En su mensaje dominical, el obispo de Tapachula, Jaime Calderón Calderón lamentó que las autoridades hayan dado carpetazo al incidente ocurrido en la estación migratoria de Ciudad Juárez, en donde murieron al menos 37 migrantes.
Dijo que desafortunadamente todo ha quedado en el silencio y olvido, tanto de las autoridades como de la misma población, incluso, los compromisos y las acciones siguen igual o peor que antes del incidente.
Señaló que la iglesia ha puesto su granito de arena para mejorar las condiciones de los migrantes, sin embargo, los esfuerzos son pocos e insuficientes ante las necesidades que se presentan.
Detalló que la iglesia católica en México tiene 130 casas de migrantes, en donde se les atiende y se les brinda refugio, alimentación, atención de salud, acompañamiento legal y psicosocial.
Asimismo, se les brindan las canalizaciones a los centros de salud y hospitales a quienes presentan una enfermedad y se les da atención prioritaria a mujeres embarazadas y niños con enfermedades que necesitan atención de segundo y tercer grado.
Indicó que se está luchando para que los niños migrantes tengan acceso a la educación, ya que es muy difícil tengan acceso a las escuelas del nivel básico por el poco tiempo que están los lugares donde realizan sus trámites migratorios.
"Mis hermanos no desfallezcamos en brindar la ayuda y algo de comer a los migrantes, quienes han salido de sus países en búsqueda de mejores condiciones de vida, sin embargo, se han enfrentado a diferentes adversidades", abundó.