Los migrantes que llegan a México tras cruzar la frontera sur entre el país y Guatemala son excluidos de la atención médica, principalmente en Tapachula, ciudad que juntan un promedio de 30 mil personas en movilidad humana, indicó Miguel Gil, psicólogo de Médicos Sin Fronteras (MSF).
“El acceso a la atención médica para los migrantes no está garantizado, y mucho menos cuando se trata de salud mental. El acceso a los centros de salud sigue siendo muy restringido y en ocasiones discrimina a los migrantes”, enfatizó.
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Destacó que los migrantes están expuestos a la violencia extrema por la ruta migratoria de del Sudamérica, Centroamérica y por la ruta del sur al norte de México, esto, en su intento de llegar a los Estados Unidos, “Son una población flotante, ya que son miles las personas que ingresan todos los días al sur de México por este punto de entrada y muchas más desde Tapachula hacia la frontera norte del país”, expresó.
Precisó que ellos han atendido a migrantes que han sobrevivido a la violencia extrema, heridos con armas de fuego, mutilados o quienes presenciaron el asesinato de algún familiar.
Mencionó que son la única organización que da un tratamiento especial a personas migrantes que han sobrevivido a la violencia o tortura en su país de origen, tránsito o lugar de estadía, “Son un promedio de 173 migrantes que hemos atendido en la ciudad por las características específicas de los pacientes que atendemos en Médicos Sin Fronteras”, abundó.
Karokix Zamora Koop, coordinadora de MSF en Tapachula, indica que Tapachula no tiene la capacidad en infraestructura para atender a los miles de migrantes que llegan a la ciudad huyendo de la violencia extrema y tortura, “Este municipio no cuenta con la capacidad suficiente para brindar apoyo a esta población. No existen espacios ni servicios básicos dedicados a ello. Hay albergues administrados por otras organizaciones, pero no tienen la capacidad para atender a tanta gente y, en general, hay una falta de acceso a la atención médica”, manifestó.
Señaló que Tapachula tiene una gran demanda de servicio y los migrantes no tiene una capacidad económica para rentar un espacio, por ende, se les mira durmiendo en las calles, banquetas o parques de esta ciudad fronteriza.
Precisó que en la ciudad la mayoría de los migrantes son haitianos, hondureños, y recientemente ha aumentado significativamente el número de personas que siguen de Venezuela.
“Las personas que sufren violencia extrema a menudo tienen síntomas muy críticos como: estrés postraumático, depresión aguda y ansiedad. Algunos de nuestros pacientes no quieren seguir viviendo por el traumas que sufrieron”, abundó.
Puntualizó que durante el último año han ampliado sus actividades en atención a los sobrevivientes de violencia sexual, además, brindan apoyo psicológico a personas migrantes de Centroamérica, Sudamérica, África, Haití, y Cuba.
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