/ martes 29 de junio de 2021

Joyas Chiapanecas | La hermana secreta de Julio César


Aunque Julio César ignoraba la existencia de Noelia, su hermana bastarda, se alegró de conocerla y de enterarse de que se trataba de una alta funcionaria pública, de esas que tienen un ejército de choferes, guardaespaldas y sirvientes a su disposición.

Por el contrario, Noelia no ignoraba de la existencia de Julio César, sabía que era un hombre que luchaba a diario con la vida para salir adelante, que era un burócrata de media estofa, que su familia había venido a menos y que, aunque era un hombre inteligente, se ahogaba en la mediocridad de su mal pagado empleo.

El difunto padre de ambos siempre se había hecho cargo de Julio César, de su madre y del resto de los hermanos que eran hijos de su esposa, pero a la madre de Noelia no le había brindado su apoyo económico y sólo de vez en cuando le entregaba algún dinerillo para que le comprara un dulce o un juguete a la niña.

Julio César estudió en colegios caros y en una universidad privada, mientras que Noelia tuvo que conformarse con la educación pública y tal vez por ello, por saber que lo que no hiciera por ella misma, nadie más lo haría, había logrado escalar a un puesto en el que en un mes ganaba diez veces más que lo que su hermano Julio César percibía en un año.

Al saber que Julio César la buscaba, Noelia, que no era ninguna resentida social, lo recibió en su despacho y le brindó la ayuda que necesitaba para resolver sus problemas económicos pues, a pesar de todo, eran sangre de la misma sangre.

En agradecimiento, Julio César invitó a Noelia a su fiesta de cumpleaños, lo que la funcionaria consideró un halago, pues siempre sintió deseos de pertenencia a la familia de su padre, la cual ¿después de todo? también era su familia.

Aunque era una “nueva pobre”, la esposa de Julio César tenía mucho sentido del buen gusto y organizó la fiesta con especial dedicación, sin saber de la invitada “secreta” de su esposo.

Cuando la reunión estaba en su apogeo, tres camionetas último modelo se pararon afuera de la casa de Julio César, y de una de ellas emergió, triunfante y con regalo en mano, la orgullosa Noelia.

Sorprendida, la esposa de Julio César escuchó a su esposo decir: “mira Cielo, te presento a Noelia, es mi media hermana, hija de mi padre. En lugar de decir que le daba mucho gusto conocerla y sin pensar en lo mucho que les convenía aquella relación, la esposa de Julio César dijo a Noelia que no se explicaba el descaro que tenía para presentarse así, sin más ni más, en su casa; que no entendía su falta de dignidad.

Pidió a Julio César que la hiciera salir antes de que se enteraran de su presencia su suegra y sus cuñadas a quienes no tenía derecho a faltar el respeto de aquella forma.

Julio César iba a aclarar que Noelia no tenía la culpa de ser el producto de las aventuras de su padre, pero ya no tuvo tiempo porque su media hermana, sin pronunciar una sola palabra, partió de aquella casa, custodiada por sus guaruras, sin despedirse, sin conocer a sus sobrinos y sin dejar el regalo.


Correo: santapiedra@gmail.com

Instagram: @gran_duque_julio

Twitter: @hermosoduque



Aunque Julio César ignoraba la existencia de Noelia, su hermana bastarda, se alegró de conocerla y de enterarse de que se trataba de una alta funcionaria pública, de esas que tienen un ejército de choferes, guardaespaldas y sirvientes a su disposición.

Por el contrario, Noelia no ignoraba de la existencia de Julio César, sabía que era un hombre que luchaba a diario con la vida para salir adelante, que era un burócrata de media estofa, que su familia había venido a menos y que, aunque era un hombre inteligente, se ahogaba en la mediocridad de su mal pagado empleo.

El difunto padre de ambos siempre se había hecho cargo de Julio César, de su madre y del resto de los hermanos que eran hijos de su esposa, pero a la madre de Noelia no le había brindado su apoyo económico y sólo de vez en cuando le entregaba algún dinerillo para que le comprara un dulce o un juguete a la niña.

Julio César estudió en colegios caros y en una universidad privada, mientras que Noelia tuvo que conformarse con la educación pública y tal vez por ello, por saber que lo que no hiciera por ella misma, nadie más lo haría, había logrado escalar a un puesto en el que en un mes ganaba diez veces más que lo que su hermano Julio César percibía en un año.

Al saber que Julio César la buscaba, Noelia, que no era ninguna resentida social, lo recibió en su despacho y le brindó la ayuda que necesitaba para resolver sus problemas económicos pues, a pesar de todo, eran sangre de la misma sangre.

En agradecimiento, Julio César invitó a Noelia a su fiesta de cumpleaños, lo que la funcionaria consideró un halago, pues siempre sintió deseos de pertenencia a la familia de su padre, la cual ¿después de todo? también era su familia.

Aunque era una “nueva pobre”, la esposa de Julio César tenía mucho sentido del buen gusto y organizó la fiesta con especial dedicación, sin saber de la invitada “secreta” de su esposo.

Cuando la reunión estaba en su apogeo, tres camionetas último modelo se pararon afuera de la casa de Julio César, y de una de ellas emergió, triunfante y con regalo en mano, la orgullosa Noelia.

Sorprendida, la esposa de Julio César escuchó a su esposo decir: “mira Cielo, te presento a Noelia, es mi media hermana, hija de mi padre. En lugar de decir que le daba mucho gusto conocerla y sin pensar en lo mucho que les convenía aquella relación, la esposa de Julio César dijo a Noelia que no se explicaba el descaro que tenía para presentarse así, sin más ni más, en su casa; que no entendía su falta de dignidad.

Pidió a Julio César que la hiciera salir antes de que se enteraran de su presencia su suegra y sus cuñadas a quienes no tenía derecho a faltar el respeto de aquella forma.

Julio César iba a aclarar que Noelia no tenía la culpa de ser el producto de las aventuras de su padre, pero ya no tuvo tiempo porque su media hermana, sin pronunciar una sola palabra, partió de aquella casa, custodiada por sus guaruras, sin despedirse, sin conocer a sus sobrinos y sin dejar el regalo.


Correo: santapiedra@gmail.com

Instagram: @gran_duque_julio

Twitter: @hermosoduque