/ martes 10 de octubre de 2023

Carrereando la Chuleta | La oferta, la demanda, y el abuso

Allá por mi natal Xochiltepec, lugar en el que también nació la filósofa; terruño en el que vi mis primeros días y en donde la vida me dio los primeros tips de sobrevivencia –claro, siempre guiados y mejorados por la filósofa– había un señor que vendía una nieve de guanábana que era una verdadera delicia.

Siempre la vendía, aunque no fuera temporada, pero ese no es el punto, lo curioso de la historia es que el infeliz gritaba como tenor en ópera “nieve de guanábana” por las calles, y ya que salías corriendo como loco para que no se fuera, salía con su chingadera de que ya no había de guanábana, entonces te ofrecía el resto del repertorio: vainilla, mamey, limón, leche quemada, cajeta, ron con pasas, a veces coco o piña, y claro que le comprabas.

Pero ahí no termina la estrategia de ventas, resulta además que cualquiera de sus deliciosas nieves costaba un peso, y de dos sabores, pero la de guanábana (y vaya usted a saber dónde tenía la guanábana guardada o escondida, porque todavía no existía el Zuko) costaba dos pesos, y aún así, corrías porque era la primera que se acababa. Claro que no faltó quien le reclamara, o le preguntara porqué esa la daba más cara; simplemente decía “si no quiere no la compre, otro lo va a comprar”, y tenía toda la razón, es la mejor nieve de guanábana que he probado en mi vida.

A las rentas en Tapachula les está pasando lo mismo, nomás que no tienen la ventaja de ser las mejores. Cada vez es más difícil encontrar una casa a un precio justo. Ya había escrito algo sobre este tema, no hace mucho, pero resulta que de entonces al día de hoy, la situación se incrementó notablemente y los abusos de los que rentan los domicilios son más evidente que nunca.

En general (claro que siempre hay sus excepciones), lo que menos quieren los migrantes es tener problemas, así que aceptan lo que les den, y así, pequeños domicilios (o cuartitos) que anteriormente eran ocupados por cuatro personas, hoy hay hasta 10.

Oferta y demanda, dirán los expertos en economía, puede ser, pero para rentar un local, por ejemplo, necesitas ciertas garantías que ofrecerle a tu inquilino: baño, agua, drenaje, energía eléctrica, y el espacio necesario para que sea habitable.

¿Cuál es la autoridad que regula este hecho? ¿La instancia de gobierno que debería vigilar y evitar este tipo de abusos? Porque eso son. Los propietarios de estos pequeños cuartos cobran 100 pesos por día, por persona, lo que les retribuye en hasta 30,000 pesos a fin de mes, renta que obviamente cualquier tapachulteco en su sano juicio (e incluso uno que otro con problemas mentales) no pagaría. Es más, sería casi imposible que la pagáramos, o tal vez sí, si fuera toda una finca; pero resulta que el migrante sí lo paga, y lo que es más, no se queja.

Urge que el problema sea atendido debidamente por las autoridades, y tengo que reconocer que ahora sí no sé a quién le toca, pero de qué hay un problema en notable crecimiento, vaya que lo hay, y es que no crea que sólo afecta a los migrantes. No. Nos afecta a nosotros también, o cuénteme como le va si quiere ahorita rentar una casa, simplemente no hay, y si la encuentra es a precio de oro. Pero además se ha encarecido el transporte y otros servicios.

El fenómeno migratorio es muy complejo y a nosotros como paso de migrantes nos afecta muchísimo, cada vez en más formas, por eso es importante que se exija que las autoridades migratorias amplíen su campo de acción, porque alguien tiene que atender cosas como estas que rebasan por completo a una autoridad municipal, por ejemplo, porque es una política nacional, que obviamente no afecta igual a todo el país.

A ver cómo avanza esto.

Sugerencias y comentarios a rgonzalez@diariodelsur.com.mx

Allá por mi natal Xochiltepec, lugar en el que también nació la filósofa; terruño en el que vi mis primeros días y en donde la vida me dio los primeros tips de sobrevivencia –claro, siempre guiados y mejorados por la filósofa– había un señor que vendía una nieve de guanábana que era una verdadera delicia.

Siempre la vendía, aunque no fuera temporada, pero ese no es el punto, lo curioso de la historia es que el infeliz gritaba como tenor en ópera “nieve de guanábana” por las calles, y ya que salías corriendo como loco para que no se fuera, salía con su chingadera de que ya no había de guanábana, entonces te ofrecía el resto del repertorio: vainilla, mamey, limón, leche quemada, cajeta, ron con pasas, a veces coco o piña, y claro que le comprabas.

Pero ahí no termina la estrategia de ventas, resulta además que cualquiera de sus deliciosas nieves costaba un peso, y de dos sabores, pero la de guanábana (y vaya usted a saber dónde tenía la guanábana guardada o escondida, porque todavía no existía el Zuko) costaba dos pesos, y aún así, corrías porque era la primera que se acababa. Claro que no faltó quien le reclamara, o le preguntara porqué esa la daba más cara; simplemente decía “si no quiere no la compre, otro lo va a comprar”, y tenía toda la razón, es la mejor nieve de guanábana que he probado en mi vida.

A las rentas en Tapachula les está pasando lo mismo, nomás que no tienen la ventaja de ser las mejores. Cada vez es más difícil encontrar una casa a un precio justo. Ya había escrito algo sobre este tema, no hace mucho, pero resulta que de entonces al día de hoy, la situación se incrementó notablemente y los abusos de los que rentan los domicilios son más evidente que nunca.

En general (claro que siempre hay sus excepciones), lo que menos quieren los migrantes es tener problemas, así que aceptan lo que les den, y así, pequeños domicilios (o cuartitos) que anteriormente eran ocupados por cuatro personas, hoy hay hasta 10.

Oferta y demanda, dirán los expertos en economía, puede ser, pero para rentar un local, por ejemplo, necesitas ciertas garantías que ofrecerle a tu inquilino: baño, agua, drenaje, energía eléctrica, y el espacio necesario para que sea habitable.

¿Cuál es la autoridad que regula este hecho? ¿La instancia de gobierno que debería vigilar y evitar este tipo de abusos? Porque eso son. Los propietarios de estos pequeños cuartos cobran 100 pesos por día, por persona, lo que les retribuye en hasta 30,000 pesos a fin de mes, renta que obviamente cualquier tapachulteco en su sano juicio (e incluso uno que otro con problemas mentales) no pagaría. Es más, sería casi imposible que la pagáramos, o tal vez sí, si fuera toda una finca; pero resulta que el migrante sí lo paga, y lo que es más, no se queja.

Urge que el problema sea atendido debidamente por las autoridades, y tengo que reconocer que ahora sí no sé a quién le toca, pero de qué hay un problema en notable crecimiento, vaya que lo hay, y es que no crea que sólo afecta a los migrantes. No. Nos afecta a nosotros también, o cuénteme como le va si quiere ahorita rentar una casa, simplemente no hay, y si la encuentra es a precio de oro. Pero además se ha encarecido el transporte y otros servicios.

El fenómeno migratorio es muy complejo y a nosotros como paso de migrantes nos afecta muchísimo, cada vez en más formas, por eso es importante que se exija que las autoridades migratorias amplíen su campo de acción, porque alguien tiene que atender cosas como estas que rebasan por completo a una autoridad municipal, por ejemplo, porque es una política nacional, que obviamente no afecta igual a todo el país.

A ver cómo avanza esto.

Sugerencias y comentarios a rgonzalez@diariodelsur.com.mx