/ lunes 11 de marzo de 2024

Gilberto Zafra Pinacho, la homeopatía como medicina alternativa

Originario de Oaxaca, nace el 22 de octubre de 1956. La mitad de su existencia viviendo en Tapachula, sirviendo y realizando la misión con la que llegó a este mundo

En casa no conoció otro médico que no fuera un homeópata quien tratara a toda la familia de cualquier mal.

Nació en el corazón de Oaxaca, la verde Antequera, por su cantera en edificios coloniales. En esa tierra mágica cursó todos sus estudios y cuando llegó el momento emigró, junto con otros compañeros, a la ciudad de México. Él iba al Politécnico Nacional; convertirse en médico era su vocación.

Egresa del Politécnico Nacional y se estaciona en la Ciudad de México colaborando en un dispensario médico, el mismo dispensario que fundaron cuando era pasante junto con otros compañeros en 1984, siendo compañero de estudios y amigo el Dr. Octavio Díaz.

En el año 1985 regresa a su estado natal. Antes conoce a la mujer con la que ha compartido toda una vida gracias a un primo de Miriam, con quien recientemente, el 14 de enero cumplieron 40 años de casados.

Su primer trabajo formal lo realiza en el IMSS Coplamar (1985-1989) y nace su primera hija Ita. Trabaja en la zona del Istmo de Tehuantepec como médico en las clínicas, sirviendo a los pobladores de Santa María Chimalapa, en donde estuvo un año, tiempo que nunca un médico había soportado.

San Dionicio del Mar, después Chahuites, Miahuatlán, entre las comunidades que sirvió siendo médico alópata. Y es que cursó 6 años de medicina alópata y homeópata a la vez. En 1988 nace su hijo Gibran.

Gilberto Zafra Pinacho es el médico alópata que adoptó esta tierra como suya, gracias a que su amigo, paisano y colega Octavio Díaz, casado con una dama que tenía familia en Tapachula, quien desde esta tierra, a través de un amigo de apellido Cárdenas, le enviaba información y correspondencia a Chahuites, Oaxaca, en donde Zafra Pinacho servía como médico.

Octavio le invitaba que viniera a Tapachula y en 1989, tras varias visitas a la ciudad, en la que compartía el consultorio de Octavio Díaz los fines de semana, decide venir el 8 de marzo de 1989, día del cumpleaños de su esposa y nacimiento del hijo de Octavio, así que le dice que se quede en el consultorio, y a partir de ese día la historia de Zafra Pinacho da un giro venturoso.

La vida de este genio de la medicina homeópata, joven, con dos hijos y deseos de triunfar, tuvo un cambio gracias a un paciente que lo invita para que cambie su domicilio a Escuintla, ofreciéndole que le conseguiría un consultorio, ya que muchos pacientes venían de esa zona.

Más de dos años estuvo en Escuintla prestando sus servicios y los fines de semana, el consultorio del amigo Octavio, era su espacio para recibir a sus pacientes.

Deja Escuintla y se instala en Huixtla. En 1996 decide separarse del consultorio del amigo Octavio, quien sin rivalidad alguna compartieron el mismo consultorio, abriendo uno propio.

Aquella invitación de Octavio Díaz Reyes es valorada con su esposa, quien le apoya y al año siguiente, el 8 de marzo de 1990, llega Miriam con sus dos hijos: Ita y Gibran, a Tapachula.

Gilberto Zafra Pinacho ha ganado prestigio y confianza a través de 35 años sirviendo como médico homeópata en Tapachula, un camino largo de trabajo y confianza en pacientes.

Cómo entender que la medicina homeopática es segura, y Zafra, por supuesto que es un hombre convencido, porque asegura tener pacientes a lo largo de 30 años, por distintos males desde luego. Aquellos niños que llegaron a su consultorio y hoy son padres de familia, le llevan a sus hijos y esto es confianza a la medicina que él receta.

Él anota que es más fácil aprenderte un antibiótico, ya que en la medicina homeopática, que busca aquellas substancias que tengan la capacidad de producir en un hombre sano efectos semejantes a la patología que se desea tratar, de ahí que el homeópata es un médico que realiza muchas preguntas, va al fondo, llega al estado emocional para tratar bien la enfermedad, estudia todas las modalidades del paciente.

Egresado de la única escuela en todo el mundo que está bajo el control de una institución, es el Instituto Politécnico Nacional, anotando que existen escuelas libres o asociaciones privadas que instruyen en el ramo.

