/ lunes 6 de mayo de 2024

10 poemas cortos y bonitos para dedicar a mamá

Los poemas dedicados a las madres abarcan una amplia gama de temas, desde la nostalgia por la infancia hasta el agradecimiento por el sacrificio y la dedicación

Con el Día de las Madres a la vuelta de la esquina, muchas personas buscan formas especiales de expresar su amor y gratitud hacia las figuras maternas en sus vidas. Entre los regalos clásicos como flores, tarjetas y dulces, los poemas también ocupan un lugar destacado, ofreciendo una manera única y conmovedora de transmitir emociones profundas.

Los poemas dedicados a las madres abarcan una amplia gama de temas, desde la nostalgia por la infancia hasta el agradecimiento por el sacrificio y la dedicación incondicional. Son una forma de celebrar el amor inquebrantable y el vínculo eterno que existe entre madre e hijos

Si buscas inspiración para expresar tus sentimientos en esta ocasión tan especial, aquí hay algunos poemas conmovedores que pueden servir como una hermosa dedicatoria:

Dulzura - Gabriela Mistral

Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...

El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...

Palabras a mi madre - Alfonsina Estorni

No las grandes verdades yo te pregunto, que
No las contestarías; solamente investigo
Sí, cuando me gestaste, fue la luna testigo,
Por los oscuros patios en flor, paseándose.

Y sí , cuando en tu seno de fervores latinos,
Yo escuchando dormía, un ronco mar sonoro
Te adormeció las noches, y miraste en el oro
Del crepúsculo, hundirse los pájaros marinos.

Porque mi alma es toda fantástica, viajera
Y la envuelve una nube de locura ligera
Cuando la luna nueva sube al cielo azulino.

Y gusta si el mar abre sus fuertes pebeteros.
Arrullada en un claro cantar de marineros
Mirar las grandes aves que pasan sin destino.

Amor eterno - Gustavo Adolfo Bécquer

Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.

¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.

A Mi Madre - Rubén Darío

Soñé que me hallaba un día
en lo profundo del mar:
sobre el coral que allí había
y las perlas, relucía
una tumba singular.Acerquéme cauteloso
a aquel lugar del dolor
y leí: «Yace en reposo
aquel amor no dichoso
pero inmenso, santo amor».La mano en la tumba umbría
tuve y perdí la razón.
Al despertar yo tenía
la mano trémula y fría
puesta sobre el corazón.

Cuando sea grande - Álvaro Yunque

Mamá: cuando sea grande
voy a hacer una escalera
tan alta que llegue al cielo
para ir a coger estrellas.

Me llenaré los bolsillos
de estrellas y de cometas,
y bajaré a repartirlos
a los chicos de la escuela.

Para ti voy a traerte,
mamita, la luna llena,
para que alumbre la casa
sin gastar en luz eléctrica.

A mi madre - Edgar Allan Poe

Porque creo que en los cielos, arriba,
los ángeles que uno a otro se susurran
no hallan entre sus palabras de amor
ninguna tan devota como “Madre”,

desde siempre te he dado yo ese nombre,
tú que eres más que madre para mí
y llenas mi corazón, donde la muerte
te puso, libre el alma de Virginia.

Mi propia madre, que murió muy pronto
no era más que mi madre, pero tú
eres la madre de a quien yo quería,

y así eres más querida tú que aquella,
igual que, infinitamente, a mi esposa
amaba más mi alma que a sí misma.

Caricia - Gabriela Mistral

Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...

El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...

Hay un lugar en el mundo - Alda Merini

Hay un lugar en el mundo donde el corazón late rápido,
donde te quedas sin aliento por la emoción que sientes,
donde el tiempo se detiene y ya no tienes edad.

Ese lugar está en tus brazos donde tu corazón no envejece,
mientras que tu mente nunca deja de soñar.

Apegado a mí - Gabriela Mistral

Velloncito de mi carne
que en mi entraña yo tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!

La perdiz duerme en el trébol
escuchándote latir:
no te turben mis alientos,
¡duérmete apegado a mí!

Hierbecita temblorosa
asombrada de vivir
no te sueltes de mi pecho
¡duérmete apegado a mí!

Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo hasta al dormir.
No resbales de mi brazo:
¡duérmete apegado a mí!

Doña Luz XVII - Jaime Sabines

Lloverás en el tiempo de lluvia,
harás calor en el verano,
harás frío en el atardecer.
Volverás a morir otras mil veces.

Florecerás cuando todo florezca.
No eres nada, nadie, madre.

De nosotros quedará la misma huella,
la semilla del viento en el agua,
el esqueleto de las hojas en la tierra.
Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras,
en el corazón de los árboles la palabra amor.

