los viejitos" se ponen a platicar o se duermen, "no era el chiste oír al padre o a los lecturitas, pero lo mejor era verlos".

También contrastaba porque en el caso de las bodas no se podía ver a la novia lucirse y el entrevistado reflexiona que un templo no es para lucir, son para afirmar el noviazgo y que culmine en un buen matrimonio, en la unión espiritual avalados por la bendición del sacerdote y vivir unidos y formar una buena familia.

Interior de la Villita de Guadalupe en Tapachula / Foto: Manuel Núñez / Diario del Sur

Hace referencia a la parte arquitectónica del templo diocesano, indicó que se pueden observar que hay 9 agujeros viniendo antes de llegar al campanario que representan los 9 meses de gestación de la virgen y los 9 días de peregrinar cuando va embarazada la a Belén porque iba a nacer el Niño Jesús.

La Parroquia de San Agustín

Sobre la remodelación de San Agustin, informó que en el año 1998 el padre Carlos Lomelí, entonces el párroco externó el deseo de remodelación porque la cúpula tenía humedades y otras situaciones que requerían hacer el presbiterio, fue entonces que en la plática salió a relucir la existencia de un sacerdote católico que estaba en Michoacán y que había estudiado arquitectura en Roma.

El sacerdote viajó a Tapachula, juntos, señala Andres Luna se empezó con el intercambio de ideas, pero durante las pláticas recordó su etapa de acólito y parte de la misa era en latín en las que se tuvo que aprender las contestaciones, quizás esos conceptos y otros como el bautismo que hoy ya son en español, quizás generó entendimiento y química para el trabajo que se desarrolló en San Agustín.

Trabajando en conjunto a distancia, pero con visitas cada dos o tres meses se innovó San Agustín, cuya imagen antes estaba al centro de la iglesia, hoy retomó su lugar y pusieron un Cristo, que está tallado por un indígena en madera de ébano traído de Brasil.

"En san Agustín la Última Cena que está en la capilla del Santísimo a mano izquierda había una capilla, altar viejo donde se guardaban cosas, reclinatorios y otros, se hizo una nueva capilla se quitó todo y se puso la Última Cena de la misma madera y en el altar está también con tallado", sostuvo.

Contó que se hicieron innovaciones en la capilla de la virgen de Nuestra Señora Concepción que antes era oscura y tenía una linternilla chiquitita, con mucho calor en la mañana y donde se gastaba mucha luz, se agrandaron las entradas, pero con un derrame y una saliente para que cuando llueva con aire no se meta el agua, a un después en la en el costado se hizo lo mismo porque eran chicos y pudiera corre aire.

Te puede interesar: Joyas de Tapachula: La 6a norte y primera calle poniente en la década de los 40

"En el templo se puede observar en la parte de arriba una cruz de madera como una luz interior, el significado es que Cristo nos abraza a todos, por forma de la cúpula nos está abrazando a todos pidiendo que vayan a él", sostuvo.

En el altar en el centro Jesús, a los lados la virgen María y San José en el lado izquierdo del altar, hacia la izquierda San Agustín y la pila bautismal está atrás del presbiterio, pero porque las comuniones eran a las 12 del día los domingos y la iglesia no está tan ventilada.

Templo de San Francisco de Asís

La iglesia que no tiene ni puertas ni ventanas, la de San Francisco de Asís a un costado de la glorieta de Laureles, era una capillita que ya no se daba abasto para atender a los feligreses.

Con un terreno muy grande, puntualizó se construyó una parroquia con un proyecto inicial de 25 por 25 en la nave, la iglesia basada en la vida de San Francisco, conectado con la naturaleza y los animales, la túnica amarrada por una cuerda con tres nudos que significan los votos que realizan estos frailes como humildad, obediencia y castidad, por ello se entra al templo por los 3 escalones o 2 rampas laterales.

El templo de San Francisco de Asís está basado en la vida de San Francisco, conectado con la naturaleza y los animales / Foto: Manuel Núñez / Diario del Sur

El templo se sustenta en 12 columnas de cada lado que representan las 12 tribus de Israel y los 12 apóstoles, aunque desde algún punto del templo solo se observan 7, y esto es en referencia al ofrecimiento de perdón de toda la vida perdonar hasta 70 veces 7.

