/ jueves 17 de febrero de 2022

Carrereando la chuleta | Ser periodista

Si le preguntamos a un niño que quiere ser policía, el por qué, difícilmente nos diría que porque quiere extorsionar, aliarse con el narco o torturar personas, y si es así urge lleven al chamaco al psicólogo; en general señalaría que le gustaría atrapar a los malos, ayudar a las personas y portar con orgullo un uniforme, porque independientemente de que haya policías que hagan lo que narraba primero, la inmensa mayoría tienen justo las cualidades que ven los niños, son personas que por casi nada, hay que ver cuánto ganan, incluso arriesgan su vida por salvar a otros.

Algo similar sucede con la labor periodística, cuando un joven se decide a ir por ese camino no es que tenga en la cabeza el ser el mejor extorsionador, por supuesto los hay, y a lo mejor son muchos, pero son más los que hacen una labor loable en la sociedad.

En las tragedias ¿quiénes son los primeros que están en la línea muchas veces haciendo labores que le corresponden a otros? Pues justo los periodistas y reporteros, por quienes el resto de la sociedad se entera de lo que acontece, de lo que hace falta. También gracias a ellos, principalmente al periodismo de investigación, es que se han destapado grandes casos de corrupción, sólo por mencionar algunos de los más famosos a nivel mundial, obviamente está el caso Watergate (1974) que llevó nada menos que a la renuncia del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, después de que dos reporteros del Washington Post revelaran las estrategias creadas desde la Casa Blanca para espiar a figuras políticas, reporteros, grupos activistas y funcionarios “desleales al Gobierno”. Otra investigación (que por cierto recibió el Pulitzer) fue la de los 17 mil casos de abusos sexuales de sacerdotes católicos contra niños, y que realizó un equipo del The Boston Globe.

Y así me podría seguir con muchos otros casos, pero más allá de los grandes escándalos, está el cómo ayuda la labor periodística al día a día de los ciudadanos. ¿Qué pasa cuando hay una injusticia que se quiere dar a conocer a ver si así las autoridades y la población pone en ello los ojos? Pues se busca a un periodista, y así se puede conocer desde el estatus de una calle que parece zona dinamitada por años afectando a cientos de personas, hasta la situación de personas a quienes explotan o esclavizan.

Ser periodista difícilmente es vivir en la opulencia, tener mansiones y viajar por el mundo, honestamente quien tiene eso en mente seguro puede hacer 50 cosas más que efectivamente se lo garanticen. Hay quien logra hacer un muy buen poderío, sobre todo cuando se vuelven dueños de medios de comunicación, nadie lo niega, pero una vez más, son la excepción y siguen otros fines, no el que persigue un reportero o un periodista que día a día anda en la búsqueda de lo que sucede más allá de la nariz del común de las personas.

Y ni hablar de aquellos que en el ejercicio de lo que amaban terminaron siendo el blanco de asesinos, delincuentes, políticos corruptos y un largo etcétera. Sólo en nuestro país esta labor es de alto riesgo, somos el tercer país con más asesinatos de periodistas y no estamos en ningún tipo de guerra (excepto con nosotros mismos pero ese es otro asunto); de ese tamaño es la importancia de lo que se hace en el gremio. Ni siquiera ha terminado febrero y ya van cinco en este año: Lourdes Maldonado, José Luis Gamboa, Margarito Martínez, Roberto Toledo y Heber López fueron asesinados en hechos distintos, en Veracruz, Baja California, Oaxaca y Michoacán. Mi más grande admiración para todos ellos.

Así las cosas con esta labor que tiene muchos asegunes pero que sin duda es una de las más hermosas que conozco.

Si le preguntamos a un niño que quiere ser policía, el por qué, difícilmente nos diría que porque quiere extorsionar, aliarse con el narco o torturar personas, y si es así urge lleven al chamaco al psicólogo; en general señalaría que le gustaría atrapar a los malos, ayudar a las personas y portar con orgullo un uniforme, porque independientemente de que haya policías que hagan lo que narraba primero, la inmensa mayoría tienen justo las cualidades que ven los niños, son personas que por casi nada, hay que ver cuánto ganan, incluso arriesgan su vida por salvar a otros.

Algo similar sucede con la labor periodística, cuando un joven se decide a ir por ese camino no es que tenga en la cabeza el ser el mejor extorsionador, por supuesto los hay, y a lo mejor son muchos, pero son más los que hacen una labor loable en la sociedad.

En las tragedias ¿quiénes son los primeros que están en la línea muchas veces haciendo labores que le corresponden a otros? Pues justo los periodistas y reporteros, por quienes el resto de la sociedad se entera de lo que acontece, de lo que hace falta. También gracias a ellos, principalmente al periodismo de investigación, es que se han destapado grandes casos de corrupción, sólo por mencionar algunos de los más famosos a nivel mundial, obviamente está el caso Watergate (1974) que llevó nada menos que a la renuncia del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, después de que dos reporteros del Washington Post revelaran las estrategias creadas desde la Casa Blanca para espiar a figuras políticas, reporteros, grupos activistas y funcionarios “desleales al Gobierno”. Otra investigación (que por cierto recibió el Pulitzer) fue la de los 17 mil casos de abusos sexuales de sacerdotes católicos contra niños, y que realizó un equipo del The Boston Globe.

Y así me podría seguir con muchos otros casos, pero más allá de los grandes escándalos, está el cómo ayuda la labor periodística al día a día de los ciudadanos. ¿Qué pasa cuando hay una injusticia que se quiere dar a conocer a ver si así las autoridades y la población pone en ello los ojos? Pues se busca a un periodista, y así se puede conocer desde el estatus de una calle que parece zona dinamitada por años afectando a cientos de personas, hasta la situación de personas a quienes explotan o esclavizan.

Ser periodista difícilmente es vivir en la opulencia, tener mansiones y viajar por el mundo, honestamente quien tiene eso en mente seguro puede hacer 50 cosas más que efectivamente se lo garanticen. Hay quien logra hacer un muy buen poderío, sobre todo cuando se vuelven dueños de medios de comunicación, nadie lo niega, pero una vez más, son la excepción y siguen otros fines, no el que persigue un reportero o un periodista que día a día anda en la búsqueda de lo que sucede más allá de la nariz del común de las personas.

Y ni hablar de aquellos que en el ejercicio de lo que amaban terminaron siendo el blanco de asesinos, delincuentes, políticos corruptos y un largo etcétera. Sólo en nuestro país esta labor es de alto riesgo, somos el tercer país con más asesinatos de periodistas y no estamos en ningún tipo de guerra (excepto con nosotros mismos pero ese es otro asunto); de ese tamaño es la importancia de lo que se hace en el gremio. Ni siquiera ha terminado febrero y ya van cinco en este año: Lourdes Maldonado, José Luis Gamboa, Margarito Martínez, Roberto Toledo y Heber López fueron asesinados en hechos distintos, en Veracruz, Baja California, Oaxaca y Michoacán. Mi más grande admiración para todos ellos.

Así las cosas con esta labor que tiene muchos asegunes pero que sin duda es una de las más hermosas que conozco.