Dos hijos: Itayetzi (Ita) y Gibran. Gibran decide estudiar periodismo, según el médico Zafra, inspirado por un amigo de la familia, por Alberto González Martínez, así que le aplican los exámenes y la prueba expone que su vocación está en las ciencias sociales, así que se inscribe la escuela Carlos Septien, de donde egresa con honores, destacándose en varios medios de comunicación, y actualmente colabora con TV Azteca.

Ita, desde niña dio muestras de una gran inteligencia, realizándose como licenciada en lenguas y obteniendo una beca para estudiar en Londres por espacio de año y medio. Antes, siendo joven, en un viaje por Europa, un problema del corazón la estaciona en un hospital al otro lado del mundo, en espera de un milagro. El milagro surge gracias a la grandeza del espíritu humano recibiendo un corazón. Ita vuelve, termina sus estudios y vive con todos los cuidados hasta que 17 años después, pierde la batalla por la vida.

Es imposible narrar con justicia cómo ha logrado sobrevivir. Zafra Pinacho se ha refugiado en el trabajo, en las consultas, tratando de pasar los días y en honor a su hija, continuar con su trabajo, sirviendo a sus pacientes.

-Mi esposa Miriam quiere irse de acá, desea volver a Oaxaca en donde radica toda la familia- y Gilberto le dice -Yo estoy contento acá, déjame planearlo porque implica cortar de golpe toda una vida en una tierra que nos ha dado todo-

Gilberto Zafra Pinacho, como todo extranjero arraigado en esta tierra, expresa que la gente de Tapachula es gente solidaria, amigable. -Tengo grandes amigos- no quiere abandonar Tapachula, porque siente un compromiso social, moral con sus pacientes de toda su vida profesional.

Zafra Pinacho no solo es sinónimo de prestigio y confianza en cuanto a medicina homeopática se trata, sino de un profesional que constantemente está investigando la conducta y la salud humana.


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Es el tercer hijo de seis del hogar de Pablo Zafra y Esperanza Pinacho, profesores de primaria, quien durante 35 años no ha dejado de investigar los avances de la ciencia, la conducta humana incluyendo emociones, y hoy, continúa tomando cursos, porque asegura que el médico nunca deja de aprender.

Originario de Oaxaca, nace el 22 de octubre de 1956. La mitad de su existencia viviendo en Tapachula, sirviendo y realizando la misión con la que llegó a este mundo.

¿Qué sigue? La vida de un médico es ayudar a los demás a curarse, es dar fe, confianza, y Gilberto Zafra es un profesional que tiene una maravillosa virtud: recibe al paciente y lo trata como si fuera su hermano.

morancarlos.escobar1958@gmail.com

En casa no conoció otro médico que no fuera un homeópata quien tratara a toda la familia de cualquier mal.

Nació en el corazón de Oaxaca, la verde Antequera, por su cantera en edificios coloniales. En esa tierra mágica cursó todos sus estudios y cuando llegó el momento emigró, junto con otros compañeros, a la ciudad de México. Él iba al Politécnico Nacional; convertirse en médico era su vocación.

Egresa del Politécnico Nacional y se estaciona en la Ciudad de México colaborando en un dispensario médico, el mismo dispensario que fundaron cuando era pasante junto con otros compañeros en 1984, siendo compañero de estudios y amigo el Dr. Octavio Díaz.

En el año 1985 regresa a su estado natal. Antes conoce a la mujer con la que ha compartido toda una vida gracias a un primo de Miriam, con quien recientemente, el 14 de enero cumplieron 40 años de casados.

Su primer trabajo formal lo realiza en el IMSS Coplamar (1985-1989) y nace su primera hija Ita. Trabaja en la zona del Istmo de Tehuantepec como médico en las clínicas, sirviendo a los pobladores de Santa María Chimalapa, en donde estuvo un año, tiempo que nunca un médico había soportado.

San Dionicio del Mar, después Chahuites, Miahuatlán, entre las comunidades que sirvió siendo médico alópata. Y es que cursó 6 años de medicina alópata y homeópata a la vez. En 1988 nace su hijo Gibran.

Gilberto Zafra Pinacho es el médico alópata que adoptó esta tierra como suya, gracias a que su amigo, paisano y colega Octavio Díaz, casado con una dama que tenía familia en Tapachula, quien desde esta tierra, a través de un amigo de apellido Cárdenas, le enviaba información y correspondencia a Chahuites, Oaxaca, en donde Zafra Pinacho servía como médico.

Octavio le invitaba que viniera a Tapachula y en 1989, tras varias visitas a la ciudad, en la que compartía el consultorio de Octavio Díaz los fines de semana, decide venir el 8 de marzo de 1989, día del cumpleaños de su esposa y nacimiento del hijo de Octavio, así que le dice que se quede en el consultorio, y a partir de ese día la historia de Zafra Pinacho da un giro venturoso.

