En 1934, causa alta de manera oficial la primera mujer en el servicio activo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos (FAM), como afanadora de primera en la Intendencia General del Ejército.
A partir de ahí, ha sido una lucha constante para las mujeres poder ingresar a las filas del ejército y ser vistas como iguales de sus homólogos masculinos, los puestos se han ido ganando con mucho esfuerzo y la brecha se ha ido abriendo con el sacrificio y silencio de muchas de ellas que han padecido acoso, hostigamiento y adversidades por intentar estar en un espacio considerado masculino.
Sin embargo, formar parte del ejército es el sueño de cada vez más jóvenes mujeres que desean incursionar en él como una elección de vida.
Lamentablemente, aunque cada vez menos, hay algunas prácticas que persisten entre algunos elementos que se niegan a considerar a las mujeres como sus pares dentro del servicio militar.
Es el caso de María* sargento primero auxiliar de informática, quien continuamente ha sido hostigada en diversas formas, ella considera que con el fin de obligarla a renunciar pues lo que continuamente le han insinuado sus superiores cuando intenta denunciar las practicas de acoso en su contra.
Sin embargo, el abuso no había escalado hasta el día 23 de abril de 2022 cuando la sargento se encontraba en las instalaciones del cuartel general de la 36/a Zona Militar en Tapachula, aproximadamente a las 08:50 de la mañana cuando de forma sorpresiva fue atacada sexualmente por un superior.
Visiblemente afectada, María* narró a esta reportera, cómo se encontraba laborando normalmente en el servicio de archivo, su espacio de trabajo habitual, junto con sus compañeros.
“En ese momento estaba de pie, realizando mis actividades, fue entonces cuando el teniente coronel de infantería Dorian Polanco Trujillo, entró al recinto, sin que eso me pareciera extraño, hasta el momento en que, aprovechando que estaba de espaldas me sujetó de la cintura aproximando a mí su pelvis, pude sentir su entrepierna en mi cuerpo, me aterró.
Él estaba ahí haciéndome eso sin mi consentimiento, ahí estaban mis compañeros que, como yo, se sintieron sorprendidos por esa actitud, todo fueron segundos, pero Polanco Trujillo al mismo tiempo que me sujetaba de la cintura y me pegaba su pelvis, acercó su boca a mi cuello exhalando, sentí su aliento en mi oído derecho, yo estaba en shock, no podía creer lo que sucedía, nunca pensé que podrían llegar a tanto.
La situación no quedó ahí, aprovechando que me quedé paralizada por un instante, el teniente coronel, mi superior, rodeó mi cuerpo con sus manos colocándolas en mis senos, ahí fue cuando acerté a reaccionar, entre mi espanto por lo que ocurría alcancé a darme la vuelta y empujarlo intentando zafarme a pesar de la fuerza su abrazo que me aprisionaba”, narró la joven.
Quien luego explica cómo al notar su molestia, el teniente coronel Dorian Polanco, intentó fingir que todo había sido un "gracioso accidente", al decirle simplemente “te confundí con Karina, es que así me llevo con ella”.
En ese momento, “explica, me sentí ultrajada, humillada y muy, muy atemorizada pues no le había importado que había más personas en el lugar, no quería ni pensar lo que hubiera pasado si hubiese estado sola”.
Ya desde el mes de enero estaba siendo acosada al grado de que uno de mis superiores comenzó a acudir a la misma iglesia a la que yo asisto llegando incluso a hablar con el padre, como este otro tipo de hostigamientos ocurrían pero yo intentaba resistir, sé que es difícil este espacio para las mujeres, tenemos que esforzarnos el doble.
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Antes había sido enviada a espacios complicados que ni siquiera me correspondían, aún así he atendido a las órdenes de mis superiores sin replicar, entiendo, sin embargo, el acto de abuso sexual en mi contra sobrepasa cualquier tolerancia.
“Me siento ultrajada, no entiendo porqué me quieren obligar a renunciar a algo que amo, yo elegí ingresar al ejército porque amo a mi país y quería servirle, me gusta mi carrera a pesar de lo difícil que puede ser, me niego a aceptar que ser mujer me haya jugado en contra, pero ahora sé que esa es la realidad”, dice.
Tras lo ocurrido, María* decidió realizar una denuncia por lo que el 24 de abril de este mismo año, envió un correo a la Dirección General de Derechos Humanos y Observatorio para la Igualdad en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicana (FAM), sin embargo, el organismo se declaró incompetente para atender su queja “se hace de su conocimiento que citado Observatorio para la Igualdad carece de facultades para conocer las conductas que usted refiere” indica el documento firmado por “La Cor. Enfra. Jefa de Obsrio. Pricila Vianey Téllez Ruíz”.
Esta situación, cuenta, “me hizo sentir indefensa, ¿Qué debía hacer? Contraté un abogado e inicié una denuncia aunque, claro, el sistema es diferente porque se trata del ejército no es un juicio civil, esto tiene sus propias reglas, espero que se haga justicia pero mientras, temo por mi vida, tengo mucho miedo de que me hagan algo porque mi agresor está siendo protegido por miembros del alto mando”
Explica que el general de brigada Miguel Ángel Hernández Martínez, también perteneciente a la 36/a zona militar de Tapachula, quien le ha dado a conocer que si no retira la denuncia la hará despedir del Ejército Mexicano.
Desde que la sargento primero auxiliar de informática realizó su denuncia, ha sido el general Miguel Ángel quien ha estado interviniendo a través de sus influencias para dilatar el proceso de modo que la investigación sea sesgada y de ser posible, sobreseída para evitar que haya un castigo contra Dorian Polanco.
“Este hecho fue el que me orilló a romper el silencio y hablar sobre mi caso pues no quiero que esta injusticia quede impune, sé que hay otras mujeres que también han pasado por cosas similares y son obligadas de una forma y otra a guardar silencio, yo no quiero hacerlo, quiero alzar la voz no sólo para obtener justicia y que se me permita mantener mi puesto, mi rango y avanzar en mi carrera, sino para que otras jóvenes que vengan después de mi no tengan que vivir esto que es horrible”.
Actualmente María* quien ha pedido que su nombre sea omitido pues teme por su vida, sigue adelante con la denuncia que interpuso a pesar de lo que, dijo, parece un sistema creado no para dar ayuda a las víctimas sino a los victimarios, por ello busca que a través de hacer público lo que le ocurrió encuentre una pequeña defensa en la opinión pública.
*El nombre de la víctima fue cambiado por su seguridad