/ miércoles 5 de abril de 2017

Sin eufemismos

"No, gracias, me voy en taxi"

"Nunca bebas algo que no haya sido destapado frente a ti, ni fumes un cigarro regalado por un desconocido"

Anónimo

La tragedia en que cuatro personas perdieron la vida al partirse en dos el auto en que viajaban, ha recibido mucha atención mediática.

Quizá lo que impacta sea la forma en que quedó el automóvil o los detalles personales de las vidas de quienes fallecieron. Quizá simplemente se ha sobredimensionado.

El asunto es que esas tragedias no logran un cambio sensible en la población, un número mínimo de personas, si es que las hay, dejarán de conducir ebrias. Y un número más ínfimo aún, serán quienes dejen de abordar el vehículo de un cuate, amigo, conocido, para ser trasladados a pesar de saber que dicho conductor podría no estar en condiciones de manejar.

Entonces ¿Qué hacer?

Justo lo que cita el párrafo inicial de esta columna, mismo que me fue repetido durante toda mi adolescencia y juventud hasta hacerlo mi mantra y hoy se lo digo yo a mi hija.

También le digo que si sus amigos están bebidos no se suba al auto, que mejor tome un taxi, no importa si ellos opinan que es una "tonta". Le he dicho igual, que tampoco importa si ella está bebida o si se metió en problemas, que me llame y yo siempre acudiré por ella o le diré qué hacer, ya luego la regaño si el asunto lo amerita.

No es la pretensión de esta autora decir a cada quién cómo ejercer su paternidad o maternidad, lo que sí se pretende es crear la conciencia de que los hijos son esponjas y enseñarles es más sencillo de los 0 a los 14 años que después, es importante hablarles de lo que puede pasar en la medida de sus entendederas.

En medio del dolor un paliativo es buscar culpables, pero, en el caso que nos ocupa hablamos de adultos, personas que libremente eligieron beber y abordar el vehículo que sería conducido por una persona igual o más embriagada que ellos mismos.

¿Pudieron haber evitado su muerte si no les hubieran servido más alcohol? ¿Pudieron haberla evitado si no le hubieran permitido al chofer manejar? Es probable.

Sin embargo, no perdamos de vista que también lo habrían podido evitar si, haciendo uso del libre albeldrío hubieran dicho: No, gracias, me voy en taxi.

Hablamos de adultos, pensemos que los jóvenes son más influenciables y que por encajar, no caer mal o porque es el novio o la novia quien conduce, prefieren callar y subir.

Viene el período de asueto conocido como "Semana Santa" y el CIJ en Tapachula advierte que es cuando más alcohol consume la juventud.

Callar los peligros a que se exponen o ignorar la presión de grupo a que están expuestos, no va a evitar que beba. Explicarles, darles herramientas emocionales y apoyarlos, sí les puede ayudar a tomar una mejor decisión.

"No, gracias, me voy en taxi" suena fácil de decir, pero es muy difícil cuando todos presionan, habla con tu hija o hijo hoy, quizá eso le salve la vida mañana.

"No, gracias, me voy en taxi"

"Nunca bebas algo que no haya sido destapado frente a ti, ni fumes un cigarro regalado por un desconocido"

Anónimo

La tragedia en que cuatro personas perdieron la vida al partirse en dos el auto en que viajaban, ha recibido mucha atención mediática.

Quizá lo que impacta sea la forma en que quedó el automóvil o los detalles personales de las vidas de quienes fallecieron. Quizá simplemente se ha sobredimensionado.

El asunto es que esas tragedias no logran un cambio sensible en la población, un número mínimo de personas, si es que las hay, dejarán de conducir ebrias. Y un número más ínfimo aún, serán quienes dejen de abordar el vehículo de un cuate, amigo, conocido, para ser trasladados a pesar de saber que dicho conductor podría no estar en condiciones de manejar.

Entonces ¿Qué hacer?

Justo lo que cita el párrafo inicial de esta columna, mismo que me fue repetido durante toda mi adolescencia y juventud hasta hacerlo mi mantra y hoy se lo digo yo a mi hija.

También le digo que si sus amigos están bebidos no se suba al auto, que mejor tome un taxi, no importa si ellos opinan que es una "tonta". Le he dicho igual, que tampoco importa si ella está bebida o si se metió en problemas, que me llame y yo siempre acudiré por ella o le diré qué hacer, ya luego la regaño si el asunto lo amerita.

No es la pretensión de esta autora decir a cada quién cómo ejercer su paternidad o maternidad, lo que sí se pretende es crear la conciencia de que los hijos son esponjas y enseñarles es más sencillo de los 0 a los 14 años que después, es importante hablarles de lo que puede pasar en la medida de sus entendederas.

En medio del dolor un paliativo es buscar culpables, pero, en el caso que nos ocupa hablamos de adultos, personas que libremente eligieron beber y abordar el vehículo que sería conducido por una persona igual o más embriagada que ellos mismos.

¿Pudieron haber evitado su muerte si no les hubieran servido más alcohol? ¿Pudieron haberla evitado si no le hubieran permitido al chofer manejar? Es probable.

Sin embargo, no perdamos de vista que también lo habrían podido evitar si, haciendo uso del libre albeldrío hubieran dicho: No, gracias, me voy en taxi.

Hablamos de adultos, pensemos que los jóvenes son más influenciables y que por encajar, no caer mal o porque es el novio o la novia quien conduce, prefieren callar y subir.

Viene el período de asueto conocido como "Semana Santa" y el CIJ en Tapachula advierte que es cuando más alcohol consume la juventud.

Callar los peligros a que se exponen o ignorar la presión de grupo a que están expuestos, no va a evitar que beba. Explicarles, darles herramientas emocionales y apoyarlos, sí les puede ayudar a tomar una mejor decisión.

"No, gracias, me voy en taxi" suena fácil de decir, pero es muy difícil cuando todos presionan, habla con tu hija o hijo hoy, quizá eso le salve la vida mañana.