/ jueves 18 de enero de 2024

Carrereando la Chuleta | Que bailen otros

Así como hay platillos que son para disfrutarse, paladearlos, sentir cada uno de los sabores, de los aromas y condimentos, hay pláticas o entrevistas de las que uno queda con ese buen sabor de boca, como cuando termina uno la comida con un postre excepcional o un digestivo de esos que invitan a la sobremesa. Así fue la plática con Yamil Melgar. Reímos a carcajadas (bueno eso no es novedad), pero también tocamos los puntos más serios y complicados del quehacer político.

Primero lo atajé con trascendentales datos como el que muchos lo acusaban de no saber bailar, o de tener problemas para comer un hot dog con la habilidad que se requiere, porque es un arte que nadie debería menospreciar. Lógicamente se empezó a reír, pero hábil como es, mejor me habló de lo que sí sabe hacer, de los buenos números y resultados en las encomiendas que ha tenido: “Como tapachulteco, he tenido como propósito firme procurar siempre que prevalezca el sentido común, y creo que lo he logrado en mis distintos empleos. No es una ilusión, tampoco fueron premios de consolación. Soy un hombre de convicciones, firme en mi forma de conducirme en la vida, procurando siempre la alegría de mi familia y la cercanía de la gente”.

Yamil venía de una de las muchas reuniones que sostiene en su calidad de aspirante a la coordinación municipal de la Defensa de la Cuarta Transformación, por Tapachula –obviamente– y en eso ha invertido muchas horas últimamente, en escuchar las opiniones de los habitantes militantes de Morena; en todos los sectores, de todos los grupos poblacionales. Un ejercicio que le ha dejado muchos aprendizajes y un gran bonche de ideas.

No olvidemos que este señor es orgullosamente tapachulteco y lo que es mejor, quiere trabajar en el municipio y por el municipio, no nomás usarlo de trampolín: “Soy de acá. Soy de acá y no pienso irme”, dijo sin dudarlo y pensando en brindar respuestas y soluciones a todos, no sólo los que lo conocen o sus amigos, sino en el sector empresarial, la base social, los que lo acompañan en este proyecto, “para defender juntos los logros que se han obtenido en la Cuarta Transformación”.

¿Y de dónde sacas esa fortaleza?, le pregunté. “Mi padre, es un gran ejemplo para mí, don Antonio Melgar me dio buena escuela... Es mi obligación ser un buen ciudadano”, y bueno, hay que reconocer que es un hombre sin escándalos, ni personales ni profesionales, sin señalamientos públicos, y que porta con orgullo el apellido familiar.

Y con eso de que en la política las culpas ajenas parecieran que vienen con los cargos, aclaró que él no viene a pelearse con nadie ni a culpar a nadie, y que además, el éxito (que seguramente llegará) no será sólo de él sino de toda la gente que lo acompaña en este proyecto. “Veintiún años de resultados, en mi vida profesional y en la política, me respaldan; amo lo que hago, este soy yo y estoy respaldado por mucha gente que confía en mí. Estoy listo. Soy una persona preparada en lo intelectual y en lo emocional. En las distintas áreas en donde me desempeñado siempre he dejado buenos números; ha sido un gusto servirle Tapachula y al Estado de Chiapas, crecí rodeado de gente de mucho respeto, memoria que siempre pienso enaltecer… He procurado siempre conducirme con rectitud en estricto apego mis ideales y con la palabra trabajo como mi bandera”.

Usted y yo ya conocemos a Yamil Melgar, amable lector, un hombre que sabe respetar acuerdos y que muy entusiasmado nos dijo que hoy más que nunca se siente preparado para que con un plan de trabajo bien desarrollado, se logren plasmar todas las ideas, voluntades de Tapachula, para brindar soluciones. Hay que recordar que ha estado en encomiendas no menores en la Secretaría de Hacienda, en el Instituto Mexicano del Seguro Social, en la Secretaría de trabajo, Desarrollo y Previsión Social, así que experiencia la tiene, trabajo también, y para que ya no pase complicaciones, prometí enseñarle a comer cualquier cosa callejera. A bailar no, ahí que bailen otros. Comentarios a rgonzález@diariodelsur.com.mx

Así como hay platillos que son para disfrutarse, paladearlos, sentir cada uno de los sabores, de los aromas y condimentos, hay pláticas o entrevistas de las que uno queda con ese buen sabor de boca, como cuando termina uno la comida con un postre excepcional o un digestivo de esos que invitan a la sobremesa. Así fue la plática con Yamil Melgar. Reímos a carcajadas (bueno eso no es novedad), pero también tocamos los puntos más serios y complicados del quehacer político.