No somos nada, nadie, madre.
Es inútil vivir
pero es más inútil morir.

Con el Día de las Madres a la vuelta de la esquina, muchas personas buscan formas especiales de expresar su amor y gratitud hacia las figuras maternas en sus vidas. Entre los regalos clásicos como flores, tarjetas y dulces, los poemas también ocupan un lugar destacado, ofreciendo una manera única y conmovedora de transmitir emociones profundas.

Los poemas dedicados a las madres abarcan una amplia gama de temas, desde la nostalgia por la infancia hasta el agradecimiento por el sacrificio y la dedicación incondicional. Son una forma de celebrar el amor inquebrantable y el vínculo eterno que existe entre madre e hijos

Si buscas inspiración para expresar tus sentimientos en esta ocasión tan especial, aquí hay algunos poemas conmovedores que pueden servir como una hermosa dedicatoria:

Dulzura - Gabriela Mistral

Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...

El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...

Palabras a mi madre - Alfonsina Estorni

No las grandes verdades yo te pregunto, que
No las contestarías; solamente investigo
Sí, cuando me gestaste, fue la luna testigo,
Por los oscuros patios en flor, paseándose.

Y sí , cuando en tu seno de fervores latinos,
Yo escuchando dormía, un ronco mar sonoro
Te adormeció las noches, y miraste en el oro
Del crepúsculo, hundirse los pájaros marinos.

Porque mi alma es toda fantástica, viajera
Y la envuelve una nube de locura ligera
Cuando la luna nueva sube al cielo azulino.

Y gusta si el mar abre sus fuertes pebeteros.
Arrullada en un claro cantar de marineros
Mirar las grandes aves que pasan sin destino.

Amor eterno - Gustavo Adolfo Bécquer

Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.

¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.

A Mi Madre - Rubén Darío

Soñé que me hallaba un día
en lo profundo del mar:
sobre el coral que allí había
y las perlas, relucía
una tumba singular.Acerquéme cauteloso
a aquel lugar del dolor
y leí: «Yace en reposo
aquel amor no dichoso
pero inmenso, santo amor».La mano en la tumba umbría
tuve y perdí la razón.
Al despertar yo tenía
la mano trémula y fría
puesta sobre el corazón.

Cuando sea grande - Álvaro Yunque

Mamá: cuando sea grande
voy a hacer una escalera
tan alta que llegue al cielo
para ir a coger estrellas.

Me llenaré los bolsillos
de estrellas y de cometas,
y bajaré a repartirlos
a los chicos de la escuela.

Para ti voy a traerte,
mamita, la luna llena,
para que alumbre la casa
sin gastar en luz eléctrica.

A mi madre - Edgar Allan Poe

Porque creo que en los cielos, arriba,
los ángeles que uno a otro se susurran
no hallan entre sus palabras de amor
ninguna tan devota como “Madre”,

desde siempre te he dado yo ese nombre,
tú que eres más que madre para mí
y llenas mi corazón, donde la muerte
te puso, libre el alma de Virginia.

Mi propia madre, que murió muy pronto
no era más que mi madre, pero tú
eres la madre de a quien yo quería,

y así eres más querida tú que aquella,
igual que, infinitamente, a mi esposa
amaba más mi alma que a sí misma.

Caricia - Gabriela Mistral

Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...

El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...

Hay un lugar en el mundo - Alda Merini

Hay un lugar en el mundo donde el corazón late rápido,
donde te quedas sin aliento por la emoción que sientes,
donde el tiempo se detiene y ya no tienes edad.

Ese lugar está en tus brazos donde tu corazón no envejece,
mientras que tu mente nunca deja de soñar.

Apegado a mí - Gabriela Mistral

Velloncito de mi carne
que en mi entraña yo tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!

La perdiz duerme en el trébol
escuchándote latir:
no te turben mis alientos,
¡duérmete apegado a mí!

Hierbecita temblorosa
asombrada de vivir
no te sueltes de mi pecho
¡duérmete apegado a mí!

Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo hasta al dormir.
No resbales de mi brazo:
¡duérmete apegado a mí!

Doña Luz XVII - Jaime Sabines

Lloverás en el tiempo de lluvia,
harás calor en el verano,
harás frío en el atardecer.
Volverás a morir otras mil veces.

Florecerás cuando todo florezca.
No eres nada, nadie, madre.

De nosotros quedará la misma huella,
la semilla del viento en el agua,
el esqueleto de las hojas en la tierra.
Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras,
en el corazón de los árboles la palabra amor.

No somos nada, nadie, madre.
Es inútil vivir
pero es más inútil morir.

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