Las características de los modernos espacios religiosos en la ciudad y municipios que abarca la Diócesis de Tapachula tienen un sello especial, el sello de Andrés Luna Ruiz, considerado el arquitecto de la fe.

Autorizado y consensuado con las autoridades eclesiásticas, el arquitecto Luna a la fecha ha remodelado, construido y modernizado 36 edificios arquitectónicos: desde el Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe, la iglesia del santo patrono San Agustín, San Judas Tadeo, entre otros.

Con el paso del tiempo las necesidades de modernidad y confort son una exigencia y en lo religioso no es la excepción, la referencia a una iglesia indica un espacio que reúne a fieles, para la reflexión, aprendizaje y ayuda todos unidos por una fe, pero también un templo es el edificio en el que se consagra a Dios y donde se le dedica culto.

De acuerdo con información del restaurador y constructor de templos en Tapachula, el arquitecto Andrés Luna Ruiz, en todos los trabajos ha plasmado su estilo y además cada espacio tiene un mensaje, de los escalones, campanarios y en el santuario que es un área desde la cual se llevan a cabo servicios y misas.

"Cada edificio es construido con un sentido profundo de análisis, del respeto a los fieles y a Dios que requiere de una planeación que se busca cumplir con lo arquitectónico y lo espiritual", abundó.

Arquitecto Andrés Luna Ruiz (izquierda), en la parroquia San Sebastián Mártir / Foto: Manuel Núñez / Diario del Sur

Es allí donde el arquitecto de edificios sacros modernos, el especialista en los dos temas, de la imaginación, planificación y diseño, utiliza todo tipo de elementos desde vidrieras y luces que cuentan historias, que representan escenas, que conforman figuras simbólicas con un toque de color, destinadas al objetivo de dejar señas, un catecismo plasmado gráficamente en cada componentes que integran el templo.

El restaurador de templos en Tapachula

Convertido en un personaje importante en la vida política, social, cultural y religiosa de Tapachula, el arquitecto Andrés Luna, es un profesionista egresado de la Universidad La Salle en la Ciudad de México, quien se ha dedicado a esta que considera una noble, importante, pero sobre todo satisfactoria profesión.

Con más de cinco décadas dedicado a la actividad y en particular a la arquitectura de edificios religiosos, el "restaurador de la fe" está en la actividad desde los 19 años.


En entrevista, en el templo del Señor de Esquipulas y sentado en una de las bancas del pequeño jardín interior se le pregunta si el tipo de construcciones que realiza podría considerarse como parte de la evolución de la arquitectura sacra que transmiten la unión entre lo terrenal y lo espiritual o una arquitectura cristiana, pero aclara que él tiene otro concepto.

Andrés Luna, baja la mirada, respira hondo y responde, "esa pregunta de en qué tipo de arquitectura me baso para la construcción me la han hecho muchas veces, la respuesta es que la arquitectura que hago es una arquitectura de Andrés Luna en la que tengo que dejar señas de lo divino, un mensaje o un catecismo plasmado gráfico y cada templo al que vayamos a trabajar tiene una explicación, desde los escalones, las imágenes, los espacios pero que también satisfagan las actividades y necesidades dentro de la iglesia y sus actividades", sostuvo.

La construcción de la Villita de Guadalupe

Luego de concluir su etapa profesional en la ciudad de México, viaja y se establece en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, pero por situaciones familiares regresa a su natal Tapachula en el año 1982, donde empieza en busca de desarrollarse profesionalmente, ya que era poco conocido dentro de la arquitectura.

Muestra pasión por cada construcción, pero en particular habló del templo diocesano de la Virgen María de Guadalupe antiguamente conocida como La Villita, que era una capillita pequeña de 200 metros de construcción.

Templo diocesano de la Virgen María de Guadalupe en Tapachula / Foto: Manuel Núñez / Diario del Sur

Dijo que hubo resistencia de fieles e incluso religiosos porque se demolieron, ya que era considerado como un lugar con mucha historia y cariño.

Señaló que cuando se presentó el proyecto que finalmente se construyó en dos escuadras había muchas expectativas y dudas, donde poner el presbiterio si en la orilla porque el sacerdote en una esquina domina más fácilmente al público, o a la mitad, donde se podía escuchar la misa, pero donde "los viejitos" se ponen a platicar o se duermen, "no era el chiste oír al padre o a los lecturitas, pero lo mejor era verlos".

