La marimba, ese instrumento que resuena con notas vibrantes y melódicas, tiene sus raíces profundamente arraigadas en la historia de México, su llegada al país se vincula con sucesos de la época colonial y la fusión cultural que caracterizó a aquellos tiempos.
Según el historiador, Rafael Tortajada, en el siglo XVI, el fraile dominico Bartolomé de las Casas, consternado por la devastación de la población indígena debido a enfermedades y trabajos forzosos, sugirió la importación de esclavos africanos, reconocidos por su fortaleza y resistencia. Entre estos esclavos, uno de ellos destacó: Marimbo.
Rafael Tortajada da a conocer el ingenio de Marimbo, quien transformó unas simples tablillas de madera de hormiguillo en el antecesor de la marimba contemporánea, este invento, ganó tal popularidad que fue necesario ser bautizado, y tomó el nombre de su creador.
En Chiapas, fue el 29 de junio de 1897, cuando la marimba se presentó formalmente como un instrumento perfeccionado. En el atrio de la iglesia de San Miguel del Pozo, en San Bartolomé de los Llanos, actualmente Venustiano Carranza, los habitantes maravillados fueron testigos del debut de este prodigioso instrumento.
La marimba no solo se arraigó en Chiapas, sino que se extendió por Centroamérica, siendo Corazón Borraz en Chiapas y Sebastián Hurtado en Guatemala, quienes casi simultáneamente, perfeccionaron la marimba de doble teclado, esta innovación permitió la creación de escalas cromáticas, llevando la música de la marimba a nuevas alturas sonoras.
En reconocimiento a esta rica herencia musical, la diputada federal Claudia Martínez Aguilar propuso el 20 de julio de 2020 la iniciativa para declarar el 29 de junio como el "Día Nacional de la Marimba". Esta propuesta busca honrar y preservar la importancia cultural y artística de la marimba en la identidad de México.