Los residentes que habitan en las inmediaciones de las vías del ferrocarril en Huixtla reafirma su postura, en contra de lo que consideran una supuesta reubicación, propuesta por los gobiernos federal y estatal. Estos pobladores argumentan que no permitirán ser desplazados de sus propiedades, y del lugar donde establecieron sus viviendas y negocios durante muchos años.
Las familias afectadas han expresado de manera categórica que no cederán su patrimonio, ya que en muchos casos se encuentran en juego tanto sus hogares como sus medios de sustento. Su determinación es mantenerse en el lugar que llaman hogar y donde construyeron sus vidas.
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Los pobladores resaltan que están acostumbrados a los sonidos y a la presencia del tren que circula en cualquier momento del día o de la noche en la zona urbana. Consideran que, a pesar de las molestias inherentes, han aprendido a convivir con las características propias de vivir cerca de las vías del ferrocarril.
En relación con la cuestión de los límites de seguridad, los pobladores señalan que, aunque ciertamente existen propiedades más cercanas a los 15 metros marcados actualmente por el gobierno federal, en el pasado algunas familias donaron terrenos para permitir el paso de las vías del tren. Esta decisión histórica, según mencionan, es una parte fundamental de la identidad y la historia de la comunidad.
Las familias en cuestión han compartido información sobre las intenciones gubernamentales de identificar terrenos alternativos. Sin embargo, han dejado en claro que permanecerán en sus hogares actuales y resistirán cualquier intento de reubicación. Su principal deseo es que se respeten sus derechos y su patrimonio, manteniendo sus viviendas a lo largo de las vías del tren.
Enfatizan que están dispuestos a defender sus hogares y su legado, que ha prevalecido más de 80 años en las márgenes de la red ferroviaria en el municipio de Huixtla.