También contrastaba porque en el caso de las bodas no se podía ver a la novia lucirse y el entrevistado reflexiona que un templo no es para lucir, son para afirmar el noviazgo y que culmine en un buen matrimonio, en la unión espiritual avalados por la bendición del sacerdote y vivir unidos y formar una buena familia.

Interior de la Villita de Guadalupe en Tapachula / Foto: Manuel Núñez / Diario del Sur

Hace referencia a la parte arquitectónica del templo diocesano, indicó que se pueden observar que hay 9 agujeros viniendo antes de llegar al campanario que representan los 9 meses de gestación de la virgen y los 9 días de peregrinar cuando va embarazada la a Belén porque iba a nacer el Niño Jesús.

La Parroquia de San Agustín

Sobre la remodelación de San Agustin, informó que en el año 1998 el padre Carlos Lomelí, entonces el párroco externó el deseo de remodelación porque la cúpula tenía humedades y otras situaciones que requerían hacer el presbiterio, fue entonces que en la plática salió a relucir la existencia de un sacerdote católico que estaba en Michoacán y que había estudiado arquitectura en Roma.

El sacerdote viajó a Tapachula, juntos, señala Andres Luna se empezó con el intercambio de ideas, pero durante las pláticas recordó su etapa de acólito y parte de la misa era en latín en las que se tuvo que aprender las contestaciones, quizás esos conceptos y otros como el bautismo que hoy ya son en español, quizás generó entendimiento y química para el trabajo que se desarrolló en San Agustín.

Trabajando en conjunto a distancia, pero con visitas cada dos o tres meses se innovó San Agustín, cuya imagen antes estaba al centro de la iglesia, hoy retomó su lugar y pusieron un Cristo, que está tallado por un indígena en madera de ébano traído de Brasil.

"En san Agustín la Última Cena que está en la capilla del Santísimo a mano izquierda había una capilla, altar viejo donde se guardaban cosas, reclinatorios y otros, se hizo una nueva capilla se quitó todo y se puso la Última Cena de la misma madera y en el altar está también con tallado", sostuvo.

Contó que se hicieron innovaciones en la capilla de la virgen de Nuestra Señora Concepción que antes era oscura y tenía una linternilla chiquitita, con mucho calor en la mañana y donde se gastaba mucha luz, se agrandaron las entradas, pero con un derrame y una saliente para que cuando llueva con aire no se meta el agua, a un después en la en el costado se hizo lo mismo porque eran chicos y pudiera corre aire.

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"En el templo se puede observar en la parte de arriba una cruz de madera como una luz interior, el significado es que Cristo nos abraza a todos, por forma de la cúpula nos está abrazando a todos pidiendo que vayan a él", sostuvo.

En el altar en el centro Jesús, a los lados la virgen María y San José en el lado izquierdo del altar, hacia la izquierda San Agustín y la pila bautismal está atrás del presbiterio, pero porque las comuniones eran a las 12 del día los domingos y la iglesia no está tan ventilada.

Templo de San Francisco de Asís

La iglesia que no tiene ni puertas ni ventanas, la de San Francisco de Asís a un costado de la glorieta de Laureles, era una capillita que ya no se daba abasto para atender a los feligreses.

Con un terreno muy grande, puntualizó se construyó una parroquia con un proyecto inicial de 25 por 25 en la nave, la iglesia basada en la vida de San Francisco, conectado con la naturaleza y los animales, la túnica amarrada por una cuerda con tres nudos que significan los votos que realizan estos frailes como humildad, obediencia y castidad, por ello se entra al templo por los 3 escalones o 2 rampas laterales.

El templo de San Francisco de Asís está basado en la vida de San Francisco, conectado con la naturaleza y los animales / Foto: Manuel Núñez / Diario del Sur

El templo se sustenta en 12 columnas de cada lado que representan las 12 tribus de Israel y los 12 apóstoles, aunque desde algún punto del templo solo se observan 7, y esto es en referencia al ofrecimiento de perdón de toda la vida perdonar hasta 70 veces 7.

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