Camisa blanca, impecable, pantalón de vestir azul marino y gorra, Miguel Ángel Pérez Hernández, panteonero de Tapachula, conoce cada centímetro del panteón Municipal, lugar en el que trabaja desde hace más de 40 años; entró siendo apenas un adolescente.
Él se dedica a limpiar montes, lavar los tanques y darles mantenimiento, junta la basura, la chatarra y además vigila. Un trabajo un poco pesado para una persona de su edad, pero lo realiza con entusiasmo.
Te puede interesar: Familias le dan su "manita de gato" a capillas y panteones en Huixtla
Hace de seis a siete rondines diarios para verificar que todo esté en orden, “pero en la noche no”, aclara y no es debido a los fantasmas, las apariciones o los muertos, sino por los ladrones que a veces entran a hacer maldades al panteón y se llevan láminas o tuberías. “Dan más miedo los ladrones que los muertos” dice, si bien a veces ha escuchado ruidos extraños que atribuye a las almas que andan penando, eso no lo atemoriza.
A Don Miguel, a pesar de tantos años, aún le da tristeza el dolor por el que pasan las familias cuando traen a sus seres queridos, las lágrimas, los gritos, ver que sufren, aunque cuenta que es bonito cuando los vienen a visitar, sobre todo en esta época, que les traen flores; no a todos, desafortunadamente, porque así como hay tumbas que parecen monumentos, grandes y siempre adornadas, hay otras que “ya se están deshaciendo”, incluso de personas que fueron famosas, como la de Teodomiro Palacios o la del general Sebastián Escobar.
Finalmente, Don Miguel Pérez dijo que seguramente morirá siendo panteonero, pues lleva ahí toda la vida, además aprovechó la oportunidad para saludar a la presidenta municipal, Rosy Urbina.