La vida de este genio de la medicina homeópata, joven, con dos hijos y deseos de triunfar, tuvo un cambio gracias a un paciente que lo invita para que cambie su domicilio a Escuintla, ofreciéndole que le conseguiría un consultorio, ya que muchos pacientes venían de esa zona.

Más de dos años estuvo en Escuintla prestando sus servicios y los fines de semana, el consultorio del amigo Octavio, era su espacio para recibir a sus pacientes.

Deja Escuintla y se instala en Huixtla. En 1996 decide separarse del consultorio del amigo Octavio, quien sin rivalidad alguna compartieron el mismo consultorio, abriendo uno propio.

Aquella invitación de Octavio Díaz Reyes es valorada con su esposa, quien le apoya y al año siguiente, el 8 de marzo de 1990, llega Miriam con sus dos hijos: Ita y Gibran, a Tapachula.

Gilberto Zafra Pinacho ha ganado prestigio y confianza a través de 35 años sirviendo como médico homeópata en Tapachula, un camino largo de trabajo y confianza en pacientes.

Cómo entender que la medicina homeopática es segura, y Zafra, por supuesto que es un hombre convencido, porque asegura tener pacientes a lo largo de 30 años, por distintos males desde luego. Aquellos niños que llegaron a su consultorio y hoy son padres de familia, le llevan a sus hijos y esto es confianza a la medicina que él receta.

Él anota que es más fácil aprenderte un antibiótico, ya que en la medicina homeopática, que busca aquellas substancias que tengan la capacidad de producir en un hombre sano efectos semejantes a la patología que se desea tratar, de ahí que el homeópata es un médico que realiza muchas preguntas, va al fondo, llega al estado emocional para tratar bien la enfermedad, estudia todas las modalidades del paciente.

Egresado de la única escuela en todo el mundo que está bajo el control de una institución, es el Instituto Politécnico Nacional, anotando que existen escuelas libres o asociaciones privadas que instruyen en el ramo.

Dos hijos: Itayetzi (Ita) y Gibran. Gibran decide estudiar periodismo, según el médico Zafra, inspirado por un amigo de la familia, por Alberto González Martínez, así que le aplican los exámenes y la prueba expone que su vocación está en las ciencias sociales, así que se inscribe la escuela Carlos Septien, de donde egresa con honores, destacándose en varios medios de comunicación, y actualmente colabora con TV Azteca.

Ita, desde niña dio muestras de una gran inteligencia, realizándose como licenciada en lenguas y obteniendo una beca para estudiar en Londres por espacio de año y medio. Antes, siendo joven, en un viaje por Europa, un problema del corazón la estaciona en un hospital al otro lado del mundo, en espera de un milagro. El milagro surge gracias a la grandeza del espíritu humano recibiendo un corazón. Ita vuelve, termina sus estudios y vive con todos los cuidados hasta que 17 años después, pierde la batalla por la vida.

Es imposible narrar con justicia cómo ha logrado sobrevivir. Zafra Pinacho se ha refugiado en el trabajo, en las consultas, tratando de pasar los días y en honor a su hija, continuar con su trabajo, sirviendo a sus pacientes.

-Mi esposa Miriam quiere irse de acá, desea volver a Oaxaca en donde radica toda la familia- y Gilberto le dice -Yo estoy contento acá, déjame planearlo porque implica cortar de golpe toda una vida en una tierra que nos ha dado todo-

Gilberto Zafra Pinacho, como todo extranjero arraigado en esta tierra, expresa que la gente de Tapachula es gente solidaria, amigable. -Tengo grandes amigos- no quiere abandonar Tapachula, porque siente un compromiso social, moral con sus pacientes de toda su vida profesional.

Zafra Pinacho no solo es sinónimo de prestigio y confianza en cuanto a medicina homeopática se trata, sino de un profesional que constantemente está investigando la conducta y la salud humana.


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Es el tercer hijo de seis del hogar de Pablo Zafra y Esperanza Pinacho, profesores de primaria, quien durante 35 años no ha dejado de investigar los avances de la ciencia, la conducta humana incluyendo emociones, y hoy, continúa tomando cursos, porque asegura que el médico nunca deja de aprender.

Originario de Oaxaca, nace el 22 de octubre de 1956. La mitad de su existencia viviendo en Tapachula, sirviendo y realizando la misión con la que llegó a este mundo.

¿Qué sigue? La vida de un médico es ayudar a los demás a curarse, es dar fe, confianza, y Gilberto Zafra es un profesional que tiene una maravillosa virtud: recibe al paciente y lo trata como si fuera su hermano.

morancarlos.escobar1958@gmail.com

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