Con el rostro marcado por las arrugas, sus canas y con 82 años de edad, pero amable en su trato, don Manuel Alvarado Hernández, conocido en Huixtla, como don Manuelito, sigue trabajando en las calles de la ciudad de la Piedra con su carretón que es prácticamente una reliquia remolcada por su caballo colorado al que le ha denominado Lucero, por lo que se ha ganado el cariño y respeto no solo de sus clientes sino de toda la ciudadanía.
Don Manuelito, cuenta su historia para los lectores del Semanario Diario del Sur y los seguidores de las redes sociales, en donde asegura que aún se siente con salud y energía para seguir dando el servicio que ha venido prestando desde hace 36 años en la ciudad donde se ha dedicado al acarreo de material pétreo, retiro de escombros de cualquier domicilio particular o negocio. Él va a donde lo requieren, donde parte de su herramienta son una pala, lazos y lo fundamental: su caballo que jala el carretón.
Comenta que hace más de tres décadas él se quedó sin fuente de empleo, por lo que le ofrecieron un carretón y él mismo se preguntaba para qué quería un carretón e incluso tras adquirirlo lo guardó un tiempo y posteriormente se compró un caballo, iniciando en este oficio con otros 35 hombres de los cuales lamentablemente, muchos ya fallecieron y otros quizás dejaron este trabajo.
Con voz temblorosa y la tristeza reflejada en su rostro don Manuelito recordó a sus amigos entre ellos “El Ranchero”, “El Pulpito”, don Ángel Estrada, los Orozco, entre otros, al tiempo de señalar que esta labor fue mermando al surgir los tricicleros, pero él siguió trabajando con lo poco que le caía pagando un permiso en Tuxtla Gutiérrez y otro al ayuntamiento de Huixtla, para que pudiera circular y en seguida que ya quedo solo en su oficio, le llegó una orden que ya no tenía que pagar algún permiso.
Recordó que con sus amigos y compañeros se mantenían esperando turno y clientela en las márgenes de las vías del ferrocarril previendo que llegara la carga de los trenes de la Costa donde la gente traía mercancías que llevar a sus casas o rancherías cercanas.
Agregó que los casi 40 años que lleva trabajando como carretonero ha cambiado dos caballos, el primero dejó de utilizarlo debido a que ya está cansado y viejo, pero aún con vida cuida y mantiene en un potrero y desde hace dos años compró a Lucero, el cuaco con el que sigue trabajando.
“Estoy agradecido con la gente de Huixtla, que me han apoyado y yo les he trabajado. Me han pagado y de esto he sostenido a mi familia. Tengo 5 hijos con estudio, ellos quieren que ya no trabaje, pero yo sigo de necio”, señala, mientras una sonrisa aparece en sus labios y sus ojos se iluminan.
Cuenta que sus hijos le han pedido que deje de trabajar, diciéndole que ellos le darán para su sostén diario, pero él insiste en laborar por su cuenta para traer dinero en la bolsa, por lo que sus vástagos ya resignados han aceptado que vaya por su viajecito, ante lo que don Manuel reitera, “la gente me tiene identificado y me busca”.
Don Manuel siempre se ha dedicado a su familia y nunca ha ingerido bebidas embriagantes, porque para él primero fueron sus hijos que hoy gozan de una carrera profesional, mientras tristemente narra que su esposa lamentablemente falleció hace 5 años, reiterando que aún se siente con fuerzas para seguir luchando por la vida bajo el amparo y protección del Todopoderoso.
Informó que su punto de operación actualmente es el barrio Santa Cruz, donde tras el paso del huracán Stan su casa quedó sepultada hace más de 18 años y a cambio el gobierno le donó una vivienda en el Fraccionamiento Vida Mejor, pero dejó en claro que él siempre se mantiene ahí disponible para trabajar en lo que quedó del patio donde vivió.
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Dijo que ahí en Santa Cruz mantiene a su caballo, donde le da agua después de llevarlo a pastorear, ya que esto es un punto importante para él, pues busca que la bestia esté bien, ya que lo considera fundamental al ayudarlo a tener ingresos económicos.
Finalmente dice que también se siente agradecido con los automovilistas, ya que cuando llega a las esquinas respetan su preferencia y lo dejan circular libremente lo que le ha permitido no tener accidentes y lo mismo pasa taxis y triciclos en la ciudad, pues afirma todos están ganándose el sostén de sus familias.
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