Primero lo atajé con trascendentales datos como el que muchos lo acusaban de no saber bailar, o de tener problemas para comer un hot dog con la habilidad que se requiere, porque es un arte que nadie debería menospreciar. Lógicamente se empezó a reír, pero hábil como es, mejor me habló de lo que sí sabe hacer, de los buenos números y resultados en las encomiendas que ha tenido: “Como tapachulteco, he tenido como propósito firme procurar siempre que prevalezca el sentido común, y creo que lo he logrado en mis distintos empleos. No es una ilusión, tampoco fueron premios de consolación. Soy un hombre de convicciones, firme en mi forma de conducirme en la vida, procurando siempre la alegría de mi familia y la cercanía de la gente”.

Yamil venía de una de las muchas reuniones que sostiene en su calidad de aspirante a la coordinación municipal de la Defensa de la Cuarta Transformación, por Tapachula –obviamente– y en eso ha invertido muchas horas últimamente, en escuchar las opiniones de los habitantes militantes de Morena; en todos los sectores, de todos los grupos poblacionales. Un ejercicio que le ha dejado muchos aprendizajes y un gran bonche de ideas.

No olvidemos que este señor es orgullosamente tapachulteco y lo que es mejor, quiere trabajar en el municipio y por el municipio, no nomás usarlo de trampolín: “Soy de acá. Soy de acá y no pienso irme”, dijo sin dudarlo y pensando en brindar respuestas y soluciones a todos, no sólo los que lo conocen o sus amigos, sino en el sector empresarial, la base social, los que lo acompañan en este proyecto, “para defender juntos los logros que se han obtenido en la Cuarta Transformación”.

¿Y de dónde sacas esa fortaleza?, le pregunté. “Mi padre, es un gran ejemplo para mí, don Antonio Melgar me dio buena escuela... Es mi obligación ser un buen ciudadano”, y bueno, hay que reconocer que es un hombre sin escándalos, ni personales ni profesionales, sin señalamientos públicos, y que porta con orgullo el apellido familiar.

Y con eso de que en la política las culpas ajenas parecieran que vienen con los cargos, aclaró que él no viene a pelearse con nadie ni a culpar a nadie, y que además, el éxito (que seguramente llegará) no será sólo de él sino de toda la gente que lo acompaña en este proyecto. “Veintiún años de resultados, en mi vida profesional y en la política, me respaldan; amo lo que hago, este soy yo y estoy respaldado por mucha gente que confía en mí. Estoy listo. Soy una persona preparada en lo intelectual y en lo emocional. En las distintas áreas en donde me desempeñado siempre he dejado buenos números; ha sido un gusto servirle Tapachula y al Estado de Chiapas, crecí rodeado de gente de mucho respeto, memoria que siempre pienso enaltecer… He procurado siempre conducirme con rectitud en estricto apego mis ideales y con la palabra trabajo como mi bandera”.

Usted y yo ya conocemos a Yamil Melgar, amable lector, un hombre que sabe respetar acuerdos y que muy entusiasmado nos dijo que hoy más que nunca se siente preparado para que con un plan de trabajo bien desarrollado, se logren plasmar todas las ideas, voluntades de Tapachula, para brindar soluciones. Hay que recordar que ha estado en encomiendas no menores en la Secretaría de Hacienda, en el Instituto Mexicano del Seguro Social, en la Secretaría de trabajo, Desarrollo y Previsión Social, así que experiencia la tiene, trabajo también, y para que ya no pase complicaciones, prometí enseñarle a comer cualquier cosa callejera. A bailar no, ahí que bailen otros. Comentarios a rgonzález@diariodelsur